Iván Tenorio Santos

La nueva radio 3ª Ed.


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      Para conseguir estos objetivos, primero, es necesario volver a apostar firmemente por defender y divulgar estos nombres: radiofonismo, como sinónimo de profesión radiofónica; radiofonista, como profesional de la radio.

      Jorge Álvarez

      Presidente y fundador de la

      Asociación Española de Radiofonistas (AER)

      INTRODUCCIÓN Y ANÁLISIS DEL SECTOR RADIOFÓNICO

      Está claro que las cosas están cambiando. No descubrimos nada nuevo, siempre ha sido así. La novedad, en realidad, está definida por los parámetros que gobiernan los cambios, la velocidad en que estos se están produciendo y, sobretodo, la importancia y/o trascendencia de los mismos.

      Aquí es donde nos encontramos con una experiencia social sin precedentes hasta la fecha. Por un lado, unos cambios radicales en producción, promoción y difusión, ocurridos en muy poco espacio de tiempo. Y, por otra parte, un proceso realmente novedoso, como la tecnología en la digitalización de las comunicaciones entre los seres humanos con todo lo que ello conlleva. Esto afecta a todos los campos, pero si nos centramos en la comunicación radiofónica debemos hablar de una auténtica revolución. Una revolución que marca unas nuevas reglas, ofreciendo un panorama diferente a todo lo conocido hasta ahora, tanto en la elaboración de contenidos como en la programación, promoción y difusión de los mismos.

      Estos cambios marcan unas pautas en el comportamiento de consumo que no están definidas por las grandes empresas, sino por los usuarios finales. Estos últimos son los que están creando las nuevas reglas del juego.

      En programación, por ejemplo, y como comentaremos más adelante, no basta que un determinado jefe de programación decida lo que el consumidor quiere escuchar. Es ahora el consumidor quien realmente decide lo que quiere escuchar, cuándo y cómo.

      ♦Lo que quiere: el tipo de programa, el estilo musical o el comunicador preferido. Puede escoger entre una amplia variedad de contenidos a disposición del usuario. Con el condicionante de que si no encuentra lo que busca, siempre podrá realizarlo él mismo convirtiéndose en creador y productor de nuevos contenidos. No olvidemos que la capacidad de crear del ser humano es innata, este comportamiento forma parte del mismo instinto de supervivencia de la especie.

      ♦Cuándo: podrá escuchar el programa seleccionado cuando quiera. El programa no está sujeto a unos horarios determinados, puesto que los contenidos, si queremos que nuestro mensaje llegue al máximo número de individuos posible, deberán estar a disposición del usuario en el momento que éste decida escucharlo y en los distintos formatos estándar de mercado, definidos a su vez por las costumbres más populares de consumo.

      ♦Cómo: una vez superado el límite marcado por la localización física de las fuentes, a través de los dispositivos móviles, son los usuarios o consumidores quienes deciden donde escuchar el programa según sus intereses: playa, coche, casa, caminando o tumbados en el parque. Tanto en solitario como en grupo. Y éstos, a su vez, aprovechando nuevas formas de comunicación como, entre otras, las redes sociales de internet, podrán ser pequeños o grandes colectivos, con lo cual se cerraría un círculo, hasta la fecha monopolizado por los grandes entes mediáticos.

      Una situación incómoda

      Los grandes grupos mediáticos, necesarios, por otra parte, independientemente de nuestra opinión sobre el sistema de consumo en el que nos vemos envueltos, seguirán teniendo el futuro asegurado, ya que todos los contenidos necesitan de una infraestructura y plataformas para poder seguir llegando a los usuarios finales. Además, las grandes empresas dan estabilidad al mercado, asegurando y potenciando, según su capacidad de adaptación, el nacimiento de nuevos contenidos. En todo caso, lo que sí peligrará será el puesto de trabajo de aquellos ejecutivos de despacho que serán obligados a dejar su flamante sillón si no saben adaptarse a todos estos cambios.

