Scott Hahn

Lo primero es el amor


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target="_blank" rel="nofollow" href="#ulink_e7d44c6d-7667-5b6a-b302-aa37e3173df0">[3] F. de Coulanges,The Ancient City, Doubleday, Garden City, N. Y. 1956, p. 40; H. Maine, Ancient Law, Dutton, New York 1977; E. Schillebeeckx, Marriage: Human Reality and Saving Mistery, Sheed & Ward, New York 1965, p. 234: «Cada familia tenía su propia liturgia doméstica... Su sacerdote era el paterfamilias del hogar doméstico... Por tanto, la familia antigua era, por definición, una comunidad religiosa».

      [4] H. C. Brichto, «Kin, Cult, Land and Afterlife: A Biblical Complex», Hebrew Union College Annual 44 (1979) 1-54: «Hay pruebas abundantes de que el papel de sacerdote en la familia israelita fue cumplido en la antigüedad por el primogénito» (p. 46). Cf. G. N. Knoppers, «The Preferential Status of the Eldest Son Revoked?» en S. L. McKenzie y T. Romer (eds.), Rethinking the Foundations, Walter de Gruyter, Berlin 2000, pp. 115-126; B. J. Beitzel, «The Right of the Firstborn in the Old Testament», en W. C. Kaiser y R. F. Youngblood (eds.), Essays on the Old Testament, Moody, Chicago 1986, pp. 179-195; I. Mendelsohn, «On the Preferential Status of the Eldest Son», Bulletin of the American Society of Oriental Research 156 (1959) 38-40. Para una perspectiva similar en las fuentes patrísticas y medievales, Cf. San Jerónimo, MPL 23, 980, y Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae II-II, q. 87, art. 1.

      [5] Cf. F. M. Cross, «Kinship and Covenant in Ancient Israel», en From Epic to Canon, Johns Hopkins University Press, Baltimore 1998, pp. 3-21: «El lenguaje de la alianza, parentesco legal, es tomado del lenguaje del parentesco, parentesco carnal» (p. 11). Habría que hacer notar que las alianzas podían darse también entre los que ya estaban relacionados por parentesco (por ejemplo, David y Jonathan en 1 Sam 20, 12-17; los ancianos de Israel y David en 2 Sam 5, 1-3). Las alianzas, por tanto, no servían solamente para iniciar y extender las relaciones y obligaciones familiares, sino para renovar o fortalecer los lazos de parentesco natural; cf. G. P. Hugenberger, Marriage as a Covenant, Brill, Leiden 1994, pp. 177-215. También cf. C. Baker, Covenant and Liberation, Peter Lang, New York 1991, p. 38: «Podemos tomar como descripción de trabajo de la alianza... un compromiso solemne y externamente manifestado que fortalece el parentesco y el interés familiar entre ambas partes».

      [6] D. J. McCarthy, S. J., «Israel My Firstborn Son», Way 5 (1965) 186; cf. Id., Treaty and Covenant, 2.ª ed, Pontificio Instituto Bíblico, Roma 1981; P. Kalluveetitil, Declaration and Covenant, Pontificio Instituto Bíblico, Roma 1982, p. 212; Cross, «Kinship and Covenant», pp. 12-13: «La liga era también una organización de parentesco, un pacto de familias y tribus... Idealmente, la liga estaba concebida como doce tribus, relacionadas por alianza y por parentesco... Israel es la parentela (‘am) de Yahvé... Esta fórmula debe ser entendida como un lenguaje legal, el lenguaje de parentesco de afinidad, o en otras palabras, el lenguaje de la alianza».

      [7] C. C. Zimmerman, Family and Civilization, Harper & Brothers, New York 1947, pp. 128-29.

      [8] Cf. Zimmerman, Family and Civilization, pp. 120-210. Zimmerman introduce su «nueva clasificación» en relación con las siguientes preguntas: «Del poder total de la sociedad, ¿cuánto pertenece a la familia? De la cantidad total de control de las actuaciones en la sociedad, ¿cuánto se le deja a la familia? ¿Qué papel juega la familia en los asuntos totales de la sociedad? Estos son los problemas reales. Si queremos casarnos o romper una familia, ¿a quién consultamos: a la familia, a la Iglesia o al Estado?» (p. 125). Describe Zimmerman la naturaleza esencialmente religiosa de la familia depositaria: «Entre los primeros romanos, las concepciones religiosas eran hogareñas y familiares. La gente estaba unida entre sí por sentimientos sagrados» (p. 146). «Había restricciones sociales: las convicciones religiosas de la familia y la gente y el consejo familiar... La misma domesticación de la religión era predominante entre los antiguos griegos. De hecho, esto parece cierto en todos los grupos antiguos civilizados... es la tesis de los himnos védicos y otros antiguos documentos hindúes. El confucionismo está fundado sobre el desarrollo de la religión doméstica de los antiguos chinos... Esto era también verdad para los primitivos romanos... Sin embargo, la raza no parece ser el factor, puesto que todos los grandes pueblos civilizados tienen su correspondiente religión. Esta domesticación de la religión fue el hecho que origina la concepción ordinaria del marido como dueño de la esposa y los hijos, con poder de adquirirlos y venderlos, concepción totalmente errónea. La religión crea una unidad, algo que no tiene valor de mercado. Marido y mujer (como padres e hijos) estaban unidos por lazos mil veces más significativos que el precio de mercado» (pp. 147-148). Zimmerman ilustra esto trazando la evolución del matrimonio desde el depositario (como sacramento), pasando por el doméstico... hasta el atomista (como mera «cópula carnal por placer») (pp. 148-153). «Por tanto, en el periodo depositario, el adulterio, junto con uno u otros dos crímenes, es el acto infamante contra la sociedad entera (el grupo de parentesco que conecta la persona con la vida)» (p. 153). Esto recuerda las antiguas leyes israelitas contra el adulterio (Ex 20,14), para el cual se prescribía la pena capital (Lv 20,10; Dt 22, 22).

      Además de Zimmerman, me he aprovechado enormemente de otros estudios más recientes sobre la familia, como J. D. Schloen, The House of the Father as Fact and Symbol: Patrimonialism in Ugarit and the Ancient Near East, Harvard University Press, Cambridge, Mass. 2001;P. Riley, Civilizing Sex: On Chastity and the Common Good, T&T Clark, Edimburgh 2000; C.R. Jones, Kinship Diplomacy in the Ancient World, Harvard University Press, Cambridge, Mass. 1999; A. Burguiere et al. (eds.), A History of Family, 2 vols, Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1996; B. Gottlieb, The Family in the Western World, Oxford University Press, New York 1993; A. D. Smith, The Ethnic Origins of Nations, Basil Blackwell, New York 1986; P. Abbott, The Family on Trial: Special Relationships in Modern Political Thought, Pennsylvania State University Press, University Park, Pa. 1981; J.-L. Flandrin, Families in Former Times, Cambridge University Press, New York 1979; A. Moret y G. Davy, From Tribe to Empire: Social Organization Among Primitives and in the Ancient East, Routledge & Kegan Paul, London; Cooper Square, New York 1970; W. J. Goode, World Revolution and Family Patterns, Free Press, New York 1963.

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