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Аннотация:
¿Alguna vez te has arrepentido de algo que has dicho? Seguramente sí. Todos lo hemos hecho. Estoy seguro de que todos los que estamos aquí nos hemos preguntado más de alguna vez: «¿Por qué habré dicho eso?».
Y esa sensación de haber cometido un error con tus palabras suele ocurrir unos segundos después de haber contestado una pregunta, digamos, complicada. Y también apostaría a que te has encontrado con muchas de ellas a lo largo de tu vida.
"Cariño, ¿este vestido me hace ver gorda?" o «¿Me consideras un jefe o un líder?» son algunas de ellas. Sin embargo, lo más probable es que tus respuestas a estas preguntas no trascendieron a más que a una situación incómoda con tu interlocutor, y lo más probable es que tu imagen personal no haya salido con una mancha imborrable.
Pero, ¿y si fueses un político o un profesional que participa en ruedas de prensa o congresos? Estos son los ambientes en los que es más probable que te topes con preguntas maliciosas, o que denomino «preguntas envenenadas».
En esos entornos es muy probable que una respuesta impulsiva a una pregunta envenenada te saque algo más que un susto o un mal rato, sino que puede manchar tu imagen pública por un largo tiempo o, peor aún, podría ocasionar tu despido.
Y lo cierto es que todos aquellos que aspiramos a convertirnos en referentes en nuestros campos laborales sabemos que la apertura a la charla pública mediante conferencias o ruedas de prensa no es solo importante, sino esencial.
Por lo tanto, estar bien preparado para esas futuras situaciones en las que serás el blanco de algún dardo con una pregunta envenenada es vital. Y, sin embargo, no hay mucha gente que te lo dice.
Créelo, por ahí afuera casi no existen o no hay consejos que te orienten acerca de cómo gestionar las preguntas envenenadas y, mucho menos, de cómo responderlas. Hasta ahora.
Aquí te enseñaré el antídoto a esas preguntas envenenadas. Te contaré las distintas técnicas que utilizo para que tú también las puedas usar cuando te veas atacado por la suspicacia de una persona.
Tanto si eres alguien en la mira de la opinión pública, si aspiras a ella, o si tan solo quieres salir bien parado de las preguntas incómodas que sufrimos día con día de parte de nuestros seres queridos (o no tan queridos), esta es tu guía.
Las preguntas envenenadas están por todas partes, y, cuando te encuentres con alguna, mejor que tengas el antídoto adecuado para contrarrestarla. Así que vamos a por ellos.