Hijo quien convierte en Madre a la Emperatriz? Observemos bien la carta: es esa Vida gestándose en su vientre el Origen y la Fuente de su Poder, aquello que la inviste como Madre. Y por otro lado, Una Mujer sola, sin la intervención masculina, no se convierte en Madre; incluso si recurre a un método de inseminación artificial, precisa de esa materia, esa semilla masculina para dar ese Paso de Transformación. De lo dicho, podemos desprender que la existencia de una Madre, da a lugar la presencia tácita de un Padre, que aún si no se revela nunca, el fruto de su acción allí está. La Emperatriz se convierte así en un Símbolo Femenino que referencia intrínsecamente a otro Masculino, y este carácter de Crecimiento de esta carta es precisamente la influencia del Tres en ella.
En el orden natural de la psiquis humana, éste es también el orden en que re-conocemos a estas figuras, como Freud y Lacan han descripto tan exhaustivamente al hablar del Complejo de Edipo: para todo niño, primero él es Uno con la Madre, luego la reconoce como un ser externo pero primordial, y tardíamente aparece la figura del Padre, aunque asumiendo una función definitiva.
Debemos entender que una Emperatriz no es una Reina. Lo que ella rige es un Imperio, no un Reino; estas dos palabras a menudo son usadas de forma errónea como sinónimos, pero encierran conceptos muy distintos.
Un Imperio, además de generalmente ocupar mucho más territorio que un Reino, tiene dos características que lo distinguen definitivamente del segundo. En primer lugar: su extensión: suelen regir sobre regiones y naciones situadas a una distancia considerablemente alejadas de la capital imperial. Por ejemplo, pensemos en el Imperio Británico en 1921, rigiendo no sólo sobre la próxima Irlanda, sino sobre el territorio de Canadá en América del Norte, numerosas Islas del Caribe, Guyana en América del Sur, gran cantidad de países del Este y Sur de África, India y Sur de Asia, y Australia, Nueva Zelanda, Borneo y cientos de islas en los Océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Y todo ese Poder, sobre la Corona de una sola persona (aunque incongruentemente, a pesar de que ellos se autodenominaban Imperio, siguieron nombrando a su máxima autoridad como reyes).
Imperio Británico en 1921
La segunda característica, producto precisamente de la primera, es que dentro del Imperio podemos encontrar distintas culturas e incluso distintos reinos y religiones, con sus propios líderes y gobernantes, aunque todos supeditados a la Voluntad y los Designios del Imperio.
Estas dos características producen que en la Emperatriz (y en la próxima carta, el Emperador) exista por un lado una cualidad de distancia con lo mundano; ella rige, por supuesto, su Imperio, y siente como hijo suyo hasta el último de sus súbditos, pero todo esto no es más que una sensación abstracta, pues tan vasta es la extensión de su Poder que le es imposible conocer y ser consciente de aquellos en quienes concretamente ese Poder actúa. No obstante, su figura es amada y reconocida por ellos, sin importar la distancia a la que estén de ella, y el saberlo es una fuente de retroalimentación de su Poder.
Como mencionamos antes, el Arquetipo de la Emperatriz, en esta vertiente, es el de la Madre. Probablemente no hay Arquetipo más importante para la mente del Ser Humano que éste durante sus primeros años de vida, y en muchos casos hasta su muerte. La Madre es Contención, Amor Incondicional, Refugio Emocional, Aceptación, Fuente de Alimento y de Vida; es Hacedora de Milagros, Sanadora de nuestras Heridas más profundas y una Sabia Guía en la jungla de los asuntos Emocionales. Como Energía, nos habla también del Reino Vegetal, del Crecimiento, la Expansión, el Florecimiento y la Obtención de Frutos. Observen la estrecha relación que existe entre esta acepción expansionista de este Arcano con el leiv motiv imperialista de expander sus dominios hasta el último rincón del planeta.
En la Carta vemos a la Emperatriz de pie, paseando tranquilamente por su jardín. Su actitud es completamente desprecupada: sabe de su Poder, y sólo en su Vientre está su atención. Su corona es de flores blancas, que simboliza que su Autoridad proviene de lo que es natural y puro, y sus ropas son sueltas y ligeras, puesto que no precisa ocultarse detrás de ellas ni valerse de las mismas para que la reconozcan por lo que es. El jardín en el que se recrea parece crecer con más fuerza ante su Presencia, lo cual la complace, pues todo en ella es Crecimiento, Abundancia y Nutrición.
