José Luis González-Balado

Pablo VI


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al mundo entero a una Mujer hasta aquel momento desconocida. Anuncia donar a la Madre Teresa de Calcuta, para su obra de amor universal, el automóvil Lincoln descapotable que le habían regalado los estudiantes de una Universidad católica de EE.UU.

      1965 (14 de septiembre). Inaugura la cuarta y última sesión del Concilio. Con tal motivo dirige un discurso a los Padres conciliares recordándoles, y recordándose a sí mismo, la amonestación de San Pablo: Veritatem facientes in caritate (Ef 4,15). Caminamos obrando la verdad hacia la caridad. «En esta asamblea, la expresión de tal ley de la caridad tiene una denominación sagrada y grave, que se califica de responsabilidad. San Pablo diría urgencias: Caritas Christi urget nos (La caridad de Cristo nos empuja) (2Cor 5,14)».

      (4-5 de octubre). Invitado por el Secretario General U Thant, emprende un viaje a la ONU, donde dirigirá la palabra a los representantes de las 117 naciones para dejarles un mensaje de honor y de paz. Como «experto en humanidad», Pablo VI asume la voz de los muertos y de los vivos. De los muertos caídos en las guerras pasadas soñando con la concordia y la paz del mundo. Y de los vivos que les han sobrevivido, llevando en sus corazones la condena hacia quienes intenten renovar tales guerras. Y también de otros vivos, los jóvenes de las generaciones actuales que avanzan suspirando por una humanidad mejor. En discursos pronunciados con tal motivo y en diferentes ocasiones, insiste con una invocación angustiosa, la de ¡Nunca más la guerra! ¡Nunca más los unos contra los otros!

      (8 de diciembre). Se concluye, con la cuarta sesión, el Concilio. Hace entrega, en el curso de una concelebración en el atrio de la Basílica de San Pedro, de los mensajes del Concilio a representantes de los gobernantes, de los intelectuales, de los artistas; de las mujeres, de los trabajadores, de los pobres, de los enfermos, de todos los que sufren, y de los jóvenes. En fecha anterior (28 de octubre) habían sido aprobados y publicados cinco documentos del Concilio Vaticano II, tres como Decretos conciliares (sobre el Oficio pastoral de los Obispos, sobre la Renovación de la Vida religiosa, y sobre el Ministerio y la Formación sacerdotal), y dos como Declaraciones conciliares (respectivamente sobre la Educación cristiana de la Juventud y sobre las relaciones de la Iglesia con las Religiones no cristianas). Un día antes (7 de diciembre) habían recibido su aprobación dos documentos: la discutida declaración conciliar sobre La libertad religiosa (aprobada con 2.308 votos a favor y sólo 70 en contra) y el decreto conciliar sobre La actividad misionera de la Iglesia (aprobada con 2.394 votos a favor y sólo 5 en contra). Y asimismo la Constitución pastoral Gaudium et spes (sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo), ratificada con 2.309 votos a favor y 75 en contra.

      1966 (14 de junio). Suprime el Índice de libros prohibidos.

      1967 (29 de enero). Recibe en audiencia al presidente del Presidium del Soviet supremo de la URSS, Nikolai V. Podgorny. (26 de marzo). Publica la encíclica Populorum progressio sobre el desarrollo de los pueblos y la paz en el mundo. (13 de mayo). Peregrinación a Fátima en un día. (18 de junio). Reestablece el diaconado como grado eclesiástico permanente. (29 de junio). Inaugura el Año de la Fe. (25 de junio). Viaja a Turquía, visitando al Patriarca ecuménico de Constantinopla, Atenágoras, y aprovechando para visitar Éfeso. (15 de agosto). Publica la constitución apostólica Regimini Ecclesiae Universae sobre la reforma general de la Curia romana. (4 de noviembre). Se somete a una intervención quirúrgica para la extirpación de la próstata.

      1968 (1 de enero). Celebra la Primera Jornada de la Paz, decidiendo que se celebre todos los años el primero de enero. (30 de junio). Concluye solemnemente el Año de la Fe, proclamando el Credo del Pueblo de Dios. (22-25). Con motivo del XXXIX Congreso eucarístico que se celebra en Bogotá, realiza un viaje para adorar a Jesús eucarístico a la capital colombiana, acudiendo luego a Medellín para encontrarse con el Episcopado Latinoamericano (CELAM) allí reunido.

      1969 (31 de julio-2 de agosto). Lleva a cabo un viaje apostólico a Uganda, en representación del amor del Papa al continente africano, que lleva en su corazón. (Unos años antes, siendo de Milán, ya había visitado Biafra, Kampala, Rodesia y Ghana, donde había fundado una «misión ambrosiana», atendida por misioneros de Milán).

      1970 (27 de septiembre y 4 de octubre). Proclama a dos santas, respectivamente Santa Teresa de Jesús y Santa Catalina de Siena, como doctoras de la Iglesia.

