José Miguel Ibáñez Langlois

Los misterios del rosario


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      JOSÉ MIGUEL IBÁÑEZ LANGLOIS

      LOS MISTERIOS DEL ROSARIO

      EDICIONES RIALP

      MADRID

      © 2021 by JOSÉ MIGUEL IBÁÑEZ LANGLOIS

      © 2021 by EDICIONES RIALP, S.A.,

      Manuel Uribe 13-15, 28033 Madrid

      (www.rialp.com)

      Fotografías: Museo Metropolitano de Nueva York.

      No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopias, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

      Realización ePub: produccioneditorial.com

      ISBN (edición impresa): 978-84-321-5990-9

      ISBN (edición digital): 978-84-321-5991-6

      Índice

       Portada

       Portada interior

       Créditos

       El rezo del rosario

       Misterios gozosos

       1.º La Anunciación a María

       2.º La visita de María a su parienta Isabel

       3.º El nacimiento del Hijo de Dios en Belén

       4.º La presentación del Niño en el templo

       El Niño perdido y hallado en el templo

       Misterios luminosos

       1.º El bautismo del Señor

       2.º Las bodas de Caná

       3.º El anuncio del reino y el llamado a la conversión

       4.º La transfiguración del Señor

       5.º La institución de la sagrada Eucaristía

       Misterios dolorosos

       1.º La oración del huerto

       2.º La flagelación del Señor

       3.º La coronación de espinas

       4.º La cruz a cuestas

       5.º Jesús muere en la cruz

       Misterios gloriosos

       1.º La Resurrección del Señor

       2.º La Ascensión del Señor

       3.º La venida del Espíritu Santo

       4.º La Asunción de María a los cielos

       5.º La coronación de María santísima

       Letanías de la virgen

      El rezo del rosario

      EL ROSARIO SE CUENTA entre las oraciones vocales más comunes de los fieles católicos. Es una devoción tan popular, que hasta los niños pueden rezarlo, sobre todo en familia. Y sin embargo, esta oración ha estado siempre ligada a los grandes acontecimientos de la historia durante los últimos mil años.

      Recomendada por Papas, por santos y por autores espirituales, fue la propia Virgen santísima quien pidió a los pastorcitos de Fátima: «Rezad diariamente el rosario», para rogar sobre todo por las mayores necesidades de la Iglesia y del mundo, tan dramáticas en esa segunda década del siglo pasado, pero que hoy, en un escenario muy diferente, no lo son menos, y quizá lo son más aun.

      Es cierto que al rezar el rosario repetimos siempre las mismas palabras: las que componen el Padrenuestro, las diez Avemarías y el Gloria de cada misterio. Pero esa reiteración viene de un amor que no se cansa de repetir las mismas expresiones, como hacen también los amantes de la tierra. Al recitarlas habrá por fuerza un margen de distracción, debido a la imperfección de la mente humana. Ese margen no importa demasiado, si intentamos humildemente seguir rezando con pausa y atención.

      La dignidad suprema del Padrenuestro viene de ser la oración que el mismo Cristo nos enseñó. La primera parte del Avemaría se compone de dos alabanzas dirigidas a la Virgen: la del ángel Gabriel en la Anunciación, que procede del cielo, y la de su parienta Isabel, llena del Espíritu Santo, en su Visitación. La segunda parte, agregada por la Iglesia, es una petición conmovedora que hacemos a la madre de Dios por nosotros los pecadores. Y el Gloria es una forma abreviada de la glorificación de las tres Personas divinas.

      El rosario ha sido siempre una formidable oración de petición. Es habitual que se rece, entonces, por determinadas intenciones, las que uno quiera, sin olvidar las más universales: el Papa y la Iglesia, la paz del mundo y la integridad de la familia.

      Junto con ser una poderosa oración de súplica, el rosario es al mismo tiempo una forma privilegiada de contemplación. Pues al rezarlo contemplamos los veinte misterios de sus respectivas decenas, que corresponden a veinte episodios culminantes de la vida de Cristo y de María.

      Los misterios de gozo corresponden a la infancia del Señor; los de luz, a su ministerio público; los de dolor, a su Pasión y muerte, y los de gloria, a su Resurrección. Los misterios de gozo se rezan los lunes y sábados; los de luz, el jueves; los de dolor, los martes y viernes; y los de gloria, los miércoles y domingos. Así recorremos a lo largo de la semana la vida entera de Jesús, desde su concepción en el seno de María hasta su glorificación en la tierra y en el cielo.

      ¿Cómo ajustar la recitación de las diez Avemarías a la contemplación de cada misterio? Una posible forma de hacerlo consiste en introducir, entre el enunciado del misterio y el Padrenuestro, una breve pausa para evocar la escena correlativa, es decir, el episodio correspondiente de la vida de Cristo y de la Virgen, al mismo tiempo que se reza una pequeña oración alusiva, de preferencia bíblica: todo en forma muy breve, pero suficiente para situarnos en el episodio que enunciamos.

      Y dentro del Avemaría se pueden agregar, tras el nombre de Jesús, unas palabras que aludan al misterio. Así, por ejemplo, “y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús nacido en Belén”, o “Jesús, bautizado en el Jordán”, o “coronado de espinas”, o “subido a los cielos”… Así se ha hecho a veces en el pasado, y no sin fruto. Estas son simples sugerencias; cada uno hará como le ayude mejor a