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Pack Bianca y Deseo enero 2021


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      –Ya te lo dije, en una cena de negocios. Siento no haber podido ir a la celebración. Por cierto, enhorabuena. Podemos cenar juntos esta noche y me lo cuentas todo, pero antes hay que aclarar este asunto.

      Ella miró al otro hombre, que también la estaba mirando fijamente, y se estremeció. ¿Era miedo? ¿U otra sensación?

      –¿Honor? –la llamó Keaton.

      –Sí –le respondió ella–. Estupendo.

      –¿Kristin, le puedes pedir a Stella que traiga café bien cargado? –intervino de nuevo Douglas–. Me parece que lo necesitamos todos.

      –Y whisky –añadió ella mientras salía de la habitación.

      –Keaton, no le has presentado a tu prometida al señor Parker todavía –dijo Douglas.

      –Honor, al parecer, este es mi hermano gemelo, Kane, también conocido como Logan Parker. Parker, te presento a mi prometida, Honor Gould.

      Logan se acercó a ella y le ofreció la mano.

      –Encantado de conocerla, señorita Gould.

      Honor había estado conteniendo la respiración, esperando que el hombre admitiese que ya la conocía, pero, al parecer, no le importaba fingir lo contrario, así que ella volvió a respirar. Él iba a fingir que no la conocía, que no la había besado, que no había acariciado todo su cuerpo.

      Pero era evidente que estaba confundido por la situación y que, antes o después, tendrían que aclarar el tema. Se dijo que, cuanto antes, mejor. No podía arriesgarse a que fuese él quien se lo contase a Keaton. Tomó su mano y sintió otro escalofrío.

      –Encantada, señor Parker –consiguió balbucir–. Estamos todos muy sorprendidos con su llegada.

      –Ya me lo imagino –dijo él.

      Honor tuvo la sensación de que le brillaban los ojos, como si aquello le pareciese divertido. Eso la enfadó. ¿Cómo se atrevía? ¿No se daba cuenta de que había cometido un error? Tenía que aclarar cuanto antes la situación y asegurarse de que lo ocurrido se quedaba estrictamente entre los dos.

      Pero no sabía si podría confiar en él.

      La siguiente hora pasó dolorosamente despacio. Nancy utilizó su apellido para conseguir que fuesen de un laboratorio privado a hacerles la prueba a la oficina. El hombre pinchó a Douglas y a Nancy, y después a Keaton y a Logan.

      Y, en cuanto se hubo marchado, Honor se excusó.

      –Lo siento, pero tengo una reunión con un cliente dentro de media hora, espero que me podáis perdonar.

      Nancy le sonrió.

      –Por supuesto, Honor. Estaba pensando que podríamos cenar en familia esta noche en casa, para tener la oportunidad de conocer a Logan un poco mejor.

      –Lo siento, pero Keaton y yo tenemos otros planes para esta noche –le dijo ella, mirando a su prometido–. Salvo que tú quieras…

      –Sí, mamá, no cuentes con nosotros. Tal vez en otra ocasión.

      Logan supuso que Keaton tenía la esperanza de que no surgiese otra oportunidad. Su hermano gemelo emanaba hostilidad. Y era comprensible. Durante treinta y cuatro años había sido el único hijo de la familia, pero le había salido competencia. Kristin tampoco parecía contenta.

      Era normal que una familia como aquella tuviese cuidado, que intentase proteger su imperio. Aunque el gesto de felicidad de Nancy al verlo también era innegable. Y Douglas también parecía menos reticente que sus hijos.

      Se puso cómodo en su sillón. Llevaría tiempo demostrarlo, pero estaba seguro de que tenía tanto derecho como los demás a estar allí.

      Y luego estaba el enigma de la fascinante Honor Gould. Era evidente de que se había quedado de piedra al descubrir que se había acostado con el gemelo equivocado, pero ¿qué decía eso de su relación con Keaton? ¿Cómo no se había dado cuenta de que solo se parecían físicamente? Logan tenía la sensación de que su hermano era un hombre emocionalmente muy contenido. ¿Sería también así en la intimidad?

