y frecuencia alta (los trémores), y otra de gran amplitud y frecuencia menor (los microsacádicos), que es la envolvente que se aprecia de forma global.
Fig. 4.13 Representación gráfica del movimiento oscilante de una imagen puntual en la fóvea a lo largo de 3 segundos (arriba) que dura el estímulo de fijación. En la parte inferior se amplía la curva hasta un valor de abscisas de 0.4 segundos.
b) Para averiguar en qué lugar de la fóvea se encuentra la imagen puntual oscilante al cabo de 1.9 segundos no tenemos más que sustituir en la última ecuación t = 1.9 s, puesto que las demás variables ya son conocidas. Por tanto, el cálculo final es:
Por tanto, la imagen puntual se encuentra en ese instante por debajo del centro de la foveola (fig. 4.12, centro), casi alcanzando la posición angular más baja a lo largo de su continuo movimiento oscilante.
c) Como el plano retiniano es realmente un mosaico de fotoreceptores, a los cuales consideraremos por simplicidad de tamaño regular
A lo largo de los tres segundos que dura la fijación, podemos contabilizar el número de ciclos que realizan los trémores y los microsacádicos:
Apoyándonos en la fig. 4.12 (arriba), podemos utilizar la trigonometría para convertir la amplitud angular total del movimiento oscilante de la imagen puntual en metros. Teniendo en cuenta la distancia entre el punto nodal imagen Nʼ y la retina, nos queda que:
Como el diámetro de los fotoreceptores es de 2 μm, nos queda que la imagen puntual recorre 18 veces (9 × 2) más de 13 fotoreceptores (fig. 4.12, abajo). Como mínimo, el paso a través de los fotoreceptores es de 18 veces por microsacádicos, pero en algunos fotoreceptores el paso de la imagen puntual oscilante puede llegar a ser de 450 veces.
Problema propuesto
2. Supongamos que nos encontramos en la pista central de Roland Garros observando el partido de tenis de la final masculina entre Hewitt y Ferrero. Estamos situados en una grada lateral a 80 m en línea recta respecto de la red, o sea, en la parte más alta de la grada y a la mitad de la pista. En esta posición como espectador, los movimientos oculares son sacádicos y de seguimiento en la pista, no es necesario mover la cabeza para seguir el juego. Si la pista de tenis tiene una longitud de 22 m y los jugadores se sitúan en ese juego en los límites de la pista, se pide:
a) Si consideramos la relación duración D vs. amplitud A,
b) Si la velocidad de la pelota de tenis en un drive de Ferrero es de 152 km/h, ¿podemos perseguir con la mirada el movimiento de la pelota hasta llegar a la raqueta de Hewitt? (Supón que la pelota no sufre rozamiento con el aire.)
Solución: a) D = 64.9 ms, MV = 241.26 deg/s = 1220 km/h, PV = 393.25 deg/s ; b) Sí, porque vbola = 30 deg/s < vpersecución = 100 deg/s < MV = 241.26 deg/s.
Ya que esta monografía está centrada en la visión binocular, nos ha parecido coherente dedicar aparte un capítulo a los movimientos binoculares, cuando éstos podrían haber sido tratados en el capítulo anterior, el cual ya se centraba en los tipos de movimientos oculares.
Son los movimientos binoculares conjugados en los que no cambia el ángulo entre los dos ejes visuales (fig. 5.1). Se producen gracias a la ley de Hering de igual inervación, según la cual, en un movimiento binocular coordinado, se proporciona la misma cantidad de influjo nervioso a los músculos de los dos ojos. Dado que es un movimiento de desplazamiento de la mirada, es aceptado comunmente que una versión se produce mediante movimientos sacádicos en los dos ojos, por lo que también se conocen como versiones sacádicas.
Fig. 5.1 Ejemplo de una versión binocular.
Su clasificación es similar a la de las ducciones (capítulo 2), anteponiendo los prefijos supra, infra, levo o dextro según la dirección del movimiento. En la fig. 5.2 podemos ver los diferentes tipos de versiones según la dirección de la mirada.
Fig. 5.2 Tipos de versiones.
Son los movimientos binoculares en los que existe un cambio en el ángulo que forman los ejes visuales (fig. 5.3). Son los movimientos binoculares más importantes (Schor, Ciuffreda, 1983), ya que nos permiten desplazar la mirada consiguiendo al mismo tiempo la fijación bifoveal, lo cual favorece la fusión de las dos imágenes monoculares y la estimación con gran exactitud y precisión de la posición relativa entre objetos (sensibilidad estereoscópica).
Existen tres tipos de vergencias:
– Convergencia: cuando aumenta el ángulo entre los ejes visuales (fig. 5.3).
– Divergencia: cuando disminuye el ángulo entre los ejes visuales (fig. 5.3).
– Ciclovergencias: son vergencias que compensan las rotaciones e incli-naciones de la cabeza, cuando por ejemplo se converge la mirada boca arriba.
Fig. 5.3 Ejemplos de vergencias. En la convergencia θ1 < θ2, mientras que en la divergencia θ1 > θ2.
En general, los movimientos binoculares son mezclas de vergencias y versiones, de forma que cuando queremos pasar nuestra atención de un punto A a otro B, se puede realizar una combinación de vergencias y versiones, tal y como se muestra en la fig. 5.4. Estos movimientos vergenciales suelen ir acompañados de pequeñas torsiones en los ojos. Así, cuando se produce una convergencia, se produce una ligera exciclotorsión. Estos movimientos son complementarios a las ciclovergencias, que se producen para compensar los movimientos de rotación de la cabeza