que tenía en la mano
me dijo, ―¡Baja y verás!
cómo todas dicen algo
y te quieren enseñar.
Yo no salía de mi asombro
y a mi amiga pregunté
―¿Qué me enseñará una hormiga?
¿Qué puede ella saber?
Con su sonrisa en la boca
que aún no había dejado
me dijo, ―Escucha atenta
y mira para ese lado.
Un gatito allí había
que antes no me fijé
hablando con una hormiga
y yo bien los escuché.
Aquello no era cierto
y los ojos me froté
“Debía de estar durmiendo”
eso es lo que pensé.
Pero sí, era bien cierto
el gatito allí estaba
charlando con la hormiguita
mientras ella trabajaba.
Y los dos amigos eran
y se llevaban muy bien
esa hormiga y el gato
me hicieron comprender.
Que todos si lo queremos
amigos podemos ser
y no pelearnos nunca
eso debemos hacer.
Que siendo todos amigos
felices vamos a ser
estaremos más unidos
y nos podremos querer.
AMOR
2. DOS HORMIGUITAS AMIGAS
Dos hormiguitas estaban
hablando una mañana
mientras iban al trabajo
allí en el campo de cañas.
―Yo seguro que más puedo
portar hoy más comida
te gano y llego primero
porque soy más atrevida.
»Voy a coger aquí cerca
de ese grano que antes vi
y no temo ni a esa agua
ni el saltamontes de allí.
La otra que era prudente
la dijo, ―¡Ten precaución!
lo importante es la vida
y no el valor de la acción.
―Cobarde es lo que eres
porque tú no te atreves
a hacer lo que yo hago
y me dices que espere.
―Yo no te he dicho eso
sólo te he dicho cuidado
la vida en un instante
puede irse a otro lado.
Hablando así llegaron
al lugar de la comida
y antes de darse cuenta
ya pensaban repartirla.
El grano estaba allí
muy gordito y reluciente
diciendo, ―¡Cómeme a mí!,
―y eso era indecente.
Era una provocación
lo que tenían enfrente
no lo pudo soportar
esto era diferente.
A mano estaba todo
el montoncito del grano
así de ese modo
no lo había visto en verano.
Fue a coger el primero
el grano que había allí
y no vio al granjero
que miraba él así.
Vigilando la cosecha
el hombre guardia hacía
pues ya estaba cansado
el grano desaparecía.
Para evitar que los granos
como otras veces volarán
él se puso allí en guardia
y a las hormigas pillaba.
Con el pie las fue a pisar
la prudente eso vio
y corriendo a la otra
de un empujón la quitó.
El susto la dejó muda
la vida le había salvado
se irían las dos juntitas
a comer a otro lado.
La prudente la decía
―Siempre tienes que mirar
no te lances enseguida
problemas vas a encontrar.
»Siempre que busques comida
vete tú acompañada
te puede salvar la vida
―por experiencia le hablaba.
AMOR
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