-8c93-509f-a75e-e72d75928151">
Índice
Colección dirigida por Luis López González
© SAN PABLO 2019 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid)
Tel. 917 425 113 - Fax 917 425 723
E-mail: [email protected] - www.sanpablo.es
© Josep Otón Catalán 2019
Distribución: SAN PABLO. División Comercial
Resina, 1. 28021 Madrid
Tel. 917 987 375 - Fax 915 052 050
E-mail: [email protected]
ISBN: 9788428561112
Depósito legal: M. 8.874-2019
Impreso en Artes Gráficas Gar.Vi. 28970 Humanes (Madrid)
Printed in Spain. Impreso en España
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio sin permiso previo y por escrito del editor, salvo excepción prevista por la ley. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la Ley de propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos – www.conlicencia.com).
INTRODUCCIÓN
En mi juventud leí con avidez el libro de Carlo Carret o He buscado y he encontrado. Era la respuesta a otro libro del periodista y escritor italiano Augusto Guerriero titulado Quaesivi et non inveni, que se podría traducir como «he buscado y no he encontrado». Carreto, impactado por esta lectura, quiso aportar su experiencia porque le parecía absurdo que la afirmación de Jesús, «buscad y hallaréis» (Lc 10, 9), no se cumpliera en la vida de tantas personas. ¿Qué Dios es ese que no se deja encontrar? ¿Acaso juega al escondite? ¿Intenta despistar justamente a quien le busca honradamente? ¿Da esquinazo a la primera de cambio? Un Dios así se contradeciría con su propia esencia: ser Vida, Luz, Amor.
Hoy, el número de los que han buscado y no han encontrado seguramente crece en Occidente. Jean-Paul Sartre, en su novela La náusea, retrata el vacío existencial que produce una búsqueda infructuosa de sentido: «Todo lo que existe nace sin razón, se prolonga por debilidad y muere por casualidad». A pesar de ello, los ciudadanos posmodernos no han renunciado a la búsqueda. Como nunca antes disponen de cuanto necesitan y, en cambio, su inquietud interior no se apaga. Buscan constantemente. No se conforman con lo que saben, poseen o viven. Algo los empuja a buscar nuevos horizontes, nuevas experiencias, nuevos retos.
En este contexto, surgen diferentes preguntas: ¿por qué buscamos?, ¿qué buscamos? y, tal vez la más difícil de responder, ¿toda búsqueda humana es, en definitiva, una búsqueda de Dios? Si bien no podemos dar por zanjado el debate con una respuesta definitiva, tampoco podemos olvidar las palabras de san Bernardo: «Dios es el único a quien nunca buscamos en vano, incluso si no se le llegara a encontrar». Mi propósito con el presente libro es animar a emprender el camino de la búsqueda y compartir algunas consideraciones que pueden llegar a ser buenas compañeras de viaje.
El capítulo introductorio, «La vocación de la búsqueda», pretende situarnos en el tema. Luego, guiados por las intuiciones de Simone Weil, repasaremos la relación entre «Búsqueda y necesidad». Impactados por la experiencia de Viktor E. Frankl en Auschwitz, analizaremos la fuerza de «La búsqueda de sentido». Ambientados en la biblioteca de Babel de Jorge Luis Borges nos adentraremos en «La búsqueda del conocimiento». Luego veremos cómo el Evangelio nos proporciona un ejemplo de la ambivalencia de la búsqueda: «En busca del pan». Seguidamente, ahondaremos en la búsqueda interior, la antesala de «La búsqueda de trascendencia». En el capítulo «Tras el amado» trataremos, a partir de los textos de el Cantar de los cantares, cómo, a veces, buscar y encontrar no van de la mano. El caso de Zaqueo nos permitirá entender en qué consiste «La búsqueda de Jesús». A través de algunos ejemplos de la historia y del relato de la Resurrección, en «Buscar y encontrar» nos daremos cuenta de que no siempre encontramos lo que buscamos y, sin embargo, encontramos lo que no buscamos. El libro concluye con «El gran desafío», la búsqueda de la autenticidad.
LA VOCACIÓN
DE LA BÚSQUEDA
Nos guste o no, nuestra vida está marcada por la búsqueda. Renunciar a ella implica ignorar una de las características que definen nuestra esencia. Una fuerza interior nos impele a no conformarnos jamás con lo que tenemos y, de la mano de la fantasía o de la acción, a explorar inusitados horizontes existenciales. Pronto caemos en la cuenta de que todo cuanto está al alcance de nuestros apetitos no logra saciar el afán por rebasar las fronteras de nuestro entorno. El deseo vuela alto, planea sobre territorios inaccesibles para nuestra cotidianeidad, se lanza sin prejuicios a recorrer las rutas situadas más allá de nuestra rudimentaria cartografía. Incluso cuando nos aposentamos en nuestras comodidades, no renunciamos a esta tarea; todo lo contrario, en el fondo buscamos seguridad.
Andamos de acá para allá con nuestro cuerpo o con nuestra mente. Incapaces de encontrar la meta de nuestro itinerario, deambulamos sin dar tregua a nuestra inquietud. El cazador busca su presa; el emprendedor, beneficios; el artista, inspiración; el escritor, palabras; el pensador, ideas; el amante, cariño...
«Necesitamos abrirnos».
Jamás llegamos a bastarnos a nosotros mismos. Si nos encerramos en nuestra limitación, desfallecemos.