      (26 de noviembre-5 de diciembre). Realiza el último y más largo viaje de su pontificado, por duración y millas aéreas, cuando ya su salud estaba deteriorada. Visitó, con espíritu misionero, los dos continentes extremos que le quedaban sin visitar: Asia y Oceanía. Fueron varios países de Asia, en un anhelo orante y misionero, con varias escalas técnicas, sigladas de más que simples saludos a representantes humanos y políticos... Etapas que fueron Manila (donde sufrió un ataque que quiso ser mortal y que por providencial suerte no llegó a serlo)[4] y antes Teherán y Pakistán, y Samoa, y Sídney, y Nueva Zelanda, y Australia, Yakarta, Ceylán, Hong Kong: este fue, entre todos sus viajes, el más alejado del considerado centro espiritual y jurídico de la Iglesia, que se sentía «responsable, solidaria, con las Iglesias esparcidas por el mundo, permaneciendo atenta a las personas con ideas y sentimientos religiosos distintos de los de la fe cristiana».

      Nombramiento de cardenales: 1965 (22 de febrero). Nombra 27 nuevos cardenales. 1967 (26 de junio). Nombra otros 27 cardenales. 1969 (28 de abril). Nombra 33 cardenales nuevos, reservando dos más in pectore. 1973 (5 de marzo). Nombra 30 cardenales nuevos y publica los dos reservados in pectore el 28 de abril de 1969. 1976 (24 de mayo). Nombra 20 cardenales nuevos y reserva uno in pectore[5].

      Ejercicios espirituales: 1964 (16-22 de febrero). Bernhard Häring, sobre La vida cristiana a la luz de los Sacramentos; 1965 (8-13 de marzo). Ambroise Carré, sobre Fe, fidelidad y amor a Cristo; 1966 (27 de febrero-5 de marzo). Giuseppe Carraro, obispo de Verona (Italia), sobre Al servicio de Cristo; 1967 (12-18). Paolo Dezza SJ; 1968 (3-9 de marzo). René Voillaume; 1969 (23 de febrero-1 de marzo). Abad Gabriel Brasó, sobre Nuestro sacerdocio a la luz del sacerdocio de Jesucristo; 1970 (15-21 de febrero). Jacques Loew, sobre Cristo y la Iglesia; 1971 (28 de febrero-6 de marzo). Divo Barsotti, sobre La Iglesia y el Sacerdocio; 1972 (20-26 de febrero). Maurice Zundel, sobre ¿Qué hombre, qué Dios?; 1973 (11-17 de marzo). Antonio Javierre-Ortas, sobre Tu Padre está en el secreto; 1974 (3-9 de marzo). Eduardo Pironio, sobre Queremos ver a Jesús; 1975 (16-21 de febrero). Anastasio Ballestrero, Caminando hacia nueva vida; 1976 (7-13 de marzo). Karol Wojtyla, de Cracovia, Signo de contradicción; 1977 (27 de febrero-5 de marzo). Mariano Magrassi, sobre Asidos a Cristo; 1978 (12-18). Carlo María Martini, sobre Reflexiones sobre el Evangelio de San Mateo.

      1978. Secuestro de Aldo Moro (16 de marzo). Con Pablo VI ya muy debilitado en su salud, por los años y por una muy avanzada artrosis, se produce un grave acontecimiento que no cabe duda de que adelantó su desenlace final: fue el secuestro de un buen amigo suyo desde largo tiempo, uno de los políticos más rectos de Italia y del panorama internacional: el onorevole Aldo Moro. (21 de abril). Para secuestrarlo, asesinaron a los cinco miembros de su escolta. Los miembros de las Brigadas Rojas, autores del secuestro, lo autorizan a que escriba al Papa para intermediar en su liberación. Él les suplica que le devuelvan la libertad porque es «un hombre bueno y honrado, a quien nadie puede acusar de ningún reato, ni de escaso sentido social, de falta de servicio a la justicia y a la pacífica convivencia civil»[6]. (9 de mayo). No le hacen caso y aparece asesinado. Su secuestro constituyó uno de los más crueles sufrimientos de Pablo VI.

      (6 de agosto). Fallece Pablo VI: Es domingo de la Transfiguración, pleno verano, tiempo de vacaciones. Extremado en la salud, consciente de que la muerte está cerca, ha optado por retirarse a Castelgandolfo, lejos del clima romano-vaticano. Fallece a las 21.40 h. Ha dispuesto que el suyo sea un funeral sin ruidos y sin especiales honores. Los obispos de Italia, quienes mejor lo han conocido, piden en seguida la introducción de su causa de beatificación. En seguida se les suma el episcopado latinoamericano, representado por el CELAM. El Papa Francisco fija para el 19 de octubre de 2014 la fecha de su beatificación. Para cuantos lo conocimos, era algo que anhelábamos, desde el recuerdo constante de su heroica santidad. Pablo VI fue un Papa casi mártir. Somos conscientes de lo limitativo del casi que se nos ha escapado a nosotros. Otros analistas de su perfil emplean lo de mártir en su pleno significado. ¡Tienen razón!

      Un breve prólogo... ¡español!