hemos abordado en otras ocasiones.8
El capítulo 6 está consagrado a hacer un recuento de la recepción de Barth en el ámbito latinoamericano, destacando su influencia en el movimiento Iglesia y Sociedad en América Latina (ISAL), luego en la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) y finalmente en la Teología de la Liberación. Pongo de manifiesto que fueron tres los latinoamericanos que estudiaron con Karl Barth: el metodista uruguayo Emilio Castro, el bautista Rolando Gutiérrez-Cortés de Nicaragua y con un amplio ministerio pastoral en México y, finalmente, Juan Stam –estadounidense que adoptó la nacionalidad costarricense–, destacado biblista a quien tuve el privilegio de hacerle una entrevista.
El capítulo 7 recrea un trabajo que, inicialmente, escribí para la cátedra de teología contemporánea que tomé con el doctor Guillermo Stancil en mayo de 1982 en el Seminario Internacional Teológico Bautista de Buenos Aires. El texto se ha modificado (mutatis mutandi) y se puede aplicar la ley de Lavoisier: “nada se pierde, todo se transforma”. En efecto, de un estilo académico ha devenido en el cuento que escribí en mayo de 2017, titulado “Karl Barth, Emil Brunner y Paul Tillich: café brasileño.” Pese a su carácter ficcional –acaso por influencia borgesiana– los contenidos medulares son estrictamente históricos, sobre todo en lo que se refiere a las cuestiones teológicas. Confieso, también, que para elaborar este diálogo “ficticio”, me inspiró la lectura del filósofo italiano Sergio Givone que inicia su Historia de la nada justamente con una introducción que subtitula entre paréntesis: “(en forma de diálogo entre el autor y un lector hipotético)”.9
La obra se cierra con la memorable entrevista que en mayo de 2017 realicé al colega y amigo, doctor Juan Stam, en San José de Costa Rica. La doctora Ruth Padilla tuvo a bien concertar esta entrevista histórica a quien, con gran emoción, denomino “el último discípulo” por ser testimonio vivo de Karl Barth como estudiante latinoamericano del gran teólogo reformado.
Los lectores advertirán que el contenido del libro responde a una diversidad de géneros literarios que van desde la exposición académica a la ficción en el capítulo 2 y la entrevista en el último capítulo. Parto de la afirmación de Todorov que afirma: “Un libro no pertenece ya a un género, cualquier libro depende solamente de la literatura”.10 En la presente obra, la elección de cada género estuvo en relación directa con el contenido de cada capítulo.
El presente libro se abre con un “umbral”, puerta de acceso a toda la obra. Se incluye allí una oración pronunciada por Barth antes de una predicación sobre Levítico 26.12. Lo he incluido porque creo firmemente que allí está, in nuce, toda la teología de Barth en una oración, ya que destaca a Dios como Padre nuestro y la gracia de Jesucristo, su amado Hijo. Además, esa oración está atravesada por la clásica dialéctica barthiana: hombres de buena y de mala conciencia, hombres satisfechos e insatisfechos, cristianos por convicción, a medias o directamente incrédulos, parientes, amigos y conocidos, de familias ordenadas, tensas o destrozadas. Pero todos, delante de Dios para oír su Palabra desde la cual, por la cual y para la cual existimos en el mundo.
Hago propicia esta presentación para dejar constancia de mi gratitud a LOGOI Inc. (1980-1993) –a la memoria de su fundador, el Rev. Les Thompson– y a la Presbyterian Church USA (1999-2001) –por gestiones del Rev. Eddie Soto–, instituciones que en Argentina y en Brasil, respectivamente, me hicieron sentir un profesional de la teología en todo el sentido del vocablo y me permitieron dedicarme de lleno a mi vocación.
Mi gratitud más profunda a Juan Stam, que gentilmente accedió a ser entrevistado en Costa Rica; a la profesora Mabel Cámara, que desgrabó esa entrevista; a Leopoldo Cervantes-Ortiz que ennoblece mi texto con su esmerado prólogo; a mis hijos Myrian, David y Gerardo, que representan el legado más importante que puedo dejar en este mundo y, como siempre, a mi amada Emi que me ha acompañado fiel y amorosamente en la larga trayectoria teológica que hemos vivido juntos en Argentina, Guatemala y Brasil.
