Miguel Ruiz Stull

Un trivium para Vicente Huidobro


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      Título original: UN TRIVIUM PARA VICENTE HUIDOBRO

      © SOCIEDAD EDITORIAL LA POLVORA LIMITADA

      © Miguel Ruiz

      ISBN: 978-956-9441-16-5

      ISBN digital: 978-956-9441-62-2

      © Edición

      PÓLVORA EDITORIAL

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      Editor: Lucas Sánchez

      Corrector de Estilo: Víctor Saldaña

      Diseño Gráfico: Lucas Sánchez

      Portada: Simón Jara Correa

      Diagramación digital: ebooks Patagonia

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      UN TRIVIUM PARA VICENTE HUIDOBRO

      Miguel Ruiz Stull

      For a Greenlight outlandish-Event

      INDICE

       Un Trivium para Huidobro: A modo de presentación

       Prefacio: La lógica de Huidobro

       Entre manifiestos y Cagliostro o de una gramática en Huidobro

       Un campo inexplorado, una retórica en Huidobro

       Ensayo sobre estilo y variación

       Dos cuestiones sobre el estilo (Deleuze, Rancière)

       Estilo, experiencia, poema

      UN TRIVIUM PARA VICENTE HUIDOBRO: UN MODO DE PRESENTACIÓN

      Existe, se puede percibir, una clase peculiar de exhaustividad en el ímpetu poético de Vicente Huidobro. Lo exhaustivo se expresa en las singulares intensidades que recorren su composición de frases, la diversidad de operaciones y procedimientos y una suerte de complejo programa que se anida, pero que también se hace extensivo en el despliegue de su característica comprensión poética. Quizá sea esa la profundidad del proyecto creacionista que ya se puede notar en la temprana escritura del manifiesto “Non serviam”: cabría siempre recordar este punto que busca Huidobro con esta suerte de acto inaugural de emancipación del control de una empobrecida noción moderna de mimesis que afecta sin duda a todo el ámbito de las vanguardias. De qué se trata entonces esta singularidad poética que marca con empuje el creacionismo: se trata de liberar los procedimientos literarios de las costumbres de escritura ya establecidas para definir al hecho que es la literatura desde su propia facticidad, sin duda histórica, pero no menos material. Quizá este punto sea el que más se explora en esta serie de ensayos que indagan sobre las operaciones específicas que monta Huidobro para dar cuerpo a la peculiaridad que afecta a su programa poético que habría de coincidir con una necesaria reflexión sobre el estilo. La premisa central de esta serie de aproximaciones, que desde acá se pueden hacer legibles, es tratar de poner en evidencia que el poeta ha de tener una cuidadosa atención, quizá al modo de una sutil prudencia, en los actos de transformación del sistema de lengua, que para este caso resulta ser el castellano eminentemente. La exhaustividad que he notado para dar cuenta del proyecto poético creacionista implicaría en efecto una especial atención a la apertura de potencialidades que se esbozan y se materializan en la escritura literaria de Vicente Huidobro.

      No podría ser entonces tan solo creación de simples o complicados neologismos, tampoco de expresar novedades poéticas que produzcan perplejidad o fascinación inmediata frente a la lectura. La tarea de Huidobro se enfoca, lo veremos paulatinamente en cada unos de estos ensayos, en intervenir la mecánica del sistema lingüístico castellano con el fin de crear nuevas relaciones que afectan a la comprensión de lo real, nuevas direcciones virtuales de expresión de un sentido. Habría de haber, por consecuencia, una suerte de estética que soporta esta preliminar afirmación, puesto que la poética huidobriana requiere de una profunda convicción de que el poema puede en potencia alterar las condiciones habituales de la configuración de la experiencia en general. Sin embargo, en este cuadro se requiere saber cómo estas estructuras definen los contornos que acreditan lo real en cuanto tal, pero bajo un principio que esa forma de encuadre o toma vista no podría ser considerada bajo título de única, como tampoco la más privilegiada para entender que la literatura sea simplemente una anomalía de la normalidad de una lengua cualquiera. Para ello está el poema/poeta, por ello muestra de manera expresa e imperativa que la experiencia también podría estar sujeta a alteraciones en la justa medida en que un poema libera las operaciones específicas que le ofrecerían un diseño preexistente a su propio paso al acto. Esta estética a mis ojos podría ser enunciada bajo la consigna de un poético trivium que habría de replantear los procedimientos y las operaciones de extensión de sentido que todo escrito de Huidobro pareciera pretender. Para liberar hay que reformular y emular esas mismas formas de puesta en orden, del texto sin duda, pero también de la experiencia por efecto, señalando no solo la arbitrariedad de la instalación del orden antiguo, si no también para desplegar nuevas formas de distribución de lo sensible que expresa todo poema bajo las exigencias manifiestas en Manifiestos por el poeta Huidobro.

      He ahí nuestra apuesta: para subvertir la poética hay que variar de modo inmanente los procedimientos típicos que han promovido un entendimiento y un concepto para la literatura. Un trivium para Huidobro es efectivo solo en la medida en que se pueda comprender esta puesta en variación continua no tanto de las obras como de los instrumentos alterados que dan expresión a su singular figura. En una palabra, la construcción de un estilo que pone de manifiesto nuevas formas de relaciones entre estados de cosas y que se expresa por el rendimiento radical de las estructuras lingüísticas que subtienden a la experiencia singular de la lectura. De qué modo se altera estas condiciones efectivas de producción poética, además si todo esto se trata de dar una imagen al modo del antiguo y clásico trivium para el creacionismo, pareciera ser que solo podría haber una manera: repensar las potencialidades de una lógica, de una gramática y de una retórica. Entonces, no es casual que este libro se inaugure con una reflexión que atañe a estas tres disciplinas de las artes liberales, artes que por cierto han de pensar no solo las condiciones, sino que también los efectos que sus prácticas y técnicas extienden en el dominio de lo real, y que sin duda afectan a las condiciones efectivas de nuestra experiencia puesto que ellas señalan la diversidad de modos de configurarla.

      Me permito entonces traer algo de Huidobro desde la memoria, de una lectura quizá inicial, sin duda imprecisa y vacilante como toda primera lectura, un puñado de versos de Altazor

       Hay que resucitar las lenguas

       Con sonoras risas

       Con vagones de carcajadas

       Con cortacircuitos en las frases

       Y cataclismo en la gramática

      Toda lógica, toda gramática, toda retórica supone un hecho muy preciso, aunque muy difícil de auscultar en su naturaleza: una lengua que simplemente existe. Simplemente existe, puesto que estamos en medio de ella en todo momento y en ese intermezzo notamos cada vez la potencia de su propia variación,