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rel="nofollow" href="#fb3_img_img_ee0b9e77-dfc0-5043-8f7e-3b78392034bd.jpg" alt="image"/>ESTADOS DEL PROYECTO

      Estos estados deben entenderse como una trama de tejido interconectado, como una tela de araña o una red neuronal que vincula diversos momentos del proyecto de manera muy libre, tanto como la manera que tiene cada uno de desarrollar su arte. Cada modelo determinará el orden y las relaciones de cada fase en función de sus peculiaridades. Habrá etapas que sean fundamentales en algunas propuestas y que tengan muy poca relevancia en otras. Y, a menudo, nos encontraremos que, para poder avanzar, resulte necesario revisar fases anteriores pues los progresos alcanzados en muchos de los estados afectan a la evolución de los demás.

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      Estados del proyecto.

      Ejemplo de tejido interconectado en un proyecto:

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      Cómo leer este libro

      Este libro se articula a través de diversos capítulos que corresponden, en su mayor parte, a los diferentes estados del proyecto, por lo que su lectura se puede realizar de varias maneras. Su orden recomendado va a depender del tipo de trabajo que tengamos en mente realizar. Para los que vayan a partir de una idea inicial, aún no tengan esto definido o, simplemente, no estén realizando un proyecto en este momento, lo más sencillo es seguir la obra tal y como está escrita. Para los demás, aconsejo leerla en el orden en que se vayan ejecutando las diversas fases.

      Este libro incluye también capítulos de apoyo, que me parecen relevantes a la hora de llevar a cabo un proyecto pero que no forman parte de sus fases de realización, como son la identidad fotográfica, la creatividad y también la difusión de nuestros trabajos. Lo más apropiado es leer estos contenidos en el orden en el que se van exponiendo.

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      ©Karl Blossfeldt. Adiantum pedatum.

      (ver página 37)

      CAPÍTULO 3

      Identidad fotográfica

      Antes de que un autor se lance a realizar un proyecto personal, resulta importante que tome conciencia de sus motivaciones, entienda aquello que le hace crear de una determinada manera y no de otra y, sobre todo, se dé cuenta del camino que le gustaría que adoptara su trabajo. Este capítulo está enfocado a facilitar esta autorreflexión, de manera que el lector sea capaz de definir, a través de estas y otras cuestiones, su identidad fotográfica.

      Qué es la identidad fotográfica

      Me gusta ir al cine con frecuencia en busca de películas emocionales en las que valoro una estética especialmente cuidada aunque, de vez en cuando, también consumo cine de acción, generalmente, el protagonizado por superhéroes. A pesar de que mis preferencias musicales no han cambiado en los últimos quince años, escucho música diversa cada día mientras estoy en la ducha. Me agrada ver una serie de televisión antes de ir a dormir, prefiero que sea amable y con valores morales positivos pero valoro, por encima de todo, que sea inteligente y capaz de sorprenderme. Aunque soy muy emocional en mis decisiones, creo que soy capaz de resolver problemas de una manera racional cuando es necesario.

      Cada uno de nosotros poseemos una identidad personal que nos hace singulares y nos define como individuos. Está relacionada con la concepción que tenemos de nosotros mismos y también con nuestra manera de actuar en coherencia con nuestros valores. Nuestra identidad se traslada a las diversas facetas de nuestra vida, incluyendo la fotográfica, y eso determina lo que nos gusta, lo que nos interesa, lo que nos motiva y lo que no. Tomar conciencia de ella nos permite encontrar respuestas a preguntas del tipo: ¿quiénes somos como fotógrafos? y ¿cómo es nuestra fotografía?, además de otras, aún más delicadas, como por ejemplo: ¿quién me gustaría ser como fotógrafo? y ¿qué fotografía me gustaría hacer? Ser capaces de contestar a estas cuestiones nos aproximará a nuestra identidad fotográfica; definirla nos va a permitir identificar los aspectos esenciales de nuestra fotografía.

      Hay fotógrafos que tienen muy clara su identidad profesional o artística, lo cual resulta muy conveniente para definir los puntos clave que hacen especial su trabajo y que les distinguen del resto. Resulta muy esclarecedor conocer aquellos caminos por los que nos gusta transitar, las formas de trabajar que conectan con nosotros, nuestros temas y la manera de abordarlos pues ese conocimiento va a sentar las bases sobre las que crecerán nuestros proyectos. Es más fácil trabajar de manera coherente cuando tenemos una mayor conciencia de nosotros mismos porque nos va a permitir discernir mejor si nuestro proyecto encaja con nuestra personalidad o forma de entender la fotografía.

      Sin embargo, no siempre tenemos una idea nítida de cuál es nuestra identidad fotográfica. A veces, cambia y evoluciona con el tiempo, incluso con cada trabajo que llevamos a cabo. Esto puede parecer una dificultad añadida pero, si lo pensamos bien, es necesario para que crezcamos como personas, fotógrafos o artistas y, probablemente, nos ayude a que nuestro trabajo sea más variado e interesante.

      Este capítulo tiene como misión aportar diversas herramientas que sirvan para clarificar todas estas cuestiones, ayudarnos a encontrar nuestra identidad como fotógrafos y orientarnos en la evolución que, probablemente, podamos llegar a experimentar en nuestros procesos fotográficos y creativos.

      Cómo definir nuestra identidad fotográfica

      Responder a la pregunta de quiénes somos como fotógrafos nos lleva a un primer estado de reflexión bastante comprometido porque no es una cuestión sencilla de abordar. No hay una respuesta concreta sino que más bien podemos trazar una gráfica o mapa personal, lleno de ramificaciones, en el que reflejar aquello que mejor nos defina. Te propongo que leas cada uno de los puntos que introduzco a continuación e intentes identificarte a través de algunas de las opciones que se muestran en ellos. Esto te ayudará a conocerte mejor y a obtener conclusiones acerca de tu identidad.

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      Karl Blossfeldt, con un estilo de imágenes inconfundible, está considerado uno de los principales exponentes de la Nueva Objetividad alemana. Es curioso, porque Blossfeldt nunca se sintió fotógrafo sino que capturaba plantas para que fueran usadas como modelos por sus alumnos de dibujo de la Escuela Superior de Artes Plásticas de Berlín. Su salto a la fama se produjo por casualidad en 1928, cuando ya contaba 63 años, al publicarse su primer libro, Urformen der Kunst, que además de tener un carácter estético, tenía también rasgos científicos. A pesar de que no era su intención, Blossfeldt poseía una identidad artística muy definida: amaba la botánica y veía la naturaleza como la máxima fuente de inspiración y, a la vez, era ordenado, cuidadoso, metódico y exhaustivo. Todo esto dio como resultado un herbario personal compuesto por unas fotografías de gran detalle que mostraban plantas reducidas a formas geométricas y matices de gris, algo totalmente diferente a lo que se había hecho hasta la fecha.

      John Szarkowski, Mirrors and Windows. American Photography since 1960.

      Para encontrar los diversos parámetros que incluir en el mapa personal que nos servirá de guía en nuestra definición como fotógrafos, propongo dos métodos diferentes, que conviven entre sí: los obtenidos a través de la razón, basándose en modelos preestablecidos, y los conseguidos a través de la emoción, de una manera más transversal y subjetiva.