Mario Ramírez-Orozco

La paz sin engaños


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donde se considera vital para la especie humana y el planeta las relaciones no agresivas de los humanos con el sistema bioambiental. La paz para los ambientalistas no es otra cosa que la sumatoria de factores que permiten la realización personal o de una sociedad en un ambiente de tranquilidad física, económica y cultural.{20} En otros planos están las múltiples interpretaciones de paz desde la perspectiva de las distintas religiones o grupos de carácter espiritual en todo el mundo.

      El auge del feminismo desde los años setenta impulsó un amplio debate mundial sobre la necesidad de diferenciar la paz en dos niveles: uno macro y otro micro. Así como es crucial la ausencia global de la violencia generada por las guerras; se debería dar igual importancia a la violencia que se desarrolla en los espacios pequeños como la casa o la comunidad.{21} Estos movimientos también hicieron hincapié en el carácter casi masculino de todos los actores directos de la violencia y en que la guerra ha sido una forma cultural masculina de afrontar los conflictos.

      Ideario que sigue vigente con la creación, en el 2005, del proyecto Mujeres de Paz en el Mundo en el que critican la definición, que ellas llaman convencional, de paz:

      […] que se basa en el opuesto de las fuerzas militares, en los ceses al fuego y los tratados de paz —acuerdos por los jefes de estado— no era suficiente. Sabemos [...] que cuando la firma de un tratado de paz resulta en el retiro de las fuerzas militares y el cese de las disputas, todo lo que queda es la devastación. Niños traumatizados, destrucción de la infraestructura, inestabilidad del gobierno, muerte y enfermedad. Muy a menudo no se tratan las razones originales de los conflictos y por tanto la violencia resurge una y otra vez.{22}

      Por ello son contundentes al declarar que “el final de la guerra no significa, automáticamente, la paz” y por lo tanto lo que se debe implementar es una paz con “seguridad humana”; realidad que va más allá que la tradicional seguridad del Estado.{23}

      Dicha seguridad humana, impulsada por las féminas, se compone de una serie de seguridades alternas que fomentarían un clima de paz verdadero. Entre ellas citan: “seguridad económica, contar con un ingreso básico seguro; seguridad alimentaria, acceso físico y económico a la alimentación; seguridad médica, acceso a los servicios médicos de base; seguridad ambiental, acceso al agua y aire puro, integridad ecológica; seguridad física, sentirse libre de violencia física y de amenazas, derecho a la dignidad humana y libertad de la persona; seguridad comunitaria, integridad cultural; y seguridad política, protección de los derechos civiles, las libertades y las responsabilidades”.{24} Como se ve un todo alcanzado en muy pocos lugares, pero que las mujeres están dispuestas a promover en todo el planeta.

      En el caso concreto de Colombia, como evidencia en varios artículos Eduardo Posada Carbó, de la Universidad de Oxford e investigador de la Fundación Ideas de Paz, pareciera obligatorio pronunciarse sobre el significado de paz, por parte de los más variados protagonistas de la vida pública colombiana, lo que indica una urgencia por saber qué es lo que se necesita para finiquitar la tragedia crónica que es la guerra entre colombianos. Pues como bien señala Posada Carbó: “[de] La definición que se acoja determinará en buena medida la forma como se enfrente el problema”.{25} Por ello, debido a su gran importancia, y con la licencia de citar en extenso, es útil presentar una serie de definiciones de paz que Posada Carbó recogió en los últimos años y que muestran las distintas visiones sobre lo que se entiende por paz en Colombia. En orden cronológico:

       “La paz no es solo el silencio el cese de los fusiles entre ejército-guerrilla. Paz es justicia social y no atentar contra la vida aún desde la misma concepción”: (Monseñor Pedro Rubiano en entrevista a El Tiempo, febrero 12 de 1995).

       “La iglesia siempre ha estado presente en todo lo que tiene que ver con ese concepto que tenemos de paz: bienestar, justicia, respeto a los derechos humanos. Tenemos una concepción de paz integral”. (Monseñor Nel Beltrán en entrevista a El Tiempo, febrero 12 de 1995).

