Francisco M. Martínez Verdú

Fundamentos de visión binocular


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lo que las rutas neurales asociadas a estos puntos retinianos se agrupan en columna en el cuerpo geniculado lateral (CGL) para salir conjuntamente hacia el córtex visual. Pero esto mismo se da también para cualquier par de puntos retinianos (símbolos oscuros) en ambos ojos que tengan en común el mismo punto proyectado en el espacio objeto. Decimos, por tanto, que tanto las dos fóveas, como el otro par de puntos de la figura, son puntos retinianos correspondientes.

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      Fig. 1.6 Esquema sobre el mantenimiento de la correspondencia retiniana gracias a la semidecusación quiasmática. Los símbolos claros son las dos fóveas, que serían correspondientes o simétricas; los símbolos oscuros son un par de puntos retinianos correspondientes asociados a un punto del campo visual que no es de fijación (T); los símbolos cuadrados representan los centros de rotación de los globos oculares. Nótese cómo las rutas neurales que salen de los símbolos oscuros van a parar a la misma columna del cuerpo geniculado lateral (Reading, 1983).

      4. El cerebro debe tener la capacidad de fusionar las imágenes neurales obteniendo una representación única. Es decir, utilizando simbolismo matemático:

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      En definitiva, que exista alguna función neural/que, partiendo de las dos imágenes retinianas izquierda y derecha, permita crear una sola imagen final que sea el resultado de una superpositión o fusión de las dos imágenes retinianas. Para ejecutar óptimamente este proceso de fusión neural, es mejor que desde lo más temprano posible se agrupen las rutas neurales asociadas a puntos retinianos de ambos ojos que tengan en común el mismo punto objeto. Esto es preferible que sea posible en el mayor campo visual móvil y estacionario común entre ambos ojos.

      Al exponer las condiciones de la visión binocular han aparecido algunos conceptos que cabe matizar para mejorar la comprensión del apartado anterior:

      Campo visual monocular (CV): zona del espacio donde son visibles los objetos simultáneamente manteniendo la mirada en un punto. Se puede medir de tres formas:

      a) Trans-esclerótica: se observa enucleando el ojo, por detrás de la esclera.

      b) Óptica: se calcula por el límite de la pupila de entrada.

      c) Retiniana: se mide clínicamente mediante oftalmoscopía.

      Campo visual binocular (CVB): lugar del espacio donde se solapan los dos campos visuales monoculares, es decir, CVB = CVI ∩ CVD. Este campo se mide manteniendo la fijación estática en un punto, es decir, sin permitir movimientos oculares o de la cabeza. Tiene una disminución en su zona central debido a la presencia de la nariz.

      Campo de fijación binocular (CFB): región del espacio que contiene todos los puntos que pueden ser fijados por los dos ojos en movimiento mientras la cabeza permanece en posición estacionaria. A la vista de la fig. 1.7, tenemos que CFB ⊂CVB, o sea, que el campo de fijación binocular está dentro del campo visual binocular. Por tanto, si comparásemos estos conceptos entre especies, si CVB es grande, CFB también lo puede ser, lo cual implica mejor visión binocular.

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      Fig. 1.7 Campo de fijación binocular (izquierda) y campo visual binocular (derecha).

      Partiendo de una clasificación clásica, que posteriormente se matizará según las teorías modernas, tenemos tres grados de visión binocular:

      GRADO I: no existe superposición (fusión neural) de las dos imágenes retinianas, lo cual provoca la visión doble o diplopía.

      GRADO II: existe fusión neural pero con algún esfuerzo, como por ejemplo, cuando uno se emborracha y pierde parcialmente la visión binocular estable.

      GRADO III: existe fusión neural sin esfuerzo, lo que se denota como visión estereoscópica o haplopía, la cual es la que se considera normal en la mayoría de nosotros.

      Esto no significa que, por no ser capaces, de momento, de interpretar la imagen oculta tridimensional de un autoestereograma (fig. 1.8), no tengamos el grado III. En principio, si poseemos visión binocular aparentemente normal, somos del tipo III. Pero, ¿cómo entonces no percibimos la figura oculta del autoestereograma? Como veremos a lo largo de este libro, todos somos capaces de ver esta imagen tridimensional oculta, pero para ello solamente es necesario controlar la coordinación motora de ambos ojos, la coordinación sensorial, si es normal, se dará automáticamente.

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      Fig. 1.8 Ejemplo de autoestereograma de puntos aleatorios. ¿Qué figura matemática en tres dimensiones se oculta en la figura?

      Los dos globos oculares, con sus anexos (músculos extraoculares, etc.) y conexiones nerviosas con y dentro del córtex visual, forman una entidad indivisible. No obstante, es conveniente analizar separadamente los subsistemas motor y sensorial. A partir de las condiciones para la visión binocular explicadas en el capítulo anterior, el subsistema motor tiene tres funciones principales:

      – Incrementar la extensión del campo visual efectivo (monocular y binocular) variando la fijación binocular.

      – Trasladar la imagen del objeto de interés a la fóvea y mantenerla allí para aprovechar la máxima agudeza visual de que disponemos.

      – Mantener la alineación de los dos ojos para asegurar la percepción haplópica (no doble).

      Esto significa que el subsistema oculomotor está al servicio del subsistema sensorial, porque el segundo interviene en las últimas fases de la visión. Por tanto, hemos considerado conveniente comenzar este libro con los aspectos oculomotores, para a continuación relacionarlos con los aspectos sensoriales de la visión binocular.

      Esta unidad temática que iniciamos, centrada en la motilidad ocular, consta de cuatro capítulos. Este capítulo se centra en la descripción geométrica de los movimientos monoculares. El capítulo III se dedica a analizar los agentes mecánicos que provocan los movimientos oculares. El capítulo IV se centra en una clasificación estrictamente funcional de los movimientos oculares. Y el capítulo V profundiza en los movimientos binoculares y sus anomalías (forias y estrabismos).

      Para lo que sigue, es conveniente listar y definir los conceptos siguientes:

      Eje óptico (EO): recta que pasa por los puntos nodales y une todos los centros de curvatura de los dioptrios oculares.

      Eje visual (EV): par de rectas paralelas que unen el punto de fijación con la fóvea a través de los puntos nodales N y N'.

      Centro de rotatión (CR): punto fijo alrededor del cual se producen los giros del globo ocular, que se considera como una esfera de radio r = 10.5 mm desde el polo oftalmométrico. Se encuentra aproximadamente a 13.5 mm del vértice corneal (Bennett