Loris Zanatta

Populismo jesuita


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      LORIS ZANATTA

       EL POPULISMO JESUITA

      Perón, Fidel, Chávez, Bergoglio

      Traducción de Diego Bigongiari

Edhasa

      “¿Existe un “populismo jesuita”? ¿América Latina es su tierra elegida? La respuesta de este libro es inequívoca: sí, existe e impregna a la historia.” Con esas preguntas, y esa afirmación, comienza Loris Zanatta su ensayo. El origen de esa historia está en la Conquista, con las primeras misiones jesuíticas, que llegan al nuevo mundo con la idea de instaurar el reino de dios en la tierra.

      Luego, en el siglo XX, América Latina fue pródiga en la emergencia de líderes populistas de raíz cristiana. Sin necesidad de hacer un inventario completo, podemos citar a Juan Domingo Perón, Fidel Castro, Hugo Chávez. Más allá de sus diferencias, tienen un rasgo común: la utopía de un pueblo armónico unido a su líder por una fe política tan intensa e inflexible que es una fe religiosa. Una comunión espiritual.

      Esta teología política ha tomado nuevos bríos en el siglo XXI, gracias a la presencia y la prédica del Papa Francisco. Aquellos que no participan de ella, quedan fuera del pueblo y son el enemigo. Tienen distintos nombres: liberalismo, culto de lo individual, lo extranjero, capitalismo egoísta. Proponen el odio, mientras el populismo afirma predicar el amor.

      Todo está legitimado por la batalla contra quienes son hostiles a la patria soberana y la pureza original del pueblo. Pero como demuestra Loris Zanatta en este libro desafiante y esclarecedor, los resultados resultan al menos paradójicos, cuando no desastrosos. En vez de proponer modelos que generen riqueza, se lucha contra ella, porque es sinónimo de corrupción. Al mismo tiempo, se eterniza y profundiza la pobreza, que es una garantía de integridad moral. Al cabo, el auténtico legado de estos populismos jesuitas es el llamado pobrismo. Con su correlato natural: más desigualdad, más autoritarismo, más intolerancia, menos crecimiento y menos pluralismo.

      Zanatta, Loris

      El populismo jesuita : Perón, Fidel, Bergoglio / Loris Zanatta. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Edhasa, 2021.

      Libro digital, EPUB

      Archivo Digital: descarga y online

      Traducción de: Diego Bigongiari.

      ISBN 978-987-628-622-0

      1. Ensayo Económico. I. Bigongiari, Diego, trad. II. Título.

      CDD 320.5662

      Título original: Il populismo gesuita

      Diseño de cubierta: Juan Balaguer

      Edición en formato digital: julio de 2021

      Primera edición: junio 2021

      © Loris Zanatta, 2020

      © 2020, Gius. Laterza & Figli, All rights reserved

      © de la traducción Diego Bigongiari, 2020

      © de la presente edición Edhasa, 2021

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      ISBN 978-987-628-622-0

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      Conversión a formato digital: Libresque

      Introducción

      ¿Existe un “populismo jesuita”? ¿América Latina es su tierra elegida? La respuesta de este libro es inequívoca: sí, existe e impregna a la historia latinoamericana. ¿Pero qué es, cómo es, dónde está? Antes de responder, página tras página, mejor precisar los límites y el alcance del título: no es provocador, sino la mejor síntesis posible de un fenómeno histórico importante y complejo.

      Los límites son obvios: no todos los populismos latinos son “jesuitas”, no todos los jesuitas son “populistas”. Va de suyo, pero mejor precisarlo. Es más: el “populismo jesuita” no es exclusivo de los jesuitas. A veces su rol es masivo y evidente, otras veces es indirecto, episódico, implícito; encontraremos también jesuitas hostiles al “populismo jesuita” y populismos ignorantes o inconscientes de sus remotas raíces jesuíticas. Esta, por lo tanto, no es una historia de la Compañía de Jesús en América Latina, para nada. Los jesuitas son en parte protagonistas, pero son el adjetivo, no el sustantivo.

      Entonces, ¿de qué se trata? ¿Del ave fénix? No: el “populismo jesuita” tiene límites difuminados, pero es una realidad bien concreta, cuyo alcance trasciende tales límites. Es un hilo antiguo y robusto que atraviesa la historia latinoamericana. Peronismo, castrismo, chavismo: los más potentes populismos latinos están unidos por ese hilo. En pocas palabras, es el hilo de la cristiandad hispánica, de la visión del mundo que moldeó durante siglos a América Latina.

      El “populismo”, se sabe, es un fenómeno moderno, hijo de la “soberanía del pueblo”: comenzaré por lo tanto explicando qué entiendo con esta palabra abusada. Pero para llegar a los “populismos jesuitas” será bueno tomarla desde lejos, recorrer las etapas necesarias. La primera es precisamente aquella de la cristiandad hispánica: en aquella edad todavía dominada por lo sagrado, los reyes católicos ambicionaban restaurar el Reino de Dios en la tierra, crear un orden temporal que como un organismo natural replicará el diseño divino, forjar un “pueblo” puro y armónico, cohesionado y devoto a los preceptos morales de la Iglesia. Y si la realidad solía ser mucho más prosaica que semejante fin, para mantenerlo vivo lo cuidaban las órdenes misioneras, jesuitas a la cabeza. Tal fue el espíritu de las misiones en Paraguay. Las animaba una visión escatológica del mundo: evangelizar, convertir, redimir al “pueblo”, salvarse el alma salvándosela.

      La segunda etapa es aquella de la “corrupción” del pueblo y de la “disgregación” de su unidad orgánica: la edad de lo sagrado vira hacia el atardecer, la edad secular avanza. Revolución científica e industrial, iluminismo, liberalismo, capitalismo y aún más: ascenso del Estado-nación y declinación de los imperios universales, separación entre política y religión, entre ciudadano y creyente, conflictos entre fe y razón, colectividad e individuo. Desde principios del siglo XVIII hasta la Primera Guerra Mundial, el Reino se derrumbó sin remedio; forzado a la defensiva, el sueño triunfal y militante de los jesuitas masticó amargo, combatió en trinchera, meditó revancha.

      La tercera etapa, el corazón del libro, el objeto de cuatro de los seis capítulos, es aquella populista en sentido estricto. Es la etapa de la política de masas y del “pueblo soberano”, la edad secular, los siglos XX y XXI. Secular es una forma de decir: los populismos que florecieron entonces fueron el rostro moderno del antiguo imaginario hispánico y católico; el vehículo del rescate si no de la venganza de la cristiandad perdida. Ambicionaron fundir aquello que la modernidad liberal había quebrado, restaurar la comunidad orgánica del “pueblo”, volver a fundar el Reino. En ellos, revivió la antigua pulsión redentora de los jesuitas, se expresó el hastío largamente acumulado contra los enemigos seculares del orden cristiano: todos los populismos latinos tienen lazos especiales con la Compañía de Jesús.

      Todavía unas pocas premisas. Una sobre el contenido: tirando