Susan Stryker

Historia de lo trans


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físicas deseadas a través de hormonas y/o cirugía».

      Disforia de género en niños y niñas 302.6:

      A. Una marcada incongruencia entre el sexo que una persona siente o expresa y el que se le asigna durante al menos seis meses, manifestada por un mínimo de seis de las características siguientes (una de las cuales ha de ser el criterio A1):

      1. Un poderoso deseo de ser del otro sexo o una insistencia de que él o ella es del sexo opuesto (o de un sexo alternativo al que se le asigna).

      2. En los chicos (sexo asignado), una fuerte inclinación al travestismo o por simular el atuendo típicamente femenino; en las chicas (sexo asignado), una fuerte preferencia por vestir ropas típicamente masculinas y una fuerte resistencia a vestir ropa típicamente femenina.

      3. Preferencias marcadas y persistentes por el papel del otro sexo o fantasías referentes a pertenecer al otro sexo. Una marcada preferencia por los juguetes, juegos o actividades habitualmente practicadas por el sexo opuesto.

      4. Una marcada preferencia por compañeros y compañeras de juego del sexo opuesto.

      5. En los chicos (sexo asignado), un fuerte rechazo por los juguetes, juegos y actividades típicamente masculinos, así como por los juegos bruscos; en las chicas (sexo asignado), un fuerte rechazo por los juguetes, juegos y actividades típicamente femeninos.

      6. Un marcado disgusto con la propia anatomía sexual.

      7. Un fuerte deseo de poseer los caracteres sexuales, tanto primarios como secundarios, correspondientes al sexo que se siente.

      B. Esta condición va asociada a un malestar clínicamente significativo o a un deterioro en lo social, escolar u otras aéreas importantes de funcionamiento.

      Disforia de género en adolescentes y personas adultas 302.85:

      A. Una marcada incongruencia entre el sexo que una persona siente o expresa y el que se le asigna durante al menos seis meses, manifestada por un mínimo de dos de las características siguientes:

      1. Una marcada incongruencia entre el sexo que una persona siente o expresa y sus caracteres sexuales primarios o secundarios (o en los y las adolescentes jóvenes, los caracteres sexuales secundarios previstos).

      2. Un fuerte deseo por desprenderse de los caracteres sexuales propios primarios o secundarios, a causa de la marcada incongruencia con el sexo que se siente o expresa (o en los y las adolescentes jóvenes, un deseo de impedir el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios previstos).

      3. Un fuerte deseo por poseer los caracteres sexuales, tanto primarios como secundarios, correspondientes al sexo opuesto.

      4. Un fuerte deseo de ser del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).

      5. Un fuerte deseo de ser tratado o tratada como del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).

      6. Una fuerte convicción de que uno o una tiene los sentimientos y reacciones típicos del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).

      B. Esta condición va asociada a un malestar clínicamente signi-ficativo o a un deterioro en lo social, laboral u otras áreas impor-tantes del funcionamiento.

      Expresión de género: Todos representamos nuestra propia percepción modulando nuestro cuerpo para expresar nuestro género. En los últimos años, conforme han ido ganando atención legal y regulación burocrática las cuestiones transgénero, se viene haciendo alusión a la expresión de género como estatus protegido, tratamiento que también recibe la identidad de género. La intención en este caso es la de proteger a las personas que expresan su género de forma no binaria o inconformista, como sería el caso de una mujer de la industria tecnológica que no llevase maquillaje y que se sintiese más cómoda en camiseta que en vestido de gala, o de un estudiante joven de la escuela de arte que tuviera debilidad por la laca de uñas con purpurina. Lo fundamental es que estas expresiones de la personalidad nunca deberían ser ilegales, estigmatizadas, discriminadas ni perjudiciales para las personas que así se expresan. «Expresión de género» es un término útil también en situaciones en las que algunos miembros de la administración, o algunos empresarios, no aceptan o reconocen a las personas trans como realmente pertenecientes al género con el que se identifican y siguen viendo a una mujer transgénero como un «hombre con vestido» o a un hombre trans como una «mujer con vello facial». No importa tanto lo que otras personas piensen de ti si puedes expresarte sin miedo y de la manera que consideres adecuada. Algunas personas trans, especialmente aquellas que creen que su condición tiene una base biológica y precisa tratamiento médico, hacen una distinción entre expresión de género e identidad de género según la cual la identidad de género es más seria y menos deliberada y precisa un mayor nivel de protección que la expresión de género, que se considera más voluntaria y menos importante.