Soli Deo gloria.
Alberto F. Roldán
Ramos Mejía, Cuaresma de 2019
1 Edmund Husserl, Meditaciones cartesianas, trad. José Gaós y Miguel García-Baró, Fondo de Cultura Económica, México, 1986.
2 Jean-Luc Marion, Cuestiones cartesianas, trad. Pablo E. Pavesi, Prometeo Libros-UCA, Buenos Aires, 2012.
3 Datos proporcionados por el pastor Álvaro Michelin Salomón en comunicación por email, 21 de marzo de 2019.
4 Alberto F. Roldán, Reino, política y misión. Sus relaciones en perspectiva latinoamericana, Ediciones Puma, Lima, 2011.
5 Alberto F. Roldán, Hermenéutica y signos de los tiempos, Ediciones Teología y Cultura, Buenos Aires, 2016, capítulo 7.
6 Vicente Fatone, La existencia humana y sus filósofos, Editorial Raigal, Buenos Aires, 1953. Recientemente, por influencia una vez más de mi amigo Leopoldo Cervantes-Ortiz, descubrí al narrador estadounidense John Updike, en cuyas novelas aparece en nítido relieve Karl Barth, su teólogo predilecto, según confiesa. En una de esas novelas, La versión de Roger, el personaje central echa mano de la obra de Barth para refutar y dejar casi en ridículo a un personaje que viene a él para demostrarle la existencia de Dios a partir de la teoría del Big Bang. En un momento del diálogo, la voz narradora dice: “aproveché el momento para repasar una cita de Barth. Recordé que contenía una serie de vías conducentes a Dios. Estaba casi seguro de que era de La palabra de Dios y la Palabra del Hombre. […] Con solo hojearlo, sentí la fuerza soberbia de los párrafos de Barth, su magnífica y cabal integridad y su energía en el reino de la prosa, concretamente de la prosa cristiana, que suele caracterizarse por la flojedad intelectual y su falta de sinceridad. ‘El hombre es un enigma, y su universo, aunque vívidamente visto y sin sentido, es una pregunta… La solución del enigma y su respuesta a la pregunta, la satisfacción de nuestra necesidad, es el acontecimiento absolutamente nuevo…” John Updike, La versión de Roger, trad. José Ferrer, Plaza & Janes Editores, Barcelona, 1986, p. 39. Cursivas originales.
7 Karl Barth, Eberhard Busch, editor, Karl Barth in conversation, volume 1, 1959-1962, Westminster John Knox Press, Louisville, 2017.
8 Cf. Reino, política y misión, Ediciones Puma, 2011, pp. 117-123.
9 Sergio Givone, Historia de la nada, 2da. Edición, trad. Alejo González y Demian Orosz, Laura Hidalgo editora, Buenos Aires, 2009, pp. 7ss.
10 Tzvetan Todorov, Los géneros del discurso, trad. Víctor Goldstein, Waldhuter, Buenos Aires, 2012, p. 58
Capítulo 1
Karl Barth: de la crisis a la teología de la palabra
Ser o llegar a ser teólogo, en el sentido más estricto o más amplio de la palabra, es algo que “no ocurre” (no se da), sino precisamente a la luz del asombro radical y fundamental que es lo único que lo puede provocar. Es una manifestación concretísima de la gracia.1
Karl Barth
¿Por qué es importante estudiar a Karl Barth? ¿En qué consiste su aporte decisivo a la teología cristiana del siglo 20? Estas son las preguntas que guían nuestra búsqueda. Como bien dijera Karl Adam en imagen rotunda: el comentario de Karl Barth a la carta a los Romanos fue una bomba de tiempo que cayó en el terreno de los teólogos. A cien años de la publicación de ese comentario, corresponde preguntarnos