Saint Germain

Hacia la mágica presencia


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El verdadero nombre es “estrella Astrea”. Esta no es un plano sino una actividad de la cuarta esfera. Astrea es un ser cósmico cuya actividad consiste en consumir las creaciones del astral y contactar con los individuos cuya atención es atraída por los mundos astrales, a fin de instruirlos y de purificarlos de todo deseo de contacto con los mundos infortunados del astral. Durante las horas de sueño la mayor parte de la gente va a la esfera en que se encuentran los desencarnados. Hasta los 2.300 Metros, los planos del pensamiento en la atmósfera se superponen como sigue:

      1) El plano del crimen (capa muy espesa de sustancia descalificada).

      2) El plano del odio (más áspero).

      3) El plano de la cólera (más espeso).

      4) El plano de la critica, juicio, condena y chismorreo que forman una capa de sustancia descalificada muy espesa, en la que se mueve el pensamiento de un muy gran número de seres humanos, consciente o inconscientemente.

      5) El plano de la tolerancia o de la voluntad de dar a todos la libertad de pensamiento y de palabra. A partir del 5° plano entramos en la luz.

      6) El plano de la alegría en que todos se regocijan de una manera indecible del reconocimiento del poder divino en todo. 7) El plano del amor puro donde sentimos sin desprecio la presencia divina en todos. De este plano pasamos a la octava crística.

      8) Plano donde reina la perfección y la felicidad sin mezcla.

       El poder de la atención

      Queridos estudiantes que tan seriamente buscan la luz: sepan que sólo la única presencia “Yo Soy”, Dios en ustedes, es su invencible protección. No dispersen su atención sobre esas cosas externas tales como la astrología, la numerología, el espiritismo u otras que distraen su atención de su poderosa presencia “Yo Soy”, que es su ser real. Si confían siempre en su presencia “Yo Soy”, ella les conducirá por caminos floridos y quedarán envueltos en el bálsamo de su exquisito perfume. Estarán fortificados y bañados en esta paz que sobrepasa toda comprensión humana. La detención de la agitación mental les permitirá entrar en el gran silencio donde realizarán la unión con el yo, la presencia “Yo Soy”, la realidad de la actividad divina.

      Mis queridos amigos: deben comprender que es imposible servir a dos maestros y, no obstante, ganar la victoria de la liberación. Su libre albedrío los obliga a escoger. Si escogen lo externo, olvidando a la invencible presencia “Yo Soy”, sólo me queda envolverlos con amor en mi manto de poderosa protección hasta el día en que se determinen a volver a Dios, el único.

      Si optan por su poderosa presencia “Yo Soy” y se adhieren firmemente a ella, entonces sus luchas terminarán rápidamente y vivirán dentro de una esfera de armonía y de perfección que les permitirá mirar la vida exterior con comprensión, pero sin la menor simpatía que pueda trabar su propio crecimiento espiritual.

      Me recuerda esto la afirmación “¡Busca primero el reino de Dios y todo lo demás se le dará para su uso, bajo su mandato!”

      Este reino de Dios es su gran presencia “Yo Soy”, su única realidad, a quien pertenecen todas las cosas creadas y manifestadas y quien las da.

      ¿No es extraño queridos estudiantes, que un ser humano pueda estar tanto tiempo en el desierto de la discordia y de las limitaciones, cuando tiene contentamente cerca de sí a esta maestra presencia luminosa, esta presencia que espera que la atención se vuelva a ella, permitiéndole que les inunde toda perfección manifestada? Debe comprender el estudiante que no se puede dividir la atención entre las cosas externas y la presencia “Yo Soy”, porque una cosa divina contra sí misma se arruinará tarde o temprano. Toda grandeza pertenece a la presencia y ella gobierna la forma o, al menos, debería hacerlo.

      En ella hay fuerza, valor y poder. Queridos hijos: si pudieran darse cuenta plenamente qué privilegios se les ofrece y cómo es posible, en un tiempo relativamente corto, ganar su liberación de toda limitación.

