Rosa Beltrán
Selección de la autora
Nota introductoria de
Mónica Lavín
MÉXICO, 2020
Contenido
Mónica Lavín
Escritura y supervivencia
Rosa Beltrán ha publicado varias novelas, una de ellas recibió el Premio Planeta (La corte de los ilusos); circulan en varios países y la crítica les ha dado especial atención. Pero lo cierto es que, aunque la novela sea el género más visible de los narradores, Rosa Beltrán comenzó publicando cuento; de hecho coincidimos como escritoras nacientes en la colección Letras Nuevas de sep-crea en 1986 (y de ahí en adelante las coincidencias han forjado una complicidad literaria y una amistad entrañable). Visita con muy buena fortuna el ensayo y la crónica. Como ninguna otra escritora y escritor de su generación, ella sabe mirar nuestro tiempo con una agudeza singular. Me atrevo a decir que en donde mejor se refleja esa mirada cargada de preguntas, suspicacia, malicia humorística y empatía humana es en el cuento y en la crónica. Por algo cuando estuvo al frente de la Dirección de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la unam inauguró dos colecciones que sin duda ya son emblemáticas y un retrato polifónico de quienes están escribiendo cuento y crónica en los países de habla hispana. Estas colecciones (Sólo Cuento y Crónica) subrayan su relación como lectora y divulgadora de dos géneros de enorme vigor en Latinoamérica y en su obra escrita. La propia escritura de Beltrán nos muestra que entre ellos hay vasos comunicantes, porque la crónica le toma el pulso a comportamientos y maneras de ser contemporáneas y esas mismas obsesiones aparecen en varios de sus cuentos.
Empecé a leer a Rosa con su libro de cuentos La espera en la colección antes citada y refrendé mi admiración por su original mirada, por su elegante ironía, por la naturalidad y sinceridad de su prosa con Amores que matan; un libro que forma ya parte del acervo clásico de la cuentística mexicana de los autores nacidos a partir de los 60. Amores que matan es un libro que se concentra en preguntarse quiénes somos, por cómo amamos a nuestras madres, a nuestras parejas, a nuestro trabajo, a las letras en entornos donde la realidad puede ser un anuncio, una imagen, el culto al cuerpo, una llamada de auxilio desde el grañti de un baño o la asfixia de una madre que hasta en la muerte sigue creciendo. La primera edición de Amores que matan no contenía los cuentos que le fue agregando y que fueron tomando el pulso al siglo XXI: esta manía por los manuales, este amor deslumbrado por un escritor que hace de sus mujeres representaciones de todas las que ha amado. "Schere-Sade" es el cuento que más he utilizado en talleres, cursos y, me atrevo a decir, el que más revuelo ha causado por su provocación en torno al rol de ellas y ellos. Es un cuento delicioso porque además la autora ha sostenido en sus ensayos que su madre es la fabuladora de quien aprendió que la realidad es más real en esas historias escuchadas y después leídas.
Los cuatro cuentos que conforman este volumen de la colección Material de Lectura pertenecen a lo más reciente de la escritura de Rosa Beltrán, diría yo que también pertenecen a lo más elaborado de su mirada de bisturí, de su manera de llevar al absurdo nuestras formas de sobrevivir. Originalmente parte de los casos que colecciona el personaje de su novela El cuerpo expuesto, donde la vida de Darwin es una de las líneasnarrativas entreverada con la de un coleccionista moderno que insiste en comprobar la involución del género humano a contrapelo con las ideas darwinianas, cada uno refulge como una pieza independiente. Una pregunta parece latir en el centro de estos cuentos: ¿cómo opera la selección natural para la supervivencia del más apto en la actual sociedad? ¿Cuál es el papel de la selección natural hoy donde las miradas generacionales chocan, donde pasa el tiempo y envejecemos, pero vivimos mucho más de lo que se vivía antes, donde el psicoanálisis o la terapia parece ser una de las herramientas que promueve nuestra adaptabilidad, y donde el legado de los bienes de la especie a través de la herencia puede ser una forma de manipulación?
Puedo asegurar al lector de estos cuentos que le provocarán diferentes formas de la risa: desde la franca carcajada, a la sonrisa ladeada que parece confraternizar con algo que reconocemos en nosotros, o el brincoteo de los ojos que se asombrarán de lo que un marido puede hacer con su mujer para que ensaye su supervivencia en su posible futura viudez, dado que los hombres estadísticamente mueren antes que ellas ("Supervivencia del más apto"). El tema de la relación de pareja, de los juegos de poder es recurrente exploración de Beltrán en su narrativa. Ella misma ha dicho que el poder es lo que le interesa explorar y por qué no el poder de la juventud de una hija frente a una madre que pretende mantenerse joven y mimetizarse con su hija ("El origen de las especies"), el poder de una madre que consigue los favores de sus hijos ostentando un secreto ("Teoría de la adaptación"), o el poder que se esgrime entre sicoanalista y sicoanalizado que ya veo como pieza de antologías ("El salto evolutivo"). La inteligencia de Rosa Beltrán es deslumbrante y el humor sólo puede abrevar de ello. El lector lo podrá comprobar en su capacidad de ejercer el encantamiento de la serpiente, el poder de persuasión y una manera provocadora de miramos en el vértigo del cuento.
Rosa Beltrán es una admiradora de los cuentistas anglosajones: Carson McCullers, John Cheever, Raymond Carver, por citar algunos. Y quizás en el cuento esté más cerca de la forma literaria de esa tradición, que en la novela heredera de esa estirpe robusta y original del boom latinoamericano. Los cuentos de Rosa Beltrán beben de la sed universal y clásica de atender los meandros de la condición humana. Con la mirada de sus personajes sobre sí mismos, en esta lucha por la supervivencia de la que penden los cuentos aquí reunidos, Rosa Beltrán está muy cerca de un Chéjov humorístico, de un Gógol absurdo, de un Kafka metafórico, del deslumbrante humor inglés de un Bennett. ¿Porque de qué está hecho un escritor además de sus experiencias de vida, de su mirada, de su hambre de respuestas, de su exigencia personal y sus naufragios sino de sus lecturas? Beltrán ha dicho muchas veces que le tiene que robar al mundo literario para estar en la vida.
En estos cuentos de decantación muy fina, entonados con los postulados darwinianos, vistos desde el primer quinto del siglo XXI, Rosa atempera su voz literaria con las situaciones cotidianas que nos ponen a prueba para salir avante como individuos, como especie atrapada en sus propios paradigmas. Al final cada uno de ellos parece subrayar la idea de que nuestras fragilidades e imperfecciones encuentran su mejor estatura en la forma literaria, en el texto. Leer salva, escribir es sin duda una forma de sobrevivir a las innumerables aristas de la vida donde, como nos muestran estas cuatro deliciosas piezas, sobrevivimos a través de la rebelión o la resignación en un singular código de adaptación. ¿De qué lado se quiere usted colocar?, parece decirnos Rosa Beltrán. Ella ya escogió la supervivencia literaria.
Mónica Lavín
Supervivencia del más apto
Desde que cumplí setenta años, entreno a mi mujer todas las mañanas a fin de que, llegado el caso, pueda asistirse en su viudez. Se podría pensar que es prematuro, pero las estadísticas me confirman que mis previsiones tienen un fundamento: los hombres nos vamos antes. ¿Y alguien se ha detenido a pensar en las penalidades de la viuda cuando sus facultades menguan? La historia de la viuda alegre pertenece al