Horacio Vazquez-Rial

La capital del olvido


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      Horacio Vázquez-Rial

      LA CAPITAL DEL OLVIDO

pensódromo [21]

      Créditos

      Título original: La capital del olvido

      © Horacio Vázquez-Rial, 2004

      y Herederos de Horacio Vázquez-Rial

      © De esta edición: Pensódromo 21, Barcelona, 2020

      Diseño de cubierta: Pensódromo

      Editor: Henry Odell

       [email protected]

      ISBN print: 978-84-121166-8-7

      ISBN ebook: 978-84-121166-9-4

      Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

      ÍNDICE

       Prólogo del editor a esta edición

       1. En una novela, en una película

       2. Lo que contó Ledesma / 1

       3. Lo que imaginó Romeu / 1

       4. Lo que contó Ledesma / 2

       5. Lo que imaginó Romeu / 2

       6. Lo que contó Ledesma / 3

       7. En la tarde siguiente

       8. Discretamente

       9. En Buenos Aires, mientras tanto

       10. Llegadas internacionales

       11. Un héroe anónimo

       12. Fiesta y demás

       13. Un tipo solitario

       14. Soñar con despertarse

       15. Tampoco fuiste vos

       16. El vuelo

       17. El precio de las cosas

       18. La versión Galdós (de lo que contó Ledesma)

      Para Enrique de Hériz

      Prólogo del editor a esta edición

      Fiel a un estilo que otorga gran importancia a la expresividad verbal y a la construcción del relato, en La capital del olvido —novela ganadora en 2004 del V Premio Fernando Quiñones— Horacio Vázquez-Rial nos envuelve en una trama que, por un lado nos transporta al pasado, a la época de la dictadura militar en Argentina, de las desapariciones y de la venta de niños secuestrados. Por otro, propone una línea de continuidad entre la violencia de la guerra civil española y la de la ignominiosa dictadura argentina. Doble horizonte mediante el que pinta un dramático fresco del salvajismo contemporáneo. Una trama dura y dramática que nos introduce en la búsqueda del pasado y, a la vez, en el intento de olvidarlo, a través de unos personajes que buscan el silencio, el perdón, la justicia o la venganza, y que vuelven de entre los muertos para remover la conciencia de los vivos.

      Una parte importante de la acción se sitúa en Buenos Aires, escenario de los crímenes de golpistas civiles y militares, y del drama de las víctimas. Otra parte tiene su origen en la personalidad canalla de un español que ha amasado una fortuna aprovechando tanto la guerra en España como la degradación argentina.

      En esta novela Horacio Vázquez-Rial trasciende los límites de la novela negra y propone una reflexión sobre la ética en situaciones límite, sobre la capacidad de manipulación que proporcionan el poder y el dinero, sobre el victimismo, la cobardía y el complejo de culpa de una sociedad que busca su refugio en los peligrosos territorios de la desmemoria.

      La acción inmediata se sitúa en la actualidad y desde esta se retrocede varias décadas. Un investigador revuelve en el pasado y desvela un intrincado nudo de crímenes, ambiciones e inmoralidades de las que emerge la denuncia de la falta de moral individual y colectiva de nuestro tiempo. Todo se relaciona con una terrible historia de secuestros, asesinato, tortura y robo de recién nacidos.

      Como señala Luz C. Souto1, un contexto en que los crímenes de lesa humanidad que permanecen impunes y donde la búsqueda de justicia se convierte en una lucha por la memoria colectiva a la vez que en una denuncian de la pervivencia de los intereses de las dictaduras en los estados democráticos.

      Diálogos, acción y un ritmo trepidante nos atrapan en una trama que genera preguntas tanto sobre la historia cercana y remota de España y Argentina como sobre la complejidad y maldad del ser humano.

      Una novela estremecedora que nos muestra que la codicia del ser humano por el dinero y por el poder no tiene límites.

      1 En una novela, en una película

      Durante mucho tiempo no pude formarme una idea sobre su persona. Tenía un modo de ser agradable y cualidades agradables, pero había algo que no me acababa de gustar.

      RAYMOND CHANDLER,

      El largo adiós

      «Es del carajo», murmuró Romeu a la espalda de la mujer que le había abierto la puerta y que ahora le precedía en el camino hacia el jardín donde le esperaba el hombre que le había llamado. Así, exactamente así, pensaba en ese momento, empieza El sueño eterno, alrededor de las once de la mañana, a mediados de octubre. Pero yo no soy Marlowe, ni le he dicho a esta señora, que no es un mayordomo, que me llamo Doghouse Reilly, porque me falta sentido del humor. Y tampoco Joaquín Ledesma es el coronel Sternwood, ni tiene asma, ni pasa su vida encerrado en un invernadero. Apenas si en un jardín. Pero igual, es del carajo.

      Joaquín Ledesma no se parecía a Charles Waldon, que había hecho el papel en la versión de Hawks, ni a James Stewart, que le había reemplazado en la de Winner. A Romeu, que no se sentía Bogart ni Mitchum, le recordaba más a Juan Ramón Jiménez, con su calva y su cara afilada y su barba breve, una especie de paradigma del viejo caballero español imaginario.

      Ledesma fumaba y tomaba café. Ofreció con un gesto lo que había sobre una mesa con tapa de mayólica, y Romeu se sirvió una taza