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Índice
Perro Apestoso en busca de amo
Perro Apestoso se convierte en vigilante
Perro Apestoso llega al Museo de los horrores
Perro Apestoso salva a sus amigos
Título original: Chien Pourri
Diseño de colección y cubierta: Setanta
Diseño de colección y cubierta: Setanta
© de la foto de Marc Boutavant: Chaplapla
Texto de Colas Gutman
Ilustraciones de Marc Boutavant
© 2013, l’école des loisirs, París
Publicado bajo el acuerdo de Isabelle Torrubia Agencia Literaria
© de la traducción: Jan Martí, 2019
© de la edición: Blackie Books S.L.U.
Calle Església, 4-10
08024 Barcelona
Maquetación: Newcomlab
Primera edición digital: febrero de 2020
ISBN: 978-84-17552-44-2
Todos los derechos están reservados.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación sin el permiso expreso de los titulares del copyright.
Perro Apestoso en busca de amo
Perro Apestoso nació en la basura. Sobre él corren muchos rumores: que sus padres lo abandonaron, que huele a sardina, que no sabe distinguir la pata derecha de la izquierda... Todo es verdad. Y no solo eso, Perro Apestoso está lleno de pulgas y siempre va acompañado de su fiel club de fans: las moscas.
Lo que nadie sabe es que bajo la pelambrera de este animal desgarbado se esconde un perro tan dulce y cariñoso como un perro labrador. Aunque mucho más feo que un labrador: su aspecto de vieja moqueta reseca espanta hasta a los niños más atrevidos.
Perro Apestoso comparte cubo de la basura con Gatochato, otro desgraciado de la vida. A Gatochato lo atropelló un camión cuando tenía tres meses y por eso es tan plano. Es su mejor amigo y le ayuda a entender la vida, porque la mayoría de las veces Perro Apestoso no entiende nada.
Un día encuentran en la basura un cordón de zapato andrajoso, y a Apestoso le viene a la cabeza una pregunta:
—Oye, Gatochato, ¿por qué todos los perros llevan correa?
—¡Pues porque tienen un amo!
—¿Y eso qué es?
—¿No sabes lo que es un amo?
—No.
A Perro Apestoso no saberlo le entristece muchísimo. No entiende por qué todos los perros tienen amo menos él. Claro que tampoco sabe lo que es un amo. Para consolarse, se zampa un yogur caducado y una piel de plátano pasada.
—No te preocupes, yo te lo explico —le tranquiliza Gatochato.
Tras escuchar a su amigo, y después de comerse tres cajas de raviolis rancios y relamer los restos de una lata de fuagrás, Perro Apestoso toma una decisión: encontrar un amo que lo quiera, lo cuide y le dé buen pienso.
—Una cosa, ¿tú sabes si tiran amos a la basura?
—No, Perro Apestoso, aquí no encontrarás un amo. Si quieres uno tendrás que recorrer mundo.
Apestoso decide entonces que ya es hora de recorrer mundo, pero antes de irse le promete a Gatochato que volverá pronto, y que cuando lo haga le traerá una bomba de bicicleta para hinchar su cuerpo de gato aplastado. Acto seguido sale de la basura con decisión, con el pelaje lleno de pulgas y la cabeza de serrín, y emprende el rumbo.
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