Louis Claude Fillion

Vida de Jesucristo


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cuando ha pasado bastante tiempo tras la ascensión de Cristo. Ello permite pensar que se ha verificado una evolución desde la perspectiva pascual[70]. Y es lógico que fuera así, pues el tiempo transcurrido permitió una mayor profundización en los datos recibidos de la predicación primera, realizada por Cristo y continuada por los Apóstoles. El Evangelio de Juan es una obra de fines del siglo I, como dice la tradición. Por tanto, una obra de mayor madurez teológica, de más amplio y hondo conocimiento del mensaje evangélico. Según esta reflexión, es comprensible que una de las características de la cristología joánica sea la multiplicidad de títulos aplicados a Jesús. Se podría decir que el evangelista ha querido concentrar en Jesús la totalidad de las figuras tradicionales que tienen alguna relación con la salvación. Así Jesús es llamado Cordero de Dios, Mesías, Cristo, Profeta como Moisés, Hijo del hombre, Hijo de Dios, Lógos, etc.

      Estas cristologías se distinguen no solamente por las diferentes aclaraciones, proyectadas sobre la persona de Cristo en quien se cumple el Antiguo Testamento. También una u otra cristología aportan nuevos elementos, en particular los «evangelios de la infancia» de Mateo y de Lucas, que enseñan la concepción virginal de Jesús, mientras los escritos de Pablo y de Juan nos desvelan el misterio de su preexistencia. Un tratado completo de «Cristo Señor, mediador y redentor» no existe en ninguna parte. El hecho es que los autores del Nuevo Testamento, en cuanto doctores y pastores, testimonian sobre el mismo Cristo con diferentes voces en la melodía de un canto único.

      Por tanto, es imposible reducir el acontecimiento cristológico a los límites de la vida terrena de Jesús que, si pertenece de modo decisivo a la historia de los hombres, debe tener un antes y un después que también pertenecen a ese acontecimiento: el antes es el tiempo del Antiguo Testamento, y el después es el tiempo de la Iglesia.