COLORES
LAS VOCES DEL ALMA
PATRIZIA BARRERA
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RHA PRODUCTION
PEQUEÑA BIOGRAFIA DE LA AUTORA
Patrizia Barrera en una multifacética artista Italiana proveniente de la región de Campania que inició su carrera como actriz desde niña, participando en representaciones teatrales de nivel como Un Tranvía Llamado Deseo de Tennessee, La Tempestad de A.N. Ostrovskij y el Penúltimo Escalón de Samy Fayad , llevados a las pantallas televisivas de su país. Graves problemas de salud la obligaron a retirarse de los escenarios por un muy largo período de convalecencia. No volvió nunca más al teatro pero se dedicó completamente a la música, prefiriendo entre otros el estilo Blues. Después de haber trabajado por muchos años como frontwoman en muchos grupos de relieve decidió finalmente auto producirse y pasar a la carrera solista.
Ha publicado varios álbumes y singles de covers ( Magic Old America, Life is Jazz, Blue devil Blues mind, Magic Christmas, Christmas Night, Aria e' Napule ) y otros con temas inéditos completamente firmados por ella ( Giochi di Blues, Luci e Ombre, Natale in Blu, Alba, Libera, Bianco sporco Nero Candido ) que actualmente están disponibles en formato digital en las más grandes tiendas online pero particularmente en su sitio web oficial patriziabarrera.com , este último el espacio insignia de la artista donde ha volcado toda su alma.
Apasionada desde siempre por el mágico mundo de la Old America Patrizia Barrera conduce desde hace años un muy visitado blog, Magic Old America , y ha escrito dos libros sobre ese argumento: Robert Johnson Hijo del Diablo , también disponible actualmente en Inglés, fruto de una laboriosa investigación histórica que le permitió descubir aspectos inéditos sobre la oscura muerte del músico, Canciones de Navidad en Old America , una recopilación de las más hermosas canciones de la tradición navideña Americana puestas completamente “al desnudo” para delicia de los lectores, y YELLOW PERIL, QUEL BRUTTO MUSO GIALLO , un sabio ensayo sobre la relación China-America entre 1820 y 1940.
Colores , editado por RHA, es el primer libro de narrativa de la artista cimentándose así en un sector completamente nuevo.
Para acceder gratuitamente a toda la producción musical y a la gama completa de contenidos ofrecidos por la artista dirigirse a su sitio web oficial:
www. patriziabarrera.com.
COLORES, LAS VOCES DEL ALMA
Escribí este libro sin pensarlo, pero literalmente escuchando las voces que me llegaban desde lo más profundo, de ese algo impalpable y absorto que he definido como mi alma. Son voces, reflexiones e historias más allá del tiempo, nacidas en un lugar remoto que es la fantasía pero basadas en mis vivencias y en experiencias psíquicas que fui recogiendo en el camino. Cada cuento está marcado por un color y por una imagen, para ofrecerles una experiencia global y arquetípica. Son cuentos intuitivos, poco lógicos, casi surreales.
Leerlos es abrir una ventana a un mundo espiritual colectivo que está en cada uno de nosotros.
Espero que estos cuentos puedan regalarles tanto un momento de evasión y de reflexión como un cúmulo de recuerdos de conmovedores colores, patrimonio incomparable de nuestra existencia.
PATRIZIA BARRERA
AGUA
Soy el agua que gorgotea en los valles,
lamiendo el césped con sus manos húmedas
Y soy el agua que cae espesa del cielo
que se concentra dulcemente en el oscuro agujero de los árboles.
Agua de cimas nevadas,
aguas ásperas y oscuras que llueven secas en las flores.
Donde sea que esté
y quienquiera que yo sea
Siempre seré agua.
Las gotas amargas, el goteo ardiente
nacido
de tu amor por mí.
COLORES
Azul
Fue en aquel verano en el que me convertí en su esposa. Aún recuerdo los manzanos que se asomaban por sobre los campos como soldados de fiesta, y el largo camino que nos separaba del bosque.
Allí estaba nuestra casa, y fue allí que todo sucedió.
Yo joven y perdida en ese estruendo de voces, en el remolino de colores que preceden a la puesta del sol: pero sentía la noche como una amiga y deseaba que llegara, que mi lecho nupcial aún intacto se vistiera de color rosa y me acogiese en un nido, como sucede con el pichón águila aún sin plumas. Llevaba su rostro tallado en los ojos: su frente alta, su mirada severa, sus labios hinchados. Y luego las manos. Esas manos incansables y curiosas que sabían cómo encerrar al mundo en un lienzo, forzar el día a aparecer de noche, transformar la vejez en juventud. Esas dulces manos que sabían llorar. Mi vida y sus manos: para mí ese era todo el universo. Así fue durante todo un año, largos días marcados por mis paseos por el bosque y por sus pinturas, mi mirada al arroyo y sus colores. La naturaleza permaneció confinada allí, prisionera. Ese era el cerezo muerto en invierno que se mantenía con vida, y esos eran los fuegos de la noche cuando se bailaba en las colinas. Y los deseos no expresados, las emociones sufridamente vividas, todo se confundía en el momento en que el pincel se extendía para descubrir o esconderse. A veces pintaba durante horas. Entonces, como si despertara, miraba a su alrededor y notaba mi presencia, y solo entonces me daba cuenta que había caído la noche. Me tomaba y nos amábamos. Sus manos aún dibujaban sobre mi cuerpo y en él no había pasiones. Solo fantasmas, solo colores.
Yo no entendía, sin embargo era hermoso su mágico interés en mis cabellos, en mis senos. Me miraba y en el fondo yo era su mujer. Me hablaba de su alma confundida, de los sentimientos reprimidos que volvían a angustiarlo todas las noches, de los proyectos para nuevas pinturas. Mientras hablaba, se quedaba dormido, como si estuviera profundamente cansado. No sé por qué, pero yo no quería que durmiera. Me parecía caer de nuevo en la oscuridad y no ver el final. Fueron sus pinturas las que me hicieron compañía, y cuando lo entendí, decidí que no debía perder a ninguno de ellos. Esto me lo juré a mí misma y eso obtuve; ahora soy otro color más.
A veces partía para exhibir sus pinturas y yo me quedaba sola; entonces deambulaba inquieta sin saber qué hacer en esas interminables jornadas. Le escribía a mi madre, o iba al lago, o dormía y dejaba todo sin terminar presa de la angustia. Miraba las paredes vacías, los lienzos desnudos, los pinceles de la chimenea, abandonados, sin nadie que les diera vida. Era como si el mundo entero desapareciera ante mis ojos, de ese universo soñado no quedaban sino migajas. Todo me fue robado, sus pinturas