armas a todos e incluso torturar a los sospechosos – aplausos cuando nos concedamos el premio Nobel de la paz – ¡qué farsa tan ridícula! – no se lo entenderá jamás...
La nuestra...
La vida como laboratório, idiolatrar la superficie, dejarse pudrir la esencia
Predicar al pueblo que el enemigo esté a miles de kilómetros en tierras lejanas, mientras que esté a dos pasos, caminando incluso
La nuestra...
La vida de la gente como un estudio psicológico, declarando los que en contra de la locura estén como enfermos mentales mientras los que lo diagnosticaron los verdaderos enfermos son
La nuestra...
Predicar un mundo unido, un mundo de la paz y del amor, sin diversidades, sin rencor, siguiéndo armándose hasta los dientes de una boca al que nada la quite el hambre nunca
La nuestra...
La vida de la gente que les sirve como batería, hasta que llegue el día en el que el ganado ya no les convenga más y lo faenen a todo
La nuestra...
Predicar que solamente quería lo mejor para nosotros, envenenando las comidas, el agua, el aire y hasta el cielo incluso
La nuestra...
La vida es mejor vivir en una libertad peligrosa que en una esclavitud pacífica
La nuestra...
va a sentir pronto lo que signfica levantarse el pueblo entero mundial para despedir a los establecidos con la gran esperanza que la revolución esta vez no se coma a su prole...
Érase una vez la hipocresía...
Se ubicaba en cada una de las cuatro esquinas redondas del mundo
Se ubicaba en cada gobierno títere del mundo
instalado hace ya muchos años de parte de los que se coronaron a los reyes a si mismos
Se ubicaba en cada arenga para la paz
Se ubicaba en cada sacudir manos con los aliados
hasta que llegaba el día en el que no les servía más
y los mataron a sus aliados, entre ellos los de toda la vida, otros de nomás un par días
y uno de ellos les advertía a los demás aliados en una arenga poco antes de su asesinato
"¡No crean que estén a salvos! ¡Justo cuando ustedes no les sirvan más, les tocará la última hora!"
y se reían de él y de lo que les había dicho – ¡pucha! Ya nadie de ellos se reirá nunca jamás...
Se ubicaba en los contratos de alimentos que al fin y al cabo solamente servían a saciar el hambre del oro de los reyes
Se ubicaba en las guerras que soltaron, predicando ser miembros de una religión que rechaza y por ende no conoce a la violencia
y nunca respetaban a los mandamientos por los que juraron miles y una vez en frente de la vista de todo el mundo
con impudicia
trataron de gobernar al mundo entero
dividiéndolo en dos estratos
y por muchos años se les fue maravilloso
hasta que un día la gente decidía de acabar con esta pendejada tan absurda
y había una última confrontación entre los reyes coronados por si mismos y la gente hecha sirviente
que simplemente dejaba de participar en este juego malvado
y con armas trataban de reganar el control sobre el rebaño suyo
pero las ovejas se habían dado cuenta
que ningún palo, ningún perro, ningún pastor malvado
pueda con ellos
todos
unidos
quietos
no colaboraron más y con este pasito tan chiquito
cambiaron el mundo y enterraron a la hipocresía
en un lugar público a la vista de todos
para que nunca jamás se olvidaran del mundo loco que dejaron atrás
dicen que no sea una señal de buena salud, estar adaptado muy bien a una sociedad profundamente enferma
pero ¿cómo sabemos de que la sociedad que nos forma tenga esa deficiencia?
Al corazón hay que escuchar nomás y a la intuición además
y cada uno se dará cuenta que precisamos de una última declaración a la
hipocresía y sus hinchas – ¡qué descansen en paz para siempre!
Érase una vez un luchador...
Con su alma no aguantaba el yugo bajo el que vivían
Con su espada pensaba en romper las cadenas
Con su palabra juraba de acabar con la dictadura cuya raíz tenía en tierras lejanas
Con sus dichos a los hechos no se demoraba mucho tiempo hasta que llegaron las tropas del padre abusivo
Con sus manes les esperaba en la orilla con una bandera blanca izada, estrechándoles su mano de hermano
Con sus primeras palabras de tratar de quitarles la hiel que les fue incrustada por parte de al quien solían decir "padre" quería que no se culmara la tensión a una batalla por el sólo hecho de anhelar del dulce sentir la libertad que ni sus hermanos lejanos sentían en su mundo tan civilizado
Con el primer disparo le hicieron caer al luchador cuyas palabras no habían sido en vano
resultaban la pepa de la resistencia de dentro de cada soldado que fue entrenado a obedecer cualquier órden dado
resultaban la razón por la cual entre ellos mismos empezaron a dispararse, tratando de lanzar una bala que acabara con el asesino del luchador que todavía paradito seguía con su arenga
A favor de mis hermanos aquí en esta tierra, y al favor a mis hermanos en la tierra detrás del horizonte – ¡bajen las armas y no sigan más al maluco que los mandó, que no les ama como yo!
Con el último disparo de este día se caía un uniforme con medallas de plata, de bronce y de oro
Con el último respiro se alegraba el luchador que vio a su misión como cumplida en su vida
Con el último sonido de fusil posado en la tierra, el sonido al que a todos les amaba escuchar igual, se acabó la invasión
y con ella el falso orgullo, la avarícia y el sueño equivocado del imperialismo
y empezó una década de oro
hasta que un día se repetía la historia
pero como un ocho que no tiene fin, el destino le dio luz a otro luchador
que vino, vio y al final de su jornada venció.
Algunos cerraron los ojos de inmediato, otros veían bien hasta los cientoveinte años.
¡Qué el mundo y la esperanza y el espíritu libertador siempre siempre siempre den luz a así gran ejemplos!
¡Hasta la próxima, comandante!
Érase una vez un pueblo...
No podía creer al escuchar la noticia que había ganado este pendejo – ¡de nuevo!
Que aparte de mucha plata no tiene agenda política – ¡de nuevo!
salvo lo de "crear trabajo para el pueblo" y "acabar con el terrorismo" - ¡de nuevo!
No podía creer a las voces de los que votaron por