Kenji Tokitsu

Las katas


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katas y la estructura compleja que existía detrás de su aparente simplicidad.

      1 En el sentido literal, el término sensei significa “aquel que ha nacido antes”. Esta palabra se utiliza para designar a las personas que son respetadas de una manera especial, por ejemplo: un superior jerárquico o un maestro. Paralelamente, este término se utiliza en el lenguaje familiar para marcar un matiz de respeto.

      2 En japonés, la expresión jô-butsu significa “alcanzar el estado del nirvana” que alcanzó Buda. Para los japoneses expresa el hecho de morir bien.

      3 Vestido con el que se viste a los muertos en Japón.

      4 En el libro Bushido. Selección de documentos sobre la vida de Yamaoka Tesshu, Katsube Masanaga. Ed. Kadokawa, 1971 (sin traducir).

      5 Antiguo nombre de Tokio.

      6 Un suki consiste en dar una patada mientras se sujeta el sable con las dos manos. Para su ejecución correcta, es necesario lanzarse con todo el peso hacia delante y acompañar el movimiento con la energía de la respiración.

      7 Niitobe Inazo, en su obra Bushido (escrita en inglés y publicada por The Leeds and Biddle Company, Filadelfia, 1ª ed. 1899 y traducida en japonés en 1908), dice que él mismo recibió su educación moral no a partir de la religión, como es el caso en occidente, sino a partir del Bushido. Según este autor, el bushido había sido la educación moral de los japoneses hasta finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Aunque sea discutible que el bushido fuera el factor educativo de todas las clases sociales de aquella época, sí es cierto que, para ciertos medios sociales surgidos de las clases guerreras, el bushido era el equivalente a la educación moral y religiosa de los occidentales. Existen varias traducciones al castellano.

      8 Un koan es una frase que guía en el camino de la meditación, la cual, a su vez, está orientada a alcanzar el satori. Ver Toshihiko Izutsu, El Koan Zen, Ed. Eyras, 1980.

      9 Satori: iluminación a través de la cual los budistas zen creen que la persona se despierta a la verdad cósmica.

      10 Las nociones española y japonesa del concepto “perfección” no son equivalentes. En japonés, “perfección” no tiene una connotación de absoluto unida a la referencia de un Dios único, ésta es multiforme y accesible a todos los hombres (ver el capítulo sobre los kami, pág. 59).

      11 Durante los dos siglos y medio de la era Edo, lo que podríamos denominar el “código moral de los samurais” sólo fue mencionado en algunas obras, las cuales tampoco llegaron a difundirse más allá de los propios límites del señorío de origen.

      La Kata o “La técnica es el hombre”

      Conocemos la existencia de las katas en todas las artes tradicionales japonesas, pero su estructura abarca, ciertamente, un sentido mucho más amplio, el cual subyace en cada gesto, pero que las pala-bras son incapaces de definir coherentemente.

      Ya hemos visto el sentido literal; el término kata puede traducirse como “forma”, “molde”, “tipo”. Sin embargo, al no disponer del equivalente en el pensamiento occidental, la noción que encierra permanece intraducible.

      Las artes marciales, y en particular el karate, nos ofrecen los ejemplos más precisos y más estrictamente formalizados de las katas. Es en este ámbito donde se utiliza más el término en cuestión; éste designa la base de la transmisión del arte y su aprendizaje.

      Propongo, como punto de partida, la siguiente definición del término kata:“secuencia compuesta por gestos formalizados y codificados llevados a cabo con un estado mental orientado hacia la realización del camino (do)12”.

      En la cultura japonesa “realizar el camino” es sinónimo de alcanzar la técnica perfecta, lo cual se da en el hombre perfecto.

      Por eso, unos años más tarde de que Tesshu alcanzara el estado último, al ver al maestro Yamada (que tenía 70 años), exclamó:“¡Así pues, es posible ir tan profundo sólo por medio del sable! Con esta kata, uno puede eximirse de recurrir al zen.”

      La realización de una kata es breve, aparentemente simple y precisa. Cada arte tiene pocas. En el karate tradicional, por ejemplo, la mayoría de las katas tienen de 20 a 60 movimientos. Una kata siempre es la transposición codificada de un combate real contra varios adversarios.

      A partir de una situación de inicio, cada vez distinta, se encadenan técnicas de ataque y defensa que responden a los supuestos movimientos de los adversarios. Todas las técnicas del karate se formalizan por medio de las katas, las cuales tienen un papel fundamental en la comunicación de las técnicas de combate.

      El suki que Tesshu trabajaba es un movimiento técnico, pero, durante su adolescencia, su maestro se lo hizo trabajar como si fuera una kata, es decir, profundizando en él y enriqueciéndolo con todas las aplicaciones posibles. De hecho, el suki se incluye en ciertas katas de sable.

      El entrenamiento de la kata se realiza en solitario mientras uno centra su atención en los encadenamientos y busca la perfección técnica. El trabajo de una kata puede alargarse varios años, a veces una vida entera.

      Este trabajo pasa por diferentes etapas. Ésta es la razón por la cual no basta con entender la kata como una serie de formas o como un molde, sino más bien como el medio a través del cual se han fijado los conocimientos más amplios. Al comienzo se trata de crear la automaticidad de una serie de movimientos técnicos, los cuales tienen como meta la realización perfecta de las formas y los movimientos. Al mismo tiempo, también se trata de introducir un dinamismo y una potencia, factores importantes para obtener la máxima eficacia.

      En la fabricación de un sable, la forma precisa de la hoja y la dureza del acero son dos aspectos que debe equilibrar el trabajo del artesano. Una kata comprende tanto la forja del sable como el aprendizaje de su utilización.

      A partir de una situación particular, cada kata muestra la posibilidad de un desarrollo, y, por lo tanto, pone en juego técnicas de ataque y de defensa que responden a los movimientos y las estrategias que teóricamente tienen los adversarios. En consecuencia, las diferentes katas proponen, al mismo tiempo que las técnicas, un aprendizaje de la estrategia.

      Una kata no es la obra de una sola persona sino la condensación de un saber tradicional. De la misma manera que el pintor aplica varias capas de pintura a su obra, las generaciones de practicantes han ido fijando en la katas la suma de sus experiencias.

      Un maestro de karate de muy alto nivel de principios del siglo XX respondió así a alguien que le pidió que le enseñara unas katas:“Yo sólo conozco la Naifanchin13.”

      Es cierto que, para él, aquella kata, compuesta de unos 20 movimientos, abarcaba casi todas las técnicas transmitidas hasta el momento, y, a partir de esa única secuencia, era capaz de responder ante cualquier situación de combate. No obstante, esto no significa que él no conociera el resto de katas sino al contrario: había condensado todo su saber.

      Esta anécdota ilustra dos hechos importantes. La kata contiene más de lo que muestra a primera vista. Cada movimiento es, en realidad, la “memoria”del movimiento en sí y de todas sus variantes posibles, y el maestro y sus estudiantes lo desarrollan durante años. El encadenamiento de movimientos sucesivos de la kata recuerda todas las posibilidades de estrategia, acción y reacción del adversario. No obstante, su contenido no es simplemente una sucesión de detalles: cuando un maestro y sus estudiantes trabajan durante años el mismo movimiento y sus variantes, es el contenido global de este trabajo lo que da sentido a la kata.

      Aunque el entrenamiento de la kata se haga en solitario, el adepto de un cierto nivel integra en ella sus experiencias de combate al mismo tiempo que descifra posibles respuestas