      Nota:

      La diferencia entre compasión divina y la simpatía humana es tan grande como la diferencia entre la luz y las tinieblas. La compasión divina tiene la atención del estudiante anclada en la poderosa presencia “Yo Soy”, llamándola en acción para producir la perfección.

      En la simpatía humana la energía surge descalificada por el sentimiento de la imperfección y no hace sino intensificar la imperfección ya existente.

      ¿Qué es la simpatía? No es sino un acuerdo, una aceptación de la imperfección.

      Hagan lo que hagan, estén en guardia ante la simpatía humana. No se dejen deslizar en las arenas movedizas, sino permanezcan conscientes de sus alas que pueden elevarlos por encima de toda destrucción. No juzguen a nadie, en absoluto. En cambio, penetren gozosamente en la radiación de su presencia “Yo Soy” y todas las cosas manifestaran la perfección.

       Visualización de la armadura de luz

      Queridos hijos de la luz: llamen a su poderosa presencia “Yo Soy” y a los maestros ascendidos a fin de que los revistan con su armadura de luz, que es tan real y tangible como sus vestidos. Es esta una condensación de sustancia electrónica pura, que viene del corazón de su presencia “Yo Soy” y está cargada del entendimiento divino de los maestros ascendidos para darles una protección invencible y eterna. Los maestros les piden que los visualicen en esta armadura de luz cristalina. Este vestido de las esferas superiores es similar a la armadura de los caballeros de las cruzadas. Comprenden igualmente el casco con visera. Los maestros se revisten con esta armadura cuando van a los mundos del astral para liberar a los que allí se encuentran aprisionados. Los seres siniestros sienten un invencible temor por la luz blanca resplandeciente irradiada por esta vestidura: saben que ha llegado su fin.

      Con la visera baja y la flamígera espada azul en la mano, el maestro se hunde en las tinieblas del astral con la rapidez del rayo y secciona los tentáculos de los individuos viciosos que aprisionan a los desgraciados caídos en sus espejismos.

      Hasta los 2.300 M., La atmósfera se encuentra oscurecida, no solamente por el número considerable de almas desencarnadas que no pueden salir de la Tierra a causa de sus deseos materiales no saciados, sino también por las formas-pensamientos creadas por el conjunto de la humanidad ignorante y rencorosa. La presión de esta energía descalificada es la causa de todas las desgracias de la humanidad, las condiciones atmosféricas extremas, las epidemias, el estancamiento de los negocios, los numerosos casos de enajenación mental y las enfermedades incurables.

      Sólo los seres que conocen la técnica de la armadura de luz pueden aventurarse sin peligro para ellos mismos, en estos dominios del psiquismo para ayudar a las almas que allí vagan.

      En nuestra vida cotidiana, pasamos constantemente junto a desencarnados y bajas formas-pensamientos. Para permitir que nos protejamos contra estas vibraciones indeseables, los maestros nos explican la visualización de la armadura de luz. Cada mañana, al vestirse, vean dentro de esta armadura de luz cristalina. Reanuden su visualización antes de meterse en la cama fin de que su entendimiento, al salir del cuerpo físico, en uno de sus cuerpos más sutiles, pueda alcanzar el círculo electrónico del sol o cualquier otra esfera de luz, sin quedar aferrado por los individuos o las formas viciosas del astral. Evitarás así la fatiga de sueños incoherentes o de pesadillas. Por nuestras llamadas al arcángel Miguel y, sobre todo, al maestro Astrea, podemos obtener la purificación de la Tierra y de su atmósfera —para el mayor bien de las almas a la deriva y de la misma humanidad. Esta visualización debe hacerse de pie.

      Visualización de la presencia luminosa

      La visualización de la presencia luminosa de Jesús o de otro maestro ascendido es el medio más poderoso que permite crear un foco por el que la consciencia del maestro ascendido puede obrar en la experiencia física de un individuo, de una nación, de la humanidad o de la Tierra misma.

      El poder que el maestro puede concentrar en su presencia luminosa es irresistible porque es la operación