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Cursó educación reglada, la cual amplió con estudios superiores diplomándose en educación infantil y puericultura. Especializándose en varios cursos de :
– Educador para personas con dificultades de aprendizaje – Autismo.
– Necesidades Especiales – Dislexia.
– Estimulación y desarrollo en educación con discapacidades.
– Trastornos psicopáticos en la infancia
– Logopedia
– El educador ante el fracaso escolar.
– Musicoterapia
– Movimiento y el juego en la práctica docente.
Compaginó ambos estudios especializándose en parapsicología, hipnosis, ocultismo y astrología ; realizando un Master en Control de Calidad y Medio Ambiente.
Como buen acuario su alma inquieta le llevó a seguir experimentando pero esta vez en el mundo natural, diplomándose en naturopatía, flores de Bach, Sales de Schüssler, dietética y nutrición, drenaje linfático, reflexología y quiromasaje.
Autora de varios libros:
– El mágico mundo de las pirámides- Piramidología práctica y esotérica
– Runas, símbolos mágicos
– Diccionario de santería
– Eshú y Pomba Gira, más allá del bien y del mal
– El Mundo de Eshú y Pomba Gira.
– Las Pócimas de Mi Abuela
A lo largo de éstos años, ha colaborado en varios programas de radio y ferias esotéricas, impartido charlas y conferencias, cursos de Tarot, runas y Alta Magia; participando en el Primer Congreso de Mediums celebrado en España.
Actualmente sigue formando en diversos campos divulgando sus conocimientos.
Para contactar con ella:
Youtube
Prólogo
¿Qué es la Santa Muerte, por qué le tenemos miedo?. La Santa Muerte es la practica de una religión originaria de México, en la que se rinde culto a los muertos, pero que se ha extendido a otras partes del mundo. Es otra forma de entender la fe y la religión, desconocida para muchos y temida para otros, en la que se han dicho muchas mentiras sobre la misma. Es una religión milenaria que se ha transmitido de padres a hijos.
Este libro pretende informar sobre ella, perderle el miedo, entenderla y conocerla, de ahí su gran secreto y desconocimiento. Sólo perdemos el miedo a lo que tememos, cuando deja de ser desconocido. Maga Beth con su larga experiencia en el mundo esotérico, las distintas religiones y sobre la misma, explica detenidamente su culto para que el lector llegue a conocerla para desmitificar todo lo oscuro o negativo que injustamente se ha hablado sobre ella; puesto que cada día tiene más practicantes.
Ésta obra es una guía que puede ser usada por cualquier persona que desee hacer una petición, ritual, rezo o novena, sobre amor, salud, trabajo, dinero, economía, familia, protección, etc. Como puede observar el lector, los ingredientes recomendados son sencillos y se encuentran al abasto de cualquier persona en cualquier rincón del mundo; y en caso de no encontrarlos, su autora proporciona una guía muy sencilla y fácil de usar, sobre como hacerlos por ti mismo.
En este libro aparte de su historia y su culto, se hace un extenso recopilatorio específico de cada tema que se necesite: amor, dinero, trabajo, salud, familia, protección, etc. poniendo al alcance del lector un montón de rituales, trabajos, oraciones, novenas etc. de cada uno. Éste es otro libro más de Maga Beth, inédito en su sector, que sin duda no dejará indiferente a nadie.
Capítulo 1- Historia
La devoción y culto por la Santa Muerte es muy antigua, y en la actualidad se ha convertido en una imagen muy familiar en México (de donde es originaria), y otros países. Muchos de ellos se debaten su origen, desde México a Cuba, también algunos templos espiritistas africanos (debido a que en África existe una imagen muy parecida, venerada llamada Oyá) pero la verdad es que realmente nadie sabe a ciencia cierta de dónde proviene la creencia.
Se puede encontrar en altares por la calle, en tiendas, a veces como mercancía, otras como testimonio de la fe del comerciante, en casas; a la par que imágenes de otros santos católicos como la virgen de Guadalupe entre otros, que hasta hace poco eran la única manifestación pública de la religiosidad popular mexicana.
El nacimiento y la muerte forman parte del ciclo vital del ser humano, no somos conscientes de nuestro nacimiento porque somos unos bebés, pero la realidad en un hombre adulto hace que la consciencia sobre la muerte sea prioritaria.
La Santa Muerte se popularizó en la década de los años sesenta cuando en un lugar de Catemaco en Veracruz, un aldeano vio la figura de la Santa Muerte dibujada en las maderas de su choza y fue a pedirle al cura del lugar que verificara la imagen y la canonizara. Éste se negó y los aldeanos decidieron propagar de persona a persona la aparición, sin tener un sitio donde poder venerarla.
En México, la civilización azteca, reconoce el ciclo de la vida humana representada por dos deidades: Mictlantecuhtli y mictlancícuatl, el Señor y la Señora del Mictlán, a las que iban a parar los muertos comunes después de una travesía considerada larga y difícil. Su templo se encontraba en el centro ceremonial de la antigua ciudad de México-Tenochtitlan. Su nombre era Tlalxico, que significa “ombligo de la tierra”.
Para poder presentarse ante el Señor y Señora de la muerte había que pasar numerosos obstáculos; apartarse de piedras que chocan entre sí, atravesar desiertos y colinas, una amenaza en forma de cocodrilo llamado Xochitonal, vientos que traían filosas piedras de obsidiana, y un caudaloso río que al muerto le costaba atravesar, y pedía la ayuda de un perro que era sacrificado el mismo día de su funeral (Xoloitzcuintle).
Algunas de estas creencias prehispánicas aún están latentes en la cultura popular mexicana, como el día 2 de noviembre o día de muertos, cuando se festeja el día de los antepasados difuntos, y la idea de recordar a los muertos con alegría como ellos vivieron en vida y no con la tristeza y pena de su muerte; siendo muy popular llevar música para bailar en los entierros y alegrar su partida. Puesto que se ve a la muerte como un ser sufriente que se encarga de un trabajo penoso, al cual se le dio un gran poder pero una grande carga que nadie ve.
Existían otras representaciones de la muerte entre los mexicanos; el tzompali, “hilera de cráneos”. No era otra cosa que barras de madera en donde se ensartaban cráneos y con las que se formaban grandes hileras, como en los ábacos. Se encontraban en los grandes templos del México antiguo y eran considerados parte importante del culto a la muerte. También se podía representar la muerte ya sea en figuras de calaveras talladas en piedra, en barro o bellamente pintadas. Aparecieron calaveras humanas adornadas con pedernales y con conchas en lugar de ojos. Los entendidos no se han puesto de acuerdo acerca del significado de estas calaveras, pero suponen que serían una ofrenda a los señores de la muerte. También aparecieron rastros de la muerte descarnada, adornos de la diosa Coatlicue, las ofrendas en incensarios rituales, y figuras de todo tipo y tamaño.
Ello indica que existía un culto muy fuerte hacia la muerte entre los antiguos mexicanos. También entre los mayas, los tarascos o los totonacas, que también fueron devotos de la muerte.
Y llegaron los españoles, se pensó que todo el culto a la muerte iba a quedar en el olvido, pero no fue así. Mictlantecuhtli y Mictlantecuhatl (sobre todo esta última) permanecieron ocultos y muchos de sus devotos los siguieron
Según el arqueólogo Carlos Navarrete, en su estudio sobre la Santa Muerte explica que la devoción popular podría haber nacido como producto del sincretismo entre una deidad cristiana relacionada con la muerte y san Pascual Bailón, personaje del santoral católico y las ánimas solas.
La conquista española se impuso a sangre y fuego sobre los pueblos originarios de México, pero hubo otra