John Flavel

El misterio de la Providencia


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      El Misterio

      de La Providencia

      (Publicado originalmente en 1677 en Inglaterra)

      Por John Flavel

      Publicado por:

      Publicaciones Faro de Gracia P.O. Box 1043 Graham, NC 27253

      ISBN: 978-1-629461-83-0

      Este libro fue traducido de una versión abreviada en inglés titulada: “Si Dios Quiere” publicado por Grace Publications Trust y en su versión original en inglés por Banner of Truth Trust. El título de la versión original en inglés es: Divine Conduct or The Mystery of Providence.

      Agradecemos el permiso y la ayuda brindada por Grace Baptist Mission (139 Grosvenor Avenue; London N52NH England) y The Banner of Truth Trust (3 Murrayfield Road; Edinburgh, EH12 6EL Scotland) para traducir e imprimir este libro al español.

      Traducción realizada por Omar Ibáñez Negrete y Thomas R. Montgomery.

      © Copyright. Derechos Reservados para la traducción al español.

      Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio – electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o cualquier otro – excepto por breves citas en revistas impresas, sin permiso previo del editor.

      © Salvo que se indique lo contrario, las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.

      Contenido

       INTRODUCCION

       CAPITULO 1 El cuidado especial de Dios para su pueblo

       CAPITULO 2 Cómo Dios obra providencialmente en nuestras vidas

       CAPITULO 3 Porqué debemos pensar profundamente acerca de la providencia especial de Dios.

       CAPITULO 4 Cómo debemos pensar acerca de las providencias especiales de Dios.

       CAPITULO 5 El placer y el beneficio que se obtienen de contemplar lo que Dios hace en la providencia.

       CAPITULO 6 Las consecuencias de los capítulos anteriores

       CAPITULO 7 Problemas prácticos

       Otros títulos de esta serie

      “Clamaré al Dios altísimo, al Dios que me favorece.” Sal.57:2 (La idea del hebreo es: al Dios que obra todas las cosas para mí.)

      Hay dos maneras en que Dios se manifiesta a nosotros, por su Palabra y por sus obras. La gran gloria de las obras de Dios en la creación y en la providencia consiste en que confirman lo que El ha dicho en su Palabra escrita.

      Hay un gran deleite para el pueblo de Dios en observar la providencia divina. La providencia no solo les lleva al cielo, sino también, trae el cielo a sus corazones ahora. El más sabio Dios dirige todo providencialmente para su propia alabanza y la felicidad de su pueblo, aunque todo el mundo esté ocupado moviendo sus velas y remando en una dirección contraria a los propósitos de Dios. Es un enorme placer fijarse en como el mundo lleva a cabo los propósitos de Dios oponiéndose a ellos; como hace su voluntad resistiéndola; como multiplica su Iglesia esparciéndola.

      Hay goces en la vida cristiana que son demasiado grandes para ser descritos. Entre éstos se encuentra el deleite de estudiar la providencia divina en nuestra propia experiencia personal. Pruébalo por tí mismo, gústalo y verás. No se necesitará más persuasión. “Clamaré al Dios altísimo, al Dios que obra todas las cosas para mí.” (Sal.57:2)

      Cuando David oró la oración citada en este salmo, estaba en peligro de ser muerto por el rey Saúl. (1 Sam.24:1-2) Dios respondió la petición de David rescatándolo del peligro. Dios siempre contesta las oraciones de sus hijos. Esta obra de Dios en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto en los asuntos pequeños como grandes, la llamamos “La Providencia”. La experiencia de David de que Dios le ayudó en el pasado, le dio esperanza y fortaleza para clamar a Dios en su necesidad. Entonces, los creyentes hoy en día, deberían pensar acerca de como Dios ha obrado a su favor en el pasado, de este modo su fe y su esperanza serán fortalecidas.

      Pero el pueblo de Dios no puede entender todo lo que le sucede en su camino hacia el cielo. Aunque Pedro no entendió todo lo que le estaba sucediendo cuando Cristo lavó sus pies, le fue dicho que lo entendería después. (Jn.13:7) Cuando lleguemos al cielo, veremos no solo que es un bello lugar, sino que además, veremos la belleza del camino por el cual fuimos traídos. Es como cuando observamos las diferentes partes de un reloj. Primero vemos las partes por separado y después vemos el reloj completo, con todas sus partes trabajando conjuntamente. Cuán hermoso será cuando veamos de una sola mirada, el plan entero de la providencia y la razón correcta de cada acto divino. Aunque nuestra vista actual es muy pobre en comparación con la visión que tendremos desde el cielo, no obstante todavía hay mucha dulzura en ella, la cual puedo llamar “un poco de cielo”.

      Cristo es tanto cabeza de su pueblo, como gobernador del mundo entero. Controla los eventos en el mundo para el máximo beneficio de su Iglesia. Mi propósito en esta parte no es el de tratar con aquellos que no creen en Dios. Quiero convencer a todos los que dicen que Dios existe, que las obras especiales de su providencia no son meros accidentes. Hay muchas personas que se identifican como creyentes, que consideran las cosas que ocurren en sus vidas como si solo fueran eventos naturales. Piensan que los asuntos de este mundo y de los hijos de Dios no son gobernados por la providencia, sino por causas naturales. ¡Esto significa vivir como si Dios no existiera! Los que piensen de este manera deben considerar las siguientes preguntas:

      1. Cómo es entonces que en tantas ocasiones, el pueblo de Dios ha sido rescatado del peligro y del mal, por un poder superior al poder de la naturaleza, y aún frecuentemente en una forma contraria al curso normal de la naturaleza?

      El agua inunda y ahoga a todo lo que pueda, pero el mar rojo fue dividido y un muro de agua se formó a cada lado para que el pueblo de Israel pasara sano y salvo por en medio. El fuego quema hasta lo máximo de su poder, pero cuando Nabucodonosor, el Rey de Babilonia, echó a los tres judíos piadosos al horno de fuego, la intensa llama no tuvo poder para dañar ni siquiera un cabello de sus cabezas, pero al mismo tiempo mató a quienes les habían echado al fuego. Es natural que las bestias salvajes y hambrientas maten y coman a los hombres, pero aquellas que se encontraban en el foso donde Daniel fue puesto, pasaron toda la noche sin dañarle.

      2. Si no son ordenadas por una providencia especial ¿Cómo es que las causas naturales trabajan juntas, de una forma tan extraña, para el beneficio de los creyentes?

      En la historia de José hay doce pasos de la providencia a través de los cuales llegó a ser Primer Ministro de Egipto. Si uno solo de ellos hubiera fallado, entonces la historia habría terminado en una forma distinta. En tiempos de Esther, hubo siete actos de la providencia, los cuales se combinaron para producir la caída de Amán y salvar a los judíos de la destrucción. Dios es capaz de hacer diferentes cosas para cuidar a su pueblo, tal