Susana Suárez Paniagua

La competitividad de la región centro del estado de Guanajuato y valoración de su capital territorial


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suma, podemos decir que son elementos característicos de la globalización: la intensificación de las relaciones sociales a escala mundial, el surgimiento de una forma de organización de la actividad económica de alcance transnacional, la formación de redes trasnacionales de generación, flujo e intercambio de patrones culturales, la emergencia de problemas de dimensión planetaria.

      Como hemos mencionado, la globalización es un fenómeno multidimensional, por lo que tiene implicaciones económicas, políticas, sociales, culturales, medioambientales, geográficas o territoriales, enseguida hacemos referencia a estas dimensiones.

       Dimensiones de la globalización

      La dimensión económica ha sido la más estudiada por la influencia que ejerce en las demás dimensiones, más adelante la abordaremos con mayor profundidad, basta mencionar aquí que dicha dimensión ha consistido en cambios en la producción, el mercado, la mano de trabajo y las finanzas.

      En la producción, los cambios están marcados por el advenimiento de las nuevas tecnologías aplicadas a la electrónica, la informática y las comunicaciones, el fortalecimiento de los servicios, la emergencia de nuevos sectores, actores, de nuevos países líderes, de nuevas configuraciones de la geografía productiva y en la organización de la producción mediante la firma global (Cuervo, 2006, p. 33).

      En lo comercial se caracteriza porque la principal fuente de crecimiento económico son las exportaciones, las cuales se han incrementado significativamente gracias a los acuerdos comerciales, uniones aduaneras, y a los procesos de integración económica. Se ha generado una nueva división del trabajo a escala mundial basada sobre todo en la competitividad y la inserción de cada sector en los flujos y redes del nuevo sistema económico (Caravaca, 1998, p. 13).

      En su dimensión social la globalización se caracteriza por la intensificación de las relaciones sociales a escala mundial. Como señala Giddens (2004, p. 68), esto ha permitido que lugares lejanos se enlacen y que acontecimientos locales sean configurados por aquellos ocurridos en lugares distantes y viceversa. Las relaciones sociales se expanden, en y, a través de nuevas dimensiones de actividad (tecnológica, organizacional, administrativa, legal, etc.) y la intensificación de la interconexión impulsada por las redes de comunicación e información modernas. Con lo que el movimiento de bienes y capitales, el flujo de comunicación, el intercambio cultural, así como la movilidad de personas se han intensificado (Held, 1997 citado por Serna, 2016, p. 55). Para Boisier (1998) la intensificación de las relaciones sociales ha modificado la inserción laboral de una gran proporción de la población.

      En su dimensión política, la globalización ha debilitado la noción tradicional del Estado nacional y fortalecido los estados supranacionales y subnacionales, lo que ha modificado el patrón de las relaciones internacionales con el surgimiento de nuevos actores e instituciones con una gran influencia política, tales como empresas multinacionales, organizaciones inter y suprarregionales, organizaciones no gubernamentales y particulares. Los Estados Nación ya no están solos en la política internacional, Serna señala que “ahora tienen que compartir el escenario global con un número creciente de actores globales […] generando una estructura policéntrica del poder” (2016, p. 57). Por otro lado, siguiendo con el autor, se observa que la demarcación entre la política interior y la política exterior se hace más difusa; ahora las relaciones transnacionales permiten que los actores externos tengan injerencia en los asuntos internos de los Estados.

      Respecto a su dimensión cultural, Boisier (1998) señala que la globalización lleva a la propagación a escala mundial de patrones o modelos culturales. La evolución de los massmedia ha eliminado las fronteras geográficas y acortado las distancias permitiendo el acceso a nuevas experiencias y significaciones sociales, culturales e incluso a discursos que antes no eran posibles. Con lo cual se ha intensificado la escala, la intensidad, la velocidad y volumen de las comunicaciones culturales (Held, 1997 citado por Serna, 2016, p. 58).

