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Para mis padres, Encarna y Enrique,
que siempre están ahí queriéndonos a todos.
PRÓLOGO
Escribir un libro es siempre una labor ardua, aunque gratificante. Sentarse delante de la libreta y del ordenador para intentar reflejar lo que está en mi mente, de manera que pueda resultar claro, interesante y significativo para la persona que va a leerlo, es un desafío apasionante que no se puede llevar adelante sin los regalos que recibimos de personas que nos rodean y de la vida misma.
En vuestras manos tenéis el resultado de la confluencia de muchas circunstancias por las que doy gracias todos los días. La vida de muchas personas que me han moldeado, el pensamiento de muchos estudiosos que han compartido a través de sus libros, clases y conferencias su sabiduría para que los demás nos pudiésemos enriquecer gracias a ella, el día a día, que siempre me regala nuevas oportunidades para disfrutar de una vida que ya es de por sí un regalo inmenso.
Este último año y medio ha sido un período difícil para mí en el que, por circunstancias familiares adversas, no he podido escribir todo lo que hubiese deseado. Por eso la publicación de este libro se ha retrasado casi un año desde lo previsto inicialmente. Volviendo la mirada atrás, observo cómo sobre un período adverso se construye una nueva realidad que ha permitido también que este libro contenga elementos que no habrían sido incorporados de otro modo.
Por ello aprovecho este libro, que intenta ser un canto a la esperanza, a la posibilidad de que las cosas cambien, y lo hagan para mejor, para agradecer a todas las personas que han estado conmigo de una manera incondicional, que me han apoyado, querido y dado cariño. Los momentos difíciles son los que hacen surgir de lo profundo de quienes están a nuestro alrededor lo mejor de cada cual, y yo he podido ver muchas cosas positivas en quienes me rodean.
Por eso el libro comienza con un enorme gracias a quienes habéis estado ahí; cuando leáis esto, ya sabéis quiénes sois; he sido tan afortunado y sois tantos a quienes tengo algo que agradecer que temo olvidar a alguien si pongo todos los nombres. Solo voy a hacer una excepción con aquellos que han tenido la paciencia de leer todos los capítulos de este libro uno por uno y darme su opinión cualificada y amable para mejorar aquello que había escrito: a Vicent, a Juani y a Fernando.
INTRODUCCIÓN
El libro que tiene el lector entre manos tiene un objetivo preciso: proponer un nuevo paradigma económico que intente superar el actual para construir una economía que esté al servicio de las personas y de la sociedad. Si quien acaba de leer esta frase piensa que es un objetivo ambicioso, un fin que supera el alcance de un libro y la capacidad de la persona que lo escribe, creo que no se equivoca. Cambiar el paradigma es algo que tenemos que hacer entre todos, con paciencia, conversando y llegando a consensos explícitos o implícitos.
Pero para ello se necesitan propuestas, que alguien ponga los temas que hay que tratar sobre la mesa, que existan orientaciones que nos muestren por dónde ir. También precisamos de personas que cambien su mirada, que sean capaces de ver la realidad con unas gafas diferentes a las del paradigma existente, que puedan vislumbrar lo que se encuentra más allá y encontrar oportunidades donde algunos no ven otra alternativa y otros solo perciben desesperanza.
Por ello abordo esta labor sin pensar que en el libro se contiene toda la verdad ni que esta propuesta es la definitiva o superior a la de otros pensadores, sino con la pretensión de aportar ideas que considero válidas para el diálogo público. En el convencimiento de que se trata de proposiciones que pueden ayudarnos a cambiar nuestra mirada sobre la economía y que, puestas en práctica, pueden ser un camino adecuado para que esta se ponga al servicio de las personas y nos dirija en pos de una sociedad más justa y equitativa.
Los contenidos de este libro no son fruto tan solo del propio pensamiento, sino el resultado de muchos años de trabajo en este campo, de la escucha atenta a lo que otros dicen o escriben, de la observación de la realidad económica que nos rodea, de la conversación sincera con otros estudiosos, profesionales y amigos o compañeros.
