Diego Quindimi

Mundo Post Covid


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el cual debatimos en grupos de WhatsApp de colegas, en encuentros por Zoom y en los medios de comunicación.

      La pandemia 2020-2021 resultó ser un catalizador de prácticas y sucesos que ya estaban latentes y que en buena parte llegaron para quedarse. Algunas de estas modificaciones son positivas para los seres humanos, pero las hay profundamente dolorosas y otras incluyen una combinación de ambas situaciones.

      Esta crisis provocó que el ámbito de las relaciones personales fuera atravesado durante 2020-2021 por una dependencia de lo tecnológico como nunca antes. En el mundo del trabajo, esto ocurrió de una manera meteórica y abrumadora. Me acuerdo de que cuando trabajaba con una gran empresa multinacional, uno de los comportamientos asociados a la efectividad era “hacerlo bien la primera vez”, es decir, saltar sin red y no fallar. Entre la espada y la pared y, como suele decir un intrépido paciente mío, siempre la espada.

      Al mismo tiempo, se produjo en el mundo una grieta. Apareció una clara diferencia entre dos tipos de trabajadores: los “esenciales” y los “remotos”. Esto también fue desconcertante, los nombres marcan y nos dimos cuenta de que los esenciales podrían no pertenecer a las profesiones más “marketineras”, pero sí los enfermeros, los camilleros, los operarios, los médicos, el personal de limpieza, etcétera.

      También están los que no pudieron seguir, como los actores, la industria del turismo, los restaurantes, los animadores de fiestas. Algunos se reinventaron fabricando barbijos, entregando frutas y verduras a domicilio... Podría hacer un libro solo con estos relatos que admiro, como dice el cantante argentino Andrés Ciro Martínez: “Me gusta tu historia de resurrección”.

      La pandemia acrecentó la desigualdad entre los que más tienen y los que menos tienen. Entre los inmigrantes tecnológicos y los nativos tecnológicos. Entre las geografías con conexión y aquellas sin conexión a Internet.

      A la vez, surgieron nuevas dificultades que comenzaron a experimentarse con la implementación de nuevas herramientas tecnológicas que posibilitan el trabajo a distancia, fundamentalmente para quienes no habían empezado su transformación tecnológica y tuvieron que hacerlo a ritmo acelerado.

      Así, la intimidad de nuestro hogar pasa a ser un escenario visible que antes no mostrábamos. Se abrieron aún más las puertas del “panóptico digital”, término adoptado por Byung-Chul Han. Políticos que exponen su sexualidad, docentes que lamentablemente murieron frente a la cámara, robos observados en vivo y más, mucho más. Nuestra imagen está en exhibición, el contacto es lejano pero impactante. Sobre los efectos del nuevo mundo del trabajo virtual me ocuparé en la primera parte del libro.

      En la segunda parte, veremos cómo esta nueva modalidad ha modificado el equilibrio entre la vida personal y la vida laboral, cómo ha impactado en padres, docentes e instituciones educativas; cómo la emocionalidad se ha puesto en juego en el período 2020-2021, dejando marcas que durarán por mucho tiempo y afectarán nuestra cotidianidad, aun cuando el virus haya sido derrotado por la ciencia. Quizás aparezca otro virus y, en ese caso, volveremos a bailar a su ritmo.

      Existe, entonces, una consolidación de lo tecnológico en el mundo del trabajo, así como una conmoción en los límites entre el mundo íntimo, el familiar y el laboral. Todo esto luego de una pandemia, una crisis que modificó la noción de normalidad previa al coronavirus y que tendrá consecuencias posteriores. La denominada “nueva normalidad” es analizada en el tercer capítulo. Y eso incluye una nueva concepción sobre la vida, sobre el trabajo y hasta sobre las vacaciones, ese tiempo de descanso que tanto se anhela pero que también está siendo modificado.

      En general, estos temas se mencionan en relación con las empresas. Pero hay miles de personas que trabajan para pequeñas y medianas empresas, para instituciones sociales y deportivas, para ONG y también para el Estado. En el cuarto capítulo se analizará cómo todos estos interrogantes se dan en el amplio –y muchas veces inexplorado– ámbito del Estado.

