Jorge Ayala Blanco

La novedad del cine mexicano


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      La novedad del cine mexicano

      Colección

      Miradas en la Oscuridad

      Letras Fílmicas

      Centro Universitario de Estudios Cinematográficos

      Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial

      Jorge

      Ayala Blanco

      La novedad

      del cine mexicano

      Universidad Nacional Autónoma de México

      México, 2018

      A mi hija Ximena,

      en el arduo umbral

      de la residencia médica.

      Las innovaciones formales de los grandes maestros

      siempre conservan cierta discreción; ésta es la

      verdadera perfección; sólo los maestrillos

      insisten en que se note la novedad.

      Milan Kundera, Un encuentro

      México es un país extraordinariamente fuerte,

      ni siquiera los mexicanos han logrado destruirlo.

      Luis Cardoza y Aragón

      Prólogo

      La novedad del cine mexicano aquí está ya, aquí es talla, aquí está allá, aquí estalla.

      * * *

      Perseguir la refulgencia de la novedad, el espíritu de los tiempos inasibles, el reflexivo entusiasmo y la desilusión instintiva, a la sombra y a la zaga de los acontecimientos o creyendo anticiparse a ellos, sin lograr evitarlos ni evadirlos, los hechos que ocurren ante la incapacidad total de registrarlos o proyectarlos, o ambas cosas, en su complejidad, reduciéndolos a una mueca o un atisbo de belleza gestual, la perplejidad frente a lo que pasa para nunca y para nada, ocultando su sentido, antes de retornar al anonimato y a la insignificancia.

      * * *

      La novedad, la novedad genuina y evidente, o la sensación de novedad, la novedad aparente y flagrante, la sensación de novedad que se desprende o se funde con ésta, la apertura hacia territorios por explorar, la eclosión de registros extremos, la revelación de mundos diminutos que inspiran universos expresivos o al revés, los mismos materiales comunes y tradicionales pero en formas contemporáneas, la modernidad vuelta posmodernidad o hipermodernidad o transmodernidad (“Modernos, como nos gusta sentirnos mientras estamos vivos”, decía desde ultratumba el Guy de Maupassant en El placer de Max Ophüls, 1952), las perspectivas diferentes en formas menos o más afortunadas, los intempestivos giros estéticos, las orientaciones insolubles del discurso.

      * * *

      Lo nuevo aquí es algo que pasa fuera de nuestros sentidos y nos despierta el ánimo de ser interpretado aunque en realidad está siendo reinterpretado, descifrado y vuelto a imaginar, pasando por los más diversos campos de nuestra imaginación: a través de la palabra, la idea, la imagen en sí y el cuerpo irreductible del estímulo igualmente imposible de reducir. Para plantearnos, en todos los casos de este reflejo orgánico, las mismas preguntas pertinentes e impertinentes a la vez: ¿qué es lo nuevo en el cine?, ¿hay algo nuevo en el nuevo cine mexicano, o simplemente sólo algo reciente? O bien, de la escalada de numerosos filmes producidos en México, que hubieron de alcanzar la cifra histórica de 166 sólo en 2016, ¿cuántos habrán de llegar a las carteleras comerciales o alternativas (Cineteca Nacional, el centenar de festivales fílmicos)?, y de ellos, ¿cuántos y cuáles serán los realmente novedosos o innovadores?

      * * *

      Dada su pertenencia a una serie de libros elaborados por orden alfabético y sus contenidos actualizados, este libro también se halla integrado por una capitulación análoga a la de los volúmenes precedentes. El primero, “La novedad póstuma”, corresponde a las películas de los cineastas veteranos. El segundo, “La novedad summa”, a los cineastas con cierta obra acumulada y notable experiencia en su oficio. El tercero, “La novedad prima”, se dedica a los realizadores debutantes, que por lo general echan toda la carne al asador. El cuarto, “La novedad secunda”, incluye la obra de los directores que han logrado llevar a buen puerto algo tan naufragable de antemano como un segundo proyecto. El quinto, “La novedad documenta”, se consagra en exclusiva a las películas documentales más o menos tradicionales, y a las docuficcionales que ya las desbordan en número. El sexto, “La novedad mínima”, rastrea como puede un territorio tan infrecuentable, incluso por especialistas, como lo ha llegado a ser el cortometraje. Y a modo de culminación perentoria, el séptimo capítulo, “La novedad feminea”, reproduce la estructura resultante, pero ahora referida al cine hecho por mujeres mexicanas o regidas por una personalidad femenina dominante.

      * * *

      Como es ya habitual en esta serie, con excepción del apartado de Tierra de cárteles del estadunidense Matthew Heineman, todos los materiales ensayísticos contenidos en este volumen son rigurosa y absolutamente inéditos.

      Cuauhtémoc, Ciudad de México

      enero 2016 - febrero 2017

      1. La novedad póstuma

      Podría apostarse a que el hombre se borrará,

      como en los límites del mar un rostro de arena.

      Michel Foucault, Las palabras y las cosas

      La novedad esperpéntica

      En la coproducción con España La calle de la amargura (Productora 35 - Foprocine / Imcine - Wanda Visión - Equipment & Film Design - Alebrije Cine y Video - Cinema Máquina, 99 minutos, 2015), neopóstumo opus ficcional 28 del persistente veterano sobreviviente del priismo echeverrista de 73 años Arturo Ripstein (desde el prometedor Tiempo de morir, 1965, hasta los infumables El carnaval de Sodoma, 2006, y Las razones del corazón, 2011), con impertérrito guion más dominante que nunca de su esposa-colaboradora habitual Paz Alicia Garciadiego basado en un hecho verídico de la nota roja chilanga (donde perdieron la vida los luchadores profesionales Espectrito y La Parkita en un hotel de paso de la Delegación Cuauhtémoc) ahora adornada con sendos harapos literarios, la famélica prostituta sexagenaria que al envejecer ajadísima se ha visto despojada hasta del sitio preferencial donde ejercía su oficio hoy ocupado por sexoservidoras chamacas Adela (Patricia Reyes Spíndola) sobrevive explotando a una anciana mendiga anónima y baldada (Leticia Gómez Rivera) a la que aloja en su cuchitril para arrastrarla por las mañanas hacia lugares estratégicos donde ejercer su lucrativa actividad, pero un mal día se le ocurre entrar en complicidad con su vecina también prostituta jodida con marido travesti a escondidas Dora (Nora Velázquez) para narcotizar y esquilmar de sus billetes, al salir de una pelea nocturna en la arena deportiva, a los gemelos luchadores enmascarados enanos Alejandro La Muerte Chiquita (Juan Francisco Longoria) y Alberto El Akita (Guillermo López), ambos tiránicos madreadores de sus esposas de estatura normal y ambos edipizados por su madre Doña Epi (Sylvia Pasquel), pero con tan mala fortuna para las güilas asaltantes que, ya saciados uno y otro en el hotel de paso Laredo, la dosis de gotas para los ojos utilizadas como narcótico resulta excesiva debido a su tamaño, por lo que, cuando esos artistas del pancracio amanecen difuntos, las turbulentas parcas involuntarias huyen despavoridas y se refugian en sus respectivos cuchitriles, al lado de sus seres amorodiados, sólo para ser denunciadas por algunas frustradas hembras testigos de sus fechorías ante el Comandante investigador entregado a profundas cogitaciones taradas (Eligio Meléndez) y su servil ayudante narciso Juanes (Alberto Estrella), quienes lograrán aprehenderlas paralizadas por el miedo y el entredevoramiento