       “El Conservatismo considera que la búsqueda de una paz permanente en Colombia debe ser más ambiciosa que el deseo limitado, aunque legítimo, de superar el conflicto armado o de eliminar el narcotráfico; debe ser, ante todo, un gran proyecto de construcción de la identidad nacional y de la cohesión social”. (Documento del Partido Conservador, Paz de verdad. Propuesta marco para un proyecto de paz permanente, Bogotá, abril de 1997).

       “El problema de la paz no puede reducirse de manera simplista al silencio de los fusiles porque está de por medio el modelo de país que queremos los Colombianos para nuestra convivencia durante el próximo siglo”. (Palabras del entonces Presidente de la República, Ernesto Samper Pizano, al inaugurar las sesiones del Congreso en julio de 1998).

       “No habrá paz sin una reforma política... He dicho que con hambre no hay paz [...] La acción del Estado se concentrará en las llamadas causas objetivas de la violencia: la pobreza y la inequitativa distribución de los ingresos.” (Programa del entonces candidato presidencial Andrés Pastrana Arango, “Una política de paz para el Cambio”, junio 8 de 1998).

       “La paz que he propuesto es la que va más allá de la solución del enfrentamiento armado. Es la paz con la que podremos construir una nueva Colombia, más justa, más democrática, más desarrollada y más equitativa”. (Discurso del Presidente Andrés Pastrana en Puerto Wilches, diciembre 19 de 1998).

       “Lo que pasa es que a la gente no se le puede vender la idea de 39 que se logra la paz sin eliminar las causas objetivas que generan la violencia […] Cuando solucionemos los problemas empezamos a hablar de paz ”. (Palabras de Joaquín Gómez, vocero de las FARC, publicadas en El Espectador, enero 8 de 1999).

       “Solo en una sociedad con justicia social, equidad económica, digna, libre, independiente y soberana florecerá con toda su integridad la verdadera paz […] La paz no es solo el silencio de las armas, tampoco es el fin de los enfrentamientos militares. Es la forma como se construye dicha sociedad ”. (Palabras Raúl Reyes, vocero de las FARC, en El Tiempo, enero 11 de 1999).

       “La paz […] no es solo el resultado de la negociación del conflicto. Es algo integral que no puede ser ajeno a la justicia social ”. (Palabras de Monseñor Alberto Giraldo al concluir la Asamblea Episcopal reunida en Bogotá, publicada en El Tiempo, julio 10 de 1999).

       “[…] La pobreza, la desigualdad de ingreso, propiedad y oportunidades, la marginación de amplios sectores de la población de los beneficios de la vida moderna y, entre otros, la ausencia de un verdadero régimen democrático político y social, constituyen factores objetivos determinantes para la consolidación y profundización del ambiente propicio a la reproducción de los diferentes frentes de guerra en Colombia[…] Una eventual resolución de apenas alguno de los frentes de guerra, y no de todos, resulta insuficiente para alcanzar la verdadera paz, que no es sino la construcción de una sociedad regida por una democracia política y social ”. (Luis Jorge Garay en el libro editado por Hernando Gómez Buendía, ¿Para dónde va Colombia?, Bogotá, febrero de 1999).

       “Me parece y habría que decirlo, que la solución del conflicto armado no es ya el camino de paz para Colombia. Si nosotros pensamos en nuestra cultura de violencia y de muerte y todos estos otros factores, tendríamos que decir, el trabajo no sería solamente un diálogo, sino toda una educación para la paz ”. (Palabras de Monseñor Alberto Giraldo, en la Conferencia sobre Paz, en el marco del LVII Congreso Nacional de Cafeteros, diciembre 2 de 1999).

       “La iglesia ha sido abanderada de esa idea de que la paz es no solamente arreglar el conflicto político […] Paralelo al acuerdo político tiene que haber un acuerdo sobre las reformas estructurales. Colombia no puede seguir siendo manejada de forma tan injusta […] El país tiene que entender que el proceso de paz no es simplemente hacer un acuerdo político con la insurgencia”. (Palabras de Fabio Valencia Cossio, entonces negociador del gobierno en el proceso de paz, publicadas en El Espectador, enero 31 de 2001).

       “[…] La concepción nuestra de la paz no es tan simplista como pensar que la paz es solamente una firma de la paz con la guerrilla. Hay que hacer la paz con los desempleados, con el subdesarrollo, con la ignorancia”. (Palabras de Noemí