de El embustero en su enredo (Santiago de Chile, 1944)», Laberintos, 4 (2005).
43. Emilia de Zuleta, Españoles en la Argentina. El exilio literario de 1936, Buenos Aires, Ediciones Atril, 1999, p. 68. La propia Zuleta había publicado años antes un libro sobre las Relaciones literarias entre España y la Argentina, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica del Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1983, en el que investiga, a través de diez revistas literarias (Nosotros, Síntesis, Criterio, Sur, Sol y Luna, De Mar a Mar, Correo literario, Cabalgata, Los Anales de Buenos Aires y Realidad), la presencia de las letras españolas en la Argentina.
44. «Los logrados decorados de Gori Muñoz, escenario de los torturados personajes del dramaturgo francés y la inquietante atmósfera de la obra, encuadraban con sobriedad desgarradora el triste aposento donde se desarrolla la acción» (Antonina Rodrigo, op. cit., p. 368).
45. Dora Schwarzstein es autora de Entre Franco y Perón. Memoria e identidad del exilio republicano español en Argentina, Barcelona, Crítica, 2001.
46. Rosa Peralta, «Gori Muñoz y las compañías teatrales del exilio español de 1939 en Buenos Aires», en op. cit., p. 198.
47. Juan Rodríguez, «La aportación del exilio republicano español al cine mexicano», Taifa, 4 (otoño de 1997), p. 218.
48. María Teresa León, Memoria de la melancolía, edición de Gregorio Torres Nebrera, Madrid, Castalia, 1999, pp. 437-439. Rosa Peralta Gilabert comenta también los decorados de la película en su libro (op. cit., pp. 51-57).
49. María Teresa León, op. cit., pp. 543-544. María Teresa León, cuya memoria sería víctima de Alzheimer, escribió Memoria de la melancolía en su exilio italiano de Roma y, por ello, el recuerdo de Gori Muñoz se vincula a sus años argentinos de Buenos Aires, distantes no sólo en el tiempo sino en el espacio.
50. Excepto el tercero, Rosa Peralta Gilabert reproduce los otros tres textos en los «Apéndices documentales» de su libro (op. cit., pp. 186-196).
51. «¿Cómo se decora una obra de teatro?», El Hogar, Buenos Aires (18 de junio de 1954); apud Rosa Peralta Gilabert, op. cit., pp. 194-196.
52. «No hay nadie. Sólo el vacío y el silencio reinan en esta pintura como únicos personajes vivientes. Un equipaje solitario espera entrar por un pasillo sin vestigios de humana vida. La compañía, no se sabe cuándo, ha pasado ya por los camarines. Sobre el proscenio, ya ha sido la obra: las sillas mudas lo señalan y los pocillos de café desordenados en la mesa. Se han probado las luces, dejando como un eco que licúa de una cortada claridad el hueco de las sombras. Del ensayo no queda ni una voz, no queda un ademán, ni un gesto. El foso de la orquesta es un bostezo umbrío. De la platea al paraíso, los asientos se hastían sin el público, esperando su aplauso o su protesta. Nada se sabe en este film callado, en este misterioso recorrido que los pinceles de Gori Muñoz, empapados en las claras y hasta esmaltadas penumbras de su teatro en soledad, han hecho y ahora nos presentan. Nada se sabe. Todo ha sido, permaneciendo inmóvil en el tiempo» (Rafael Alberti, «El Teatro en silencio de Gori Muñoz», texto fechado en «Buenos Aires, junio 1958»; apud Rosa Peralta Gilabert, op. cit., p. 207).
53. Apud Rosa Peralta Gilabert, op. cit., p. 206.
54. Apud Osvaldo Calatayud, op. cit., p., 227.
55. Gerardo Fernández, «1949-1983: Del peronismo a la dictadura militar», en AA VV, Escenarios de dos mundos, op. cit., pp. 135-151.
56. «Collado se ha separado de ella (artísticamente, claro) para aceptar un puesto en teatro nacional, vistas las dificultades «nacionalistas» que traban el teatro ajeno en general» (Carta de Casona a Aub, fechada en Punta del Este (Uruguay) el 10 de febrero de 1948). Ella es, claro está, la actriz Pepita Díaz. Este epistolario se conserva en el Archivo-Biblioteca Max Aub de Segorbe y ha sido reproducido por José Rodríguez Richart en su artículo «Correspondencia inédita Casona-Aub (1948-1960)», Anales de la Literatura Española Contemporánea, 2 (2003), pp. 77-114.
57. «En Buenos Aires el teatro ha sido el gran negocio estos años últimos (menos de doscientas representaciones era inconfesable); pero ya van pasando visiblemente las vacas gordas; ya hay que empezar a apretar cinturones; y buena falta hacía. Un nacionalismo mal entendido tiene la mitad de la culpa; la otra mitad, mala mano de obra» (Carta de Casona a Aub, fechada en Punta del Este (Uruguay) el 26 de febrero de 1952, en op. cit).
58. Apud José Rodríguez Richart, op. cit. Por su parte, Max Aub, en carta a Casona fechada en México DF el 6 de mayo de 1952, recordaba también aquellos tiempos valencianos y escribía: «Salúdame mucho a Gori Muñoz, que tal vez me recuerde saliendo empapado de una acequia y poniéndome un traje de su padre, en aquellos lejanísimos años en que yo iba a ver a mi novia, en su casa; me caí del tranvía, con esa buena vista que Dios me ha dado. Mi mujer, cada vez que lo recuerda todavía se ríe, y la única vez que vimos aquí a Amparito, la hermana de Gori, todavía nos divertimos a cuenta de aquel remojón prehistórico» (op. cit.).
59. Max Aub, Campo abierto, en El laberinto mágico I, edición crítica, estudio introductorio y notas de Ignacio Soldevila Durante y José Antonio Pérez Bowie, tomo segundo de sus Obras completas, edición dirigida por Joan Oleza Simó, Valencia, Biblioteca Valenciana-Institució Alfons el Magnànim, 2001, pp. 279-611. El texto está fechado en «México, 1948-1950» y su primera edición apareció en México, Tezontle, 1951.
60. Max Aub, La gallina ciega. Diario español, edición, estudio introductorio y notas de Manuel Aznar Soler, Barcelona, Alba Editorial, 1995 (primera edición: México, Joaquín Mortiz, 1971).
61. Véase p. 152 de este volumen..
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