      Identidad de género: Cada persona tiene la percepción sub-jetiva de encajar (o no hacerlo) en una categoría de género concreta; eso es la identidad de género. Para la mayoría de la gente hay un sentido de congruencia entre la categoría que se le ha asignado al nacer y en la que ha sido socializada y aquello que cree ser. Las personas transgénero son la prueba de que esto no es siempre así, que es posible construir una percepción propia distinta al resto de miembros del género que se nos ha asignado al nacer, sentirse parte de otra categoría de género o renegar por completo de cualquier categorización. Mucha gente que nunca ha experimentado un sentimiento de incongruencia de género es incapaz de entender realmente lo que significa para otras personas, pueden incluso dudar de que las personas transgénero verdaderamente sientan algo así o que dicho sentimiento pueda ser persistente, inextricable y doloroso a nivel emocional. A su vez, suele ser difícil para las personas transgénero que experimentan esta incongruencia explicar lo que esto significa o por qué es tan importante abordarlo. Cómo se desarrolla la identidad de género en primer lugar y cómo las identidades de género pueden ser tan diversas son temas candentes de debate que apuntan directamente a las dialécticas naturaleza versus educación y determinismo biológico versus construcción social. Algunas personas creen que la identidad de género y los sentimientos transgénero provienen de características físicas innatas; otras piensan que son resultado de la educación de los niños y niñas o de las dinámicas emocionales de sus familias; otras consideran incluso que la identidad y el deseo de expresarla de modo diverso nacen de creencias espirituales, preferencias estéticas o deseos eróticos. Como se ha sugerido anteriormente, es más importante reconocer que algunas personas experimentan el género de forma distinta a la mayoría que determinar por qué algunas personas experimentan el género así.

      Pronombres de género neutro: El inglés, la lengua más hablada en los Estados Unidos, no permite fácilmente hacer alusión indirecta a otros individuos sin asignarles un género. Debemos escoger entre los pronombres de tercera persona he, she o it, siendo este último inapropiado para hacer referencia a seres humanos precisamente porque no indica el género. Hay, sin embargo, una larga tradición de pronombres de tercera persona con género neutro en varios dialectos ingleses (como es el caso de la reliquia anglosajona a, que aún se emplea en la zona de Yorkshire en el Reino Unido, para hacer referencia a él/ella/ello, o yo, un término vernáculo afroamericano popularizado por el hip-hop, que se emplea con el mismo fin en las proximidades de Baltimore a día de hoy). También existe una larga historia de intentos para introducir de forma deliberada pronombres de nueva creación (como la palabra thon, que se propuso en 1858 como contracción de that one [esa persona] y que se consideraba parecida a la forma arcaica thine empleada para el posesivo de segunda persona del singular your [tu]), así como para emplear el plural de género neutro (they/them) como sustituto del singular de género binario. Los primeros usos del plural como alternativa al singular datan del siglo xvi y siguen siendo comunes incluso en las variedades regionales actuales como es el caso de y’all (you all [todos vosotros]) y y’uns o yinz (you ones [vosotros]), que a menudo se emplean en referencia a un solo individuo. Cada vez es más frecuente el uso del plural they/them/their en sustitución de un pronombre singular con género cuando se desconoce o resulta irrelevante el sexo o el género de la persona a la que se hace alusión –incluso hasta llegar a construcciones inadecuadas como the