Encontrar personajes que se ajusten al Arquetipo de la Madre que estamos describiendo no es difícil. En la Historia, tenemos por ejemplo a Isabel I de Inglaterra (pese a que no tuvo hijos en lo real, se invistió con esa imagen como Madre, regente y protectora de Inglaterra), a María en las creencias cristianas, a Nut en primera instancia, y luego a Isis -como madre de Horus- en la mitología egipcia, Gea, Rea, Hera y Démeter en la griega, Ishtar en los mitos asiriobabilónicos, Devi y sus aspectos (Durga, Laksmi y Saraswati) para los hindúes, etc. En esta última, así como en la Astarté fenicia, se puede percibir además la variante de esta energía cuando se presenta invertida: la Madre Terrible, puesto que las ideas aparentemente antagónicas de fertilidad y destrucción son dos caras de la misma moneda, o variantes de una misma energía. No es tan extraño cuando abordamos esa idea desde el concepto de que luego de un incendio, la tierra de los bosques queda mucho más enriquecida y fértil, y de hecho fue una técnica desarrollada por muchas tribus en distintas partes del mundo, como un modo de involucrarse en este proceso natural de muerte y renacimiento.
La Emperatriz nos habla de la gestación de Algo nuevo, producto precisamente de las instancias y condiciones precedentes en nuestro Proceso, lo que en Hermetismo denominamos nuestro Desde Dónde. Comprender esta coordenada, nos permitirá ver los hilos que en lo Sutil ya se están moviendo, diseñando el motivo que en el Futuro tendrá nuestra Realidad.
IV
El Emperador
El número Cuatro implica la llegada del Orden y la Estabilidad al Universo. Esta cuarta figura, como el Segundo Hé en el Tetragrammaton, indica la asimilación y convergencia de las tres anteriores letras o figuras. La Hija no es simplemente una versión femenina del Hijo, sino que ella es Tierra, es la potencialidad de los otros tres en algo nuevo, que los excede. Por eso el Tetragrammaton también se lee como Semilla - Tierra - Germen - Fruto, ya que el fin de la secuencia sagrada fue llegar a este Fruto, en el cual además de la Semilla, existen los nutrientes para que se desarrolle y la promesa, la potencialidad, de la germinación de una nueva planta en su seno. La figura del Cuatro es el Cuadrado, que habla de solidez, y conclusión de un Ciclo, y con su cuarto punto logra realizar un salto cuántico y alcanzar la Tercera Dimensión a través del más simple de los sólidos poliédricos: el Tetraedro, una pirámide con sus cuatro lados triangulares.
El Carbono, uno de los elementos químicos más presentes en nuestro planeta, es un átomo que presenta cuatro electrones en su órbita más externa. En su forma inorgánica, se encuentra simultáneamente como la sustancia más frágil (el grafito) y la más dura del planeta (el diamante). Pero es después de pasar por un proceso natural llamado hibridación, que este átomo experimenta un cambio drástico en su estructura, y se reorganiza precisamente en estructuras tetraédricas, como las de la figura. Este cambio es lo que ha abierto todo un campo de investigación llamado Química Orgánica, donde el Carbono es la estrella indiscutida de análisis, puesto que las diminutas moléculas que forma con otros elementos químicos son los ladrillos fundamentales para la construcción de todas y cada una de las macromoléculas (grasas, carbohidratos, proteínas, ácidos nuceicos como el ADN y más) que en definitiva permiten y componen la Vida en nuestro planeta, al menos tal como la ciencia la conoce actualmente.
Observemos a la imagen del Emperador: no es un hombre joven ni viejo; tiene la edad suficiente para haber vivido toda una serie de experiencias, pero aún mantiene el vigor suficiente para empuñar esa pesada arma en sus manos. Su Espada está apoyada en su boca, pues es de ella que nace la Palabra, la Ley, el Orden. Toda su postura implica Atención y Concentración, nada escapa a su percepción. Su integración y reconocimiento de las tres Fuerzas que lo preceden están representados en los tres escalones sobre los que se sitúa