OSHO
NIRVANA
LA ÚLTIMA PESADILLA
Charlas sobre el zen
Titulo original: NIRVANA THE LAST NIGHTMARE
© 1976 OSHO International Foundation, www.osho.com
All rights reserved
El material de este libro es una transcripción de una serie de discursos originales titulados Nirvana the Last Nigthmare dados por Osho ante una audiencia. Todos los discursos de Osho han sido publicados en forma de libros y están también disponibles en audio. Las grabaciones originales de audio y el archivo completo de textos se pueden encontrar on-line en la biblioteca de la www.osho.com
OSHO® es una marca registrada de Osho International Foundation.
© de la edición en castellano:
2010 by Editorial Kairós, S.A.
© de la traducción del inglés: Miguel Portillo
Composición: Pablo Barrio
Primera edición en papel: Enero 2010
Primera edición en digital: Enero 2021
ISBN papel: 978-84-7245-741-6
ISBN epub: 978-84-9988-886-6
ISBN kindle: 978-84-9988-887-3
Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita algún fragmento de esta obra.
PREFACIO
El futuro será sobre todo “zénico”. Si el ser humano ha de sobrevivir, la religión deberá tomar la forma del zen. Deberá parecerse cada vez más al zen, porque el zen no es una religión como el cristianismo, el hinduismo o el jainismo, ni siquiera como el budismo. El zen es un nuevo tipo de religiosidad, no de religión, sino de religiosidad. La diferencia entre otras religiones radica en la cantidad. La diferencia entre el zen y otras religiones está en la calidad: se trata de una revolución cualitativa.
El zen te ofrece una nueva comprensión, una nueva visión; una vida de libertad, de total libertad; una vida de espontaneidad, de absoluta espontaneidad; una vida del momento, en el momento y por el momento. Y… no hay ningún otro sitio al que ir.
Va a convertirse en el futuro de la humanidad, es la única posibilidad de supervivencia del ser humano. El existencialismo occidental ha creado la atmósfera para la emergencia del zen. El existencialismo es zen poco entusiasta, zen inconsciente. El zen es existencialismo consciente. Sartre, Camus, Heidegger, Berdyaev, Marcel y otros… no son más que los predecesores de algo que está llegando, que ya ha llegado para aquellos que pueden ver. Por eso hablo tanto del zen, porque tiene el aroma del futuro.
El ser humano no puede seguir confinado en templos, iglesias y mezquitas. Ya basta. El ser humano necesita ahora el cielo entero.
Osho
The Sun Rises in the Evening
1. UNA LECCIÓN DE ZEN
Osho:
Date Jitoku, un excelente poeta de waka, quería ser experto en zen. Con eso en mente concertó una cita con Ekkei, abad de Shokokuji, en Kioto.
Jitoku fue al encuentro del maestro lleno de esperanzas, pero en cuanto entró en la habitación recibió un estacazo.
Se sintió perplejo y mortificado: nunca nadie se había atrevido a golpearle hasta el momento, pero como una estricta norma del zen dice que nunca hay que decir o hacer nada a menos que lo diga el maestro, se retiró en silencio.
Fue a ver enseguida a Dokuon, que iba a suceder a Ekkei como abad y le contó que planeaba retar a Ekkei a un duelo.
«¿Es que no te das cuenta de lo amable que está siendo el maestro contigo? –le dijo Dokuon–. Esfuérzate en zazen y verás por ti mismo lo que significa ese tratamiento.»
Jitoku pasó tres días y tres noches abismado en una desesperada contemplación, y, de repente, experimentó un extático despertar. Ekkei aprobó este satori.
Jitoku fue a ver a Dokuon y le agradeció el consejo, diciendo: «De no haber sido por vuestra sabiduría nunca hubiera tenido esa experiencia transformadora. Y en cuanto al maestro, su golpe no fue lo suficientemente fuerte».
Existen mil y un venenos, pero no hay nada peor que el idealismo: es el más ponzoñoso de todos. Y claro está, también es el más sutil: te mata, pero te mata de tal manera que no acabas de darte cuenta. Te mata con estilo. El idealismo es muy astuto. Rara vez una persona es consciente de que se ha estado suicidando por su causa. Una vez que te haces consciente, te tornas religioso.
La religión no es una ideología. La religión no cree en ningún ideal. La religión es vivir aquí y ahora, y el idealismo no hace más que condicionarte la mente para que vivas en otra parte. Sólo existe el ahora, el presente. No hay otra manera de vivir.
La única manera es estar aquí, estar presente. No puedes estar allí. El mañana es inexistente, nunca acaba de llegar, y el idealismo cree en el mañana. Sacrifica el hoy en el altar del mañana. Te va diciendo: «Haz algo, mejórate a ti mismo. Haz algo, cámbiate. Haz algo, perfecciónate». Está apelando al ego.
El idealismo pertenece al mundo del ego. Apela al ego diciendo que puedes ser más perfecto de lo que eres; de hecho, que deberías ser más perfecto de lo que eres. Pero todo momento es perfecto, y no puede serlo más de lo que ya es.
Comprender eso es el principio de una nueva vida, es el principio de la vida. Pasarlo por alto es suicidarse.
Así no haces más que destruir este momento por el momento que nunca acaba de llegar. No haces más que destruir esta vida por una vida que no existe en ninguna parte. Destruyes este mundo por otro mundo, por una especie de paraíso, un moksha, un nirvana. Sacrificar el presente por el futuro es estar atrapado en la muerte.
Vivir el momento, vivirlo total y libremente, es deleitarse en la existencia, es celebrarlo. Y ésa es la única manera de ser; no hay otra. El idealismo te hace seguir una pista falsa
Esto es lo primero que has de entender: eres perfecto.
Si alguien te dice que has de perfeccionarte, entonces es un enemigo. ¡Cuidado con él! Escapa de él lo antes posible. No permitas que envenene tu ser. No le dejes destruirte. Puede que haya destruido a otros y que ahora intente hacer lo mismo contigo. Él también es una víctima. Ten compasión de él, no le permitas destruirte. Es alguien que no ha vivido su vida. Sólo ha esperado, sólo ha tenido esperanza, pero no ha vivido. Sólo ha preparado, planeado; no ha vivido.
La mente idealista no hace más que prepararse para algo que nunca sucede. Es una pesadilla. Se prepara y se prepara, hace infinitos preparativos para un viaje que nunca acaba de empezar. Planea de todas las maneras posibles –sutil, astuta, inteligente–, pero nada de todo ello tiene sentido, porque está negando la vida en cada momento.
La vida llama a tu puerta a cada momento y tú la niegas, porque le dices que te estás preparando para ella. Dices: «¿Cómo puedo recibir al invitado ahora mismo? No estoy preparado». Poco a poco te vas acostumbrando tanto a preparar que la preparación se convierte en tu vida.
Yerras el tiro. Ese tipo de mente siempre se equivoca, y cuanto más se equivoca, más desesperadamente planea: ir a algún sitio, llegar a alguna parte, conseguir algo,