      Globalización económica y reconfiguración territorial

      Ciertamente, la dimensión económica de la globalización ha sido la dimensión que más se ha analizado, y enseguida abordamos sus efectos espaciales, o territoriales.

      La globalización ha generado importantes cambios en el orden económico mundial que se pueden enunciar de la siguiente manera: 1) el surgimiento de patrones de integración productiva que cruza las fronteras nacionales; 2) este nuevo patrón de organización productiva da lugar a lo que se ha llamado “economía global”, la cual implica la operación de una red global de operaciones especializadas para la producción, reproducción, mantenimiento y financiamiento de esa economía global; 3) surgen las ciudades globales, como espacios estratégicos que concentran los actores clave para la realización de esas funciones especializadas que requiere la economía global (Serna, 2016, p. 56).

      Con respecto a los patrones de integración productiva, podemos señalar que la incorporación masiva de las innovaciones tecnológicas a la producción, generaron cambios en la fabricación de los bienes, así como en la organización de las empresas y en la localización de las actividades económicas (Caravaca, 1998, p. 6). Uno de estos cambios fue la subcontratación internacional de tareas que requieren del uso intensivo de mano de obra, dando paso a la segmentación y especialización de la producción. En efecto, la producción se divide en distintas etapas permitiendo que algunos componentes sean realizados por otras empresas, las cuales pueden incluso estar localizadas en otro país, y que son contratadas por que se han especializado en la realización de ciertas fases del proceso productivo y el ensamble de algunos modelos. Lo cual ha conducido a una nueva división espacial del trabajo estructurada entre agentes económicos que operan en redes (CEPAL, 2002, pp. 18-19; Bervejillo, 1995).

      Esta automatización, flexibilidad, segmentación y descentralización productiva fueron posibles gracias a las innovaciones tecnológicas, dando lugar a la formación de sistemas de producción integrados que trascienden las fronteras nacionales. Con ello aumentaron los flujos de comercio y de inversión extranjera directa, así como el protagonismo de las empresas transnacionales, gracias indudablemente a la liberalización del comercio, de los flujos financieros y de las inversiones en los países en desarrollo (Caravaca, 1998; CEPAL, 2002, p. 19). Todo ello contribuyó a la progresiva terciarización del sistema productivo, que como señala Caravaca (1998), condujo a la formación de una economía de servicios, con la consecuente decadencia o pérdida e importancia económica de los otros sectores.

      Por todo ello, se considera que la globalización ha sido un proceso que ha llevado a la interdependencia económica entre los países, a través del comercio internacional, flujo de capital y producción internacional. Como señala Müller (1995, citado por Boisier, 1998), “la globalización empuja a poblaciones e individuos, a países, regiones y localidades, a nuevas formas de interdependencia” (p. 757), la cual no es solo económica, sino también política.

      Sin duda la globalización económica conlleva una reconfiguración territorial, que va más allá de la formación de instituciones globales y de la interdependencia entre los Estados-nación del mundo, o con la disminución del papel del Estado en la actividad económica. Para Sassen (2000), la globalización requiere una nueva estructura organizativa, es decir, un espacio global que configura lo que ha sido llamado una economía global.

      Los espacios globales son territorios estratégicos en donde se materializan los procesos globales y los vínculos que los conectan, siendo así un espacio de interdependencias, de flujos y movilidades de productos, de personas, de capital. De acuerdo con Bervejillo (1995) en estos espacios globales se despliega un conjunto de sistemas globales, cuyos componentes funcionan de una forma muy integrada, a pesar de la dispersión y la distancia. Se trata pues, de sitios estratégicos para producir y reproducir las actividades especializadas requeridas para el funcionamiento y coordinación de la economía global.

      En estos espacios se materializan las nuevas dinámicas globales, las cuales implican la operación de una red mundial de fábricas, oficinas, subsidiarias y empresas de servicio que conforman un sistema (Sassen, 2000, p. 373). Los nodos de la red son las ciudades globales entre las que ocurren los principales flujos, concentran cada vez más las funciones de dirección, gestión, producción de conocimientos