      Los que quieran mantener su puesto de trabajo deberán ser perfectos conocedores del sector de la comunicación, amantes del medio y visionarios por defecto, y deberán creer en compartir los conocimientos adquiridos en pro de una vocación de servicio y beneficio a la sociedad. Sólo así las empresas serán capaces de transmitir valores positivos con los que el usuario final pueda identificarse y ver reflejados en ellas sus capacidades individuales de formación, entretenimiento y crecimiento.

      En un mundo conectado en red, con la digitalización como medio para alcanzar un fin, un solo comunicador o usuario puede tratar de tú a tú a una gran cadena de radio, sin ningún tipo de complejo ni motivo para tenerlo. El abaratamiento de los costes en la producción digital y las posibilidades de difusión y promoción de los contenidos hacen de seres individuales germen potencial de tendencia de mercado. Y este lenguaje, el de mercado, sí que lo entienden las grandes empresas y grupos de comunicación.

      Esto marca un antes y un después en el desarrollo de las políticas de actuación de las grandes empresas. Éstas deberán tener el control sobre la distribución de contenidos y la experiencia en el gobierno de las estrategias de marketing al servicio de éste. De este modo los profesionales potenciarán los contenidos y el potencial de las personas que los desarrollan.

      Recordemos que en el fondo ya no será tan fácil controlar la capacidad final de decidir sobre lo que los usuarios desean consumir.

      Sobre la materia prima de los contenidos habría motivos para escribir enciclopedias completas y nos quedaríamos cortos. Pero, desde el punto de vista de creador, podríamos decir que para gustos colores, y lo más importante sigue siendo ser uno mismo y creer en lo que se hace. En esto último la condición humana sigue siendo la misma por mucho que pasen los siglos. Y si la naturaleza aún nos mantiene la misma capacidad cerebral que la del primer Homo sapiens que pisó la tierra, es que todavía no la hemos desarrollado en su totalidad.

      Las reglas están para romperlas

      Con el fin de no repetir errores del pasado, el buen comunicador en radio debería conocer las reglas ya establecidas, fruto de la experiencia acumulada. Sólo así podrá sentir la verdadera necesidad de romperlas, con el fin de descubrir nuevos caminos que aporten un beneficio a la profesión en particular y a la sociedad en general.

      El tigre del dial

      La radio es una superviviente por naturaleza, no olvidemos que la base de la radio está marcada por la misma esencia de la comunicación, y ésta, por su naturaleza, también forma parte de nuestro instinto de supervivencia.

      Como nos recuerda el profesor Carlos Infante, ya en los orígenes de la televisión en Estados Unidos, a la radio le pusieron el sobrenombre de el tigre por su capacidad de reacción ante la amenaza del nuevo medio, supuestamente mejor dotado. La radiodifusión supo rápidamente aprovechar las ventajas propias del medio radiofónico en cuanto a las diferencias provocadas por los condicionantes técnicos y a las amplias posibilidades de sectorización de mercado por parte de la radio. Mostrando una agilidad propia del felino, y con un reflejo certero, reaccionó para seguir manteniéndose como un consolidado medio de comunicación, con máximo poder e influencia sobre las masas.

      Pensar que la radio del futuro, o la nueva radio, no se verá afectada por los nuevos procesos generados por los cambios sufridos sería de torpes. Y aferrarse al lenguaje radiofónico en su forma y modo actual sin darle la posibilidad de asimilar nuevos conceptos sería más torpe aún.

      La radio del futuro presenta unas características de interactividad con el oyente, hasta la fecha limitada a la participación telefónica de los oyentes y a las clásicas dedicatorias. Aún así, hoy en día, siguen siendo uno de los espacios participativos preferidos por los radioyentes.

      Una interactividad basada en nuevos hábitos de consumo, como el uso del chat, e-mails, mensajes de voz, rss, galería de fotos, redes sociales y profesionales, video y las llamadas TIC (Tecnologías de la información y la comunicación). Este proceso, además, desencadena no sólo en la mera participación del oyente puntual en el medio, sino en un proceso mucho más profundo de comunicación emisor-receptor de 24 horas, con la participación en los blog y foros de