Se trata de ideas que compartimos muchas de las personas que nos preocupamos por una economía que parece haber dejado de estar a nuestro servicio para exigirnos servidumbre y que nos ajustemos a ella. Ideas que están en el pensamiento actual y que organizo y presento de un modo que considero coherente y que pretende ofrecer una visión positiva y práctica para la transformación social.
Es una propuesta que no pretende ser cerrada ni autosuficiente, sino que quiere confrontarse con otras en una conversación sincera y constructiva que busque edificar un futuro que supere muchas de las limitaciones que tiene nuestro presente. La disposición al diálogo, a conversar sobre estos temas, a avanzar hacia otro horizonte diferente, a dejarse transformar para mejorar lo que tenemos entre manos, son el punto de partida de las propuestas de este libro.
Y todo ello desde una mirada positiva que se centra en lo propositivo y no en el análisis. Aunque este último es necesario e imprescindible para entender y realizar las propuestas, el libro gravita alrededor de cómo actuar para modificar las cosas. Quiere ser un referente para hablar sobre qué tenemos que hacer, cómo hacerlo, de qué manera y hacia dónde avanzar. El punto de partida lo conocemos, estamos en él y somos conscientes de sus fortalezas y debilidades. Nos interesa vislumbrar el horizonte hacia el que avanzar y ponernos en camino para andar y avanzar hacia él.
Si queremos cambiar el paradigma, es bueno recordar qué nos dice el Diccionario de la Real Academia Española sobre este término: «Teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento». Este libro pretende realizar propuestas que cambien ese núcleo central de la economía que no se cuestiona en la actualidad y sobre el que se construye todo nuestro modelo. Quiere encontrar claves diferentes para resolver nuestros problemas y que el conocimiento económico avance en una dirección distinta.
Para ello, el libro comienza con lo que he denominado «premisas sapienciales». Premisa, porque de las ideas previas que tenemos sobre el mundo, sobre la realidad que nos rodea, surgen nuestras propuestas, nuestra mirada, nuestras opiniones... Sapienciales, porque creo que derivan directamente de la sabiduría ancestral, de aquella que hemos acumulado a lo largo de los años y que nos ayuda a poder responder mejor a los desafíos que la vida nos pone por delante.
Estas premisas sapienciales están presentes a lo largo de todo el libro y de todas las propuestas que este realiza. Aunque no se expliciten en cada uno de los capítulos, son la tierra abonada en la que arraigan sus plantas y maduran sus frutos. Por ello están puestas en primer lugar, porque son ellas las que soportan y dan consistencia a las proposiciones del libro, las que dan coherencia a su conjunto.
A partir de estas premisas, el libro propone, en primer lugar, un objetivo económico alternativo al que tenemos en la actualidad. Sin un horizonte hacia el que avanzar, el resto de propuestas se viene abajo. La solidez de cualquier proyecto se basa en una meta clara hacia la que dirigir los pasos y que aporte coherencia al resto de actuaciones y criterios de valoración para saber si estos son buenos o no, según si nos sirven para acercarnos hacia nuestro destino o nos alejan de él y nos desvían de la senda trazada.
Una vez explicitado este, cada capítulo se centra en alguno de los aspectos relacionados con la manera de cambiar nuestra mirada sobre las distintas instituciones y los diferentes agentes económicos: la racionalidad económica, los mercados, la función económica del sector público, la empresa, los intermediarios financieros y la investigación económica. Todos ellos deben ser replanteados para ponerlos al servicio de ese nuevo horizonte.
Proponemos dejar el crecimiento económico para dirigirnos a que todos tengan lo suficiente para vivir dignamente, ahora y en el futuro; realizar una transición desde la racionalidad economicista hacia una racionalidad de lo suficiente; alejarnos de unos mercados ideales para construir mercados realistas que estén al servicio de toda la población; dejar a un lado la especialización de los sectores privados y públicos en objetivos divergentes para construir bases de colaboración en la construcción del bien común; evolucionar