      Lo que sintió al pensar en su hermano y Honor en la cama, no le gustó. Sacudió la cabeza. En cualquier caso, aquello no era asunto suyo. Si Honor quería fingir que no se conocían, le parecía bien. Al menos, por el momento. Con el tiempo, la situación se volvería muy incómoda, estaba seguro. También se había fijado en el anillo de compromiso. Un anillo que no había llevado puesto la noche anterior.

      Uff, la noche anterior. Qué noche. Tenía que dejar de pensar en Honor Gould, pero le iba a resultar muy difícil teniéndola delante. Había dicho que tenía una reunión, pero seguía allí, hablando con Keaton entre susurros y haciendo algún gesto. Por suerte, enseguida echó a andar hacia la puerta.

      No besó ni abrazó a Keaton para despedirse. Interesante. Tal vez estuviesen prometidos, pero no parecían estar demasiado unidos. De hecho, Logan habría apostado en aquel mismo instante que había estado más cerca de Honor la noche anterior que su hermano en mucho tiempo.

      «Basta», se dijo. «No puedes competir con un hermano cuya existencia desconocías hasta hace un par de meses por la mujer con la que está prometido». Ni siquiera conocía a Honor, no sabía qué le gustaba desayunar, qué la enfadaba, qué música era su preferida ni qué libros leía. Ni tampoco conocía a su hermano. Tal vez, bajo aquel exterior tan frío hubiese un hombre de sangre caliente.

      Logan cruzó miradas con él y le sonrió, pero la expresión de Keaton no cambió. De hecho, se giró mientras murmuraba una excusa y salió por la puerta poco después de Honor. Lo que lo dejó con Kristin y sus padres.

      –Entonces, Kristin… ¿O prefieres que te llame Krissie?

      –Kristin. Odio que me llamen Krissie –le respondió ella en tono beligerante.

      –Me ha quedado claro. Al informarme acerca de la empresa antes de venir aquí, leí que eres directora financiera y que estás muy implicada en la parte de arrendamiento del negocio…

      –¿Nos has investigado?

      –¿No has hecho tú lo mismo en cuento has sabido de mi existencia?

      Era un farol, pero Logan la había visto sacar el teléfono mientras les hacían la prueba de ADN.

      –Tal vez.

      –Es normal que quieras informarte acerca de la persona que tienes delante.

      –Tiene razón, Kristin –le dijo Douglas.

      Aquello pareció molestarla y Logan decidió intentar tranquilizarla.

      –Lo entiendo. Yo odio llegar a los sitios con los ojos cerrados. Y, sí, admito que tal vez debí pedir a mis abogados que se ocupasen de informaros de mi existencia. Aunque, en realidad, solo quería conocer a mi familia. A mi familia de verdad. La mujer que me crio me quiso, lo mismo que su familia, pero yo siempre me sentí diferente. Era diferente. ¿Podéis imaginaros la sensación?

      La mirada de Kristin se suavizó y Nancy murmuró unas palabras compasivas. Logan esperó unos segundos antes de continuar hablando.

      –Así que comprenderéis mi necesidad de conoceros al descubrir los diarios. No pretendo que me incluyáis en vuestras vidas, pero es evidente que me gustaría que tuviésemos relación, ya sea a nivel personal o profesional.

      –¿Profesional? ¿En serio? ¿No era la excusa para llegar a papá y mamá esta mañana?

      –No era una treta. Si has buscado información acerca de mí en Internet ya sabrás que soy un experimentado arquitecto y que estoy especializado en reconvertir y renovar edificios antiguos.

      –Si tú has buscado información en Internet sabrás que nosotros nos dedicamos a tirar abajo edificios antiguos.

      Logan