Colas Gutman

Perro Apestoso


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      Índice

       Portada

       Perro apestoso

       Créditos

       Perro Apestoso en busca de amo

       Perro Apestoso se convierte en vigilante

       Perro Apestoso en el refugio

       Perro Apestoso llega al Museo de los horrores

       Perro Apestoso salva a sus amigos

       Perro Apestoso regresa a casa

       En la misma serie

Colas nació en París en 1972. Empezó a contar historias con diez años, cuando en el colegio le mandaron una redacción a partir de la palabra «mosca». Y como él tenía la de la escritura detrás de la oreja, ya no paró. Desde entonces ha publicado un montón de libros para niños y niñas, muchos de ellos con moscas que pululan por ahí. La serie de Perro Apestoso es su mayor éxito, y uno de los personajes más entrañables de toda su bibliografía. Marc nació en Dijon en 1970. Es ilustrador, escritor y diseñador gráfico. Ha publicado decenas de libros para niños, entre los que destacan: La vuelta al mundo de Mouk (SM), Nunca hagas cosquillas a un tigre (Libros del Zorro Rojo) o Mi gran amigo Barkus (Astronave). La serie de Perro Apestoso es uno de sus mayores éxitos. Jamás había dibujado un perro tan pestilente y a la vez tan adorable, y al que le pasasen tantas cosas. ¡Y las que le quedan!

      Título original: Chien Pourri

      Diseño de colección y cubierta: Setanta

      Diseño de colección y cubierta: Setanta

       www.setanta.es

      © de la foto de Marc Boutavant: Chaplapla

      Texto de Colas Gutman

      Ilustraciones de Marc Boutavant

      © 2013, l’école des loisirs, París

      Publicado bajo el acuerdo de Isabelle Torrubia Agencia Literaria

      © de la traducción: Jan Martí, 2019

      © de la edición: Blackie Books S.L.U.

      Calle Església, 4-10

      08024 Barcelona

       www.blackiebooks.org

       [email protected]

      Maquetación: Newcomlab

      Primera edición digital: febrero de 2020

      ISBN: 978-84-17552-44-2

      Todos los derechos están reservados.

      Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación sin el permiso expreso de los titulares del copyright.

       Ben, que sacó a Perro Apestoso del cubo de la basura

       Perro Apestoso en busca de amo

      Perro Apestoso nació en la basura. Sobre él corren muchos rumores: que sus padres lo abandonaron, que huele a sardina, que no sabe distinguir la pata derecha de la izquierda... Todo es verdad. Y no solo eso, Perro Apestoso está lleno de pulgas y siempre va acompañado de su fiel club de fans: las moscas.

      Lo que nadie sabe es que bajo la pelambrera de este animal desgarbado se esconde un perro tan dulce y cariñoso como un perro labrador. Aunque mucho más feo que un labrador: su aspecto de vieja moqueta reseca espanta hasta a los niños más atrevidos.

      Perro Apestoso comparte cubo de la basura con Gatochato, otro desgraciado de la vida. A Gatochato lo atropelló un camión cuando tenía tres meses y por eso es tan plano. Es su mejor amigo y le ayuda a entender la vida, porque la mayoría de las veces Perro Apestoso no entiende nada.

      Un día encuentran en la basura un cordón de zapato andrajoso, y a Apestoso le viene a la cabeza una pregunta:

      —Oye, Gatochato, ¿por qué todos los perros llevan correa?

      —¡Pues porque tienen un amo!

      —¿Y eso qué es?

      —¿No sabes lo que es un amo?

      —No.

      A Perro Apestoso no saberlo le entristece muchísimo. No entiende por qué todos los perros tienen amo menos él. Claro que tampoco sabe lo que es un amo. Para consolarse, se zampa un yogur caducado y una piel de plátano pasada.

      —No te preocupes, yo te lo explico —le tranquiliza Gatochato.

      Tras escuchar a su amigo, y después de comerse tres cajas de raviolis rancios y relamer los restos de una lata de fuagrás, Perro Apestoso toma una decisión: encontrar un amo que lo quiera, lo cuide y le dé buen pienso.

      —Una cosa, ¿tú sabes si tiran amos a la basura?

      —No, Perro Apestoso, aquí no encontrarás un amo. Si quieres uno tendrás que recorrer mundo.

      Apestoso decide entonces que ya es hora de recorrer mundo, pero antes de irse le promete a Gatochato que volverá pronto, y que cuando lo haga le traerá una bomba de bicicleta para hinchar su cuerpo de gato aplastado. Acto seguido sale de la basura con decisión, con el pelaje lleno de pulgas y la cabeza de serrín, y emprende el rumbo.

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