      Los desafíos que estas nuevas modalidades presentan son abordados en el quinto capítulo, que se enfoca sobre la “motivación postraumática” de las organizaciones luego de atravesar la actual pandemia, así como en los nuevos “protocolos de liderazgo” recomendados para los líderes y sus equipos.

      Finalmente, me inquietan las personas que se quedan sin trabajo. Ya los cambios tecnológicos, la automatización, generaban una conmoción en el mundo del empleo, que el Covid-19 ha radicalizado. Se examinará el impacto que esto genera y qué estrategias de reinserción laboral se pueden presentar. En ese último capítulo también se incluirá un análisis sobre la reconfiguración de la vida en las ciudades. Ambos temas están relacionados con estar o no dentro de una organización, de una empresa, de un centro urbano, o con trabajar más distanciado, más alejado. Quizás en forma intermitente, reinventando el lugar profesional propio y también el lugar físico en el cual esa actividad se desarrolla.

      En mi caso, he podido “habitar” distintos lugares. En mi calidad de psicólogo fui considerado esencial, tuve sesiones caminando por los parques, en bares, di infinidad de clases por Zoom y Jitsi Meet, lideré cursos y realicé entrevistas por teléfono, WhatsApp y Skype. Pero fundamentalmente trabajando desde mi casa, navegando este mundo cada vez más híbrido, pudiendo moverme menos, parando la pelota –como decimos los futboleros–; pensando más algunas cosas, escribiendo. Así surgió este libro, a partir de algunas ideas. Espero que les sirva.

      Cuando Diego me propuso que escribiera una introducción para este libro, lo primero que sentí fue una fuerte emoción y al instante un profundo desafío.

      Emoción por su hermoso gesto de amor, una muestra más de su deseo de hacerme parte de este proyecto tan ansiado. Y, por eso, también, el profundo desafío de estar a la altura. Lo asumo con la intención de aportar una visión sobre la gestación de este libro y sobre su autor.

      Hace más de veinte años que caminamos juntos, y si hay algo que lo caracteriza es su pasión. Esa fuerza interna que genera un empuje hacia un cierto objetivo que definimos motivación, la disposición de energía suficiente para mantener esa fuerza constante hasta lograrlo.

      Y vaya que lo caracteriza ese empuje: años de dedicación, de estudio, de trabajo, de creación, de esfuerzo y la visualización de nuevas metas llevaron a Diego a soñar con castillos que fueron construidos uno a uno.

      En este camino nos sorprende como a “todo el mundo” la pandemia y, como a todos, nos obliga a “parar la pelota”, como le gusta decir –y leerán en el libro– a Diego. El mundo se detiene y junto con él las metas y los objetivos más cercanos.

      El trabajo, el presente y el futuro laboral quedan suspendidos para algunas personas por minutos, por días o por meses, y están los que aún no se pudieron rearmar, como explica Diego en detalle, al profundizar en diferentes variables individuales y organizacionales que nos atravesaron y dispusieron diversas condiciones para el trabajo.

      Una vez más, en medio de las más variadas invitaciones a reinventarnos, Diego asume el desafío y pone “la pelota” en juego. Desde ya que se trata de otro juego, parecido seguramente al ya conocido, pero distinto.

      Desde marzo de 2020 lo vi investigar, leer, preguntar, estudiar, debatir y aportar para entender esta nueva realidad. Como muchos, pudo adaptarse en su rol de docente, de analista y de consultor. Y en ese transcurrir reencontró su esencia: esa pasión que le hace concebir nuevas metas. Entonces, como producto de esta forma de atravesar la pandemia, con la mirada en lo que viene y a la vez como un generoso legado, comenzó a gestar este libro.

      La realidad pandémica nos sometió y nos somete a una extrema despersonalización (número de contagios, número de fallecidos, cantidad de vacunas, cuadros en las pantallas). En cada capítulo, Diego, desde un relato sostenido por la teoría, rescata la subjetividad de las personas en situación de trabajo.

      En Mundo post Covid. La Psicología del trabajo tras la pandemia, encontrarán un necesario recorrido y un análisis de los avatares y aprendizajes construidos en esta etapa, estrategias para afrontar el presente