Maira Àngels Julivert

Las Abejas


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      Texto: María Ángels Julivert

      Licenciada en Biología,

      especialidad en Zoología

      Ilustraciones: Carlos de Miguel

      Dirección de edición: José Ma Parramón Homs Realización editorial: Isidro Sánchez Dirección de arte: Antoni Inglés Dirección de producción: Rafael Marfil

      © Copyright Parramon Paidotribo—World Rights

      Published by Parramon Paidotribo, S.L., Badalona, Spain

      ISBN: 84-342-1187-4

      ISBN EPUB: 978-84-9910-300-6

       EL FASCINANTE MUNDO DE...

       LAS ABEJAS

      LA ABEJA, UN INSECTO SOCIAL

      Las abejas pertenecen al orden de los himenópteros, como las avispas y las hormigas.

      Su cuerpo, pequeño y peludo, está dividido en tres partes: cabeza, tórax y abdomen.

      Las abejas poseen en la cabeza los órganos sensoriales que les permiten saber lo que sucede a su alrededor.

      A través de los grandes ojos compuestos, pueden orientarse en sus vuelos y distinguen los colores de las flores.

      Cabeza: Dos ojos compuestos, tres ojos simples y dos antenas.

      En las antenas poseen los sentidos del oído, el olfato y el tacto, imprescindibles cuando se encuentran en la oscuridad de la colmena. Por el olor pueden reconocer a sus compañeras y detectar a sus enemigos.

      Las abejas son insectos sociales; esto significa que viven en una comunidad donde cada abeja desempeña una función determinada, imprescindible para la supervivencia de la colonia.

      Hay tres tipos de abejas en una colmena: una reina, miles de obreras, muy trabajadoras, y centenares de zánganos, rechonchos y perezosos.

      Tórax: Dos pares de alas y tres pares de patas.

      Abdomen: La reina y las obreras poseen aguijón.

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      Las abejas son insectos sociales y, como tales, viven en una comunidad, en la que cada casta tiene encomendadas distintas funciones que hacen posible la supervivencia de toda la colonia. En este libro descubrirás la organización social de una de las más conocidas especies de abejas: la abeja melífera o Apis mellifica; en la ilustración puedes ver los panales de una colmena instalada en el tronco de un árbol.

      LAS ABEJAS CAMBIAN DE CUERPO

      Durante su ciclo vital, las abejas pasan por cuatro etapas muy diferenciadas:

      image Huevo.

      image Larva.

      image Ninfa.

      image Adulto.

      Al igual que las mariposas, sufren una metamorfosis: las larvas son muy diferentes de los adultos y su cuerpo sufre cambios muy importantes durante su desarrollo.

      ¿Te gustaría seguir el proceso?

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      La metamorfosis de las obreras dura 21 días, la de los zánganos 24 y la de la reina 16.

      La reina pone un huevo en una pequeña cavidad, llamada celdilla. Todos los huevos tienen el mismo aspecto, pero pueden ser de dos tipos: huevos fecundados, de los que nacerán hembras, y huevos no fecundados, de los que saldrán machos.

      Al cabo de tres días, nace la larva, que no tiene alas, ni patas y su aspecto recuerda al de un pequeño gusano. La larva come mucho y crece rápidamente; en poco tiempo, ocupa toda la celdilla.

      En este momento, entra en la fase de ninfa o pupa y las obreras cierran la entrada de la celdilla. Allí oculta, empieza su increíble transformación; poco a poco, su cuerpo cambia de aspecto y va desarrollando las alas y las patas.

      Una vez finalizada la metamorfosis, sale la abeja adulta, completamente formada.

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      Desarrollo de la metamorfosis: 1 La reina pone un huevo en una celdilla. 2 y 3. Obreras atendiendo a las larvas e inspeccionando las celdillas. 4 a 7. Larva. 8 y 9. Ninfa. 10 y 11. La abeja adulta comienza a romper la celdilla.

      LA PAREJA IDEAL: LA REINA Y EL ZÁNGANO

      Hay una sola reina en cada colonia y es la única hembra capaz de poner huevos.

      La reina no sale nunca de la colmena y durante toda su vida, que dura de tres a cinco años, se dedica exclusivamente a poner huevos.

      La reina nace de un huevo fecundado y la larva es alimentada de forma especial por las obreras durante su crecimiento.

      Puedes distinguirla del resto de habitantes de la colmena por su tamaño: es la más grande, tiene el abdomen más alargado y su aguijón es liso y curvado.

      A diferencia de las obreras, no ataca al hombre u otros animales y sólo utiliza su aguijón contra otras reinas. Puede llegar a poner hasta 2.000 huevos al día, aunque la puesta varía, dependiendo, entre otras causas, de la edad de la reina.

      Los machos o zánganos no realizan ningún trabajo. Son incapaces de procurarse alimento y no tienen aguijón.

      Lo más espectacular son sus enormes ojos, formados por un número mucho más elevado de facetas que los de las obreras o los de la reina. Viven unos tres meses y su única función es fecundar a las jóvenes reinas.

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      Es posible que todas las abejas te parezcan iguales. Sin embargo, no es difícil apreciar diferencias entre la reina, que es de mayor tamaño y posee un largo y esbelto abdomen; las obreras, las más pequeñas, y los zánganos, que tienen el abdomen más corto y rechoncho que la reina. Las siluetas muestran el tamaño real medio de las reinas, las obreras y los zánganos.

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      La reina está siempre rodeada de obreras, que no cesan de tocarla con las antenas; a través de ellas reciben unas hormonas, llamadas feromonas. Las obreras se tocan también unas a otras y, de este modo, la energía de la reina se transmite por toda la colmena.

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