representarme fácilmente tal posibilidad.5
El giro copernicano que Kant propone como «nuevo método de pensamiento», consiste en pensar que el entendimiento humano tiene sus propias leyes, que posibilitan y regulan el conocimiento de objetos: por eso Kant propugna estudiar cuáles son estas leyes y cómo determinan al objeto, como método de la teoría del conocimiento. En pocas palabras, el punto de vista trascendental parte de la hipótesis (que convertirá en tesis) de que nuestros conceptos (que son la base del conocimiento humano) no dependen solamente de la información sensorial, sino también de la estructura formal de nuestro entendimiento.
El naturalismo parte del adagio medieval «Nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu», el método trascendental partirá del adagio de Leibniz: «Nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu nisi intellectus ipse». Así lo afirma Kant cuando dice:
[...] en el orden temporal, ningún conocimiento precede a la experiencia y todo conocimiento comienza con ella.
Pero aunque todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia. En efecto, podría ocurrir que nuestro mismo conocimiento empírico fuera una composición de lo que recibimos mediante las impresiones y de lo que nuestra propia facultad de conocer produce.6
Hay que analizar por tanto el intellectus ipse, nuestra propia facultad de conocer, y en ese análisis hay que adoptar el método trascendental. Pasemos ahora a definir este concepto.
Kant define el concepto «trascendental» en dos textos de la KrV que mere-ce la pena reproducir:
Llamo trascendental todo conocimiento que se ocupa, no tanto de los objetos, cuanto de nuestro modo de conocerlos, en cuanto tal modo ha de ser posible a priori.7
[...] no todo conocimiento a priori debe llamarse trascendental [...] sino sólo aquél mediante el cual conocemos que determinadas representaciones (intuiciones o conceptos) son posibles o son empleadas puramente a priori y cómo lo son.8
Estos dos textos, que son complementarios, exponen con precisión la noción kantiana de «trascendental»: conocimiento trascendental es el conocimiento de nuestra manera de conocer, pero no el conocimiento de los procesos psicológicos cognitivos (como reclama el naturalismo), ya que ese conocimiento sería un conocimiento empírico, sino de nuestra manera no empírica, a priori, de conocer: trascendental es el conocimiento de la estructura no empírica de nuestra facultad de conocer. Entrando en el segundo texto citado, este conocimiento es a priori en el sentido de que no es empírico, no depende de la experiencia ni es objeto de teorías que necesiten corroboración empírica, aunque eso no quiera decir que todo conocimiento a priori sea trascendental. La matemática (después hablaremos de la lógica) no depende de la experiencia para establecer sus teoremas, sus verdades; sin embargo, el conocimiento matemático, aun siendo a priori, no es trascendental: es el conocimiento de unas estructuras objetivas, formales, que no dependen del mundo empírico y tienen sus propias leyes de construcción de conceptos y de razonamiento deductivo, pero no es un conocimiento de la manera en que el entendimiento conoce tanto los objetos físicos como los objetos matemáticos.
El nivel trascendental es en consecuencia un tipo peculiar de conocimiento, que no es conocimiento objetivo (de objetos) ni conocimiento lógico formal, vacío de contenido, dedicado únicamente a la estructura sintáctica del razonamiento. Recogiendo una problemática que proviene de la exigencia cartesiana de analizar el cogito (el «yo pienso») como premisa del conocimiento objetivo, Kant pretende abrir un ámbito de investigación propio de la teoría del conocimiento:9 el análisis de la estructura lógica del proceso cognitivo; la estructura psicológica de este proceso es objeto de una ciencia empírica, la psicología, pero la estructura lógica de este proceso, el proceso epistémico, es objeto de la analítica trascendental.
Obviamente, a continuación debemos aclarar lo que quiere decir aquí el calificativo lógica, y esta aclaración nos obliga a plantearnos uno de los problemas más difíciles a nuestro parecer del método trascendental: las conexiones y diferencias entre lógica formal y lógica trascendental. Como todo el mundo sabe, la lógica formal es la teoría de la inferencia correcta, del razonamiento válido, o de la estructura formal de la deducción. En el párrafo anterior, sin embargo, al hablar del ámbito trascendental, nos hemos referido a la lógica del proceso epistémico y no a la lógica del razonamiento; pensamos que esta diferencia es una de las claves para entender las relaciones entre lógica formal y lógica trascendental. El razonamiento, deductivo o inductivo, no es un proceso, es una pura estructura formal que enlaza premisas y consecuencias. El análisis de estas estructuras y sus leyes es el objeto de la lógica formal, desde Aristóteles hasta la lógica algebraica contemporánea.
Como vamos a ver, el ámbito trascendental no pretende investigar estas estructuras, aunque le sirvan de hilo conductor, sino la lógica del proceso de formación de conceptos y juicios: ¿qué leyes formales rigen la formación de conceptos y garantizan su valor objetivo?, ¿qué leyes rigen la formación de juicios, la predicación, la atribución de predicados a sujetos..., de forma que tengan validez objetiva, es decir, no sólo para el sujeto que formula los juicios, sino para todos? Estas son las cuestiones que pretende resolver la lógica trascendental. Es por tanto una lógica del proceso epistémico, en tanto es la lógica que garantiza el paso de un juicio subjetivo («Me parece que A es B») a un juicio objetivo («A es B») en el proceso cognitivo. Ésta es la cuestión de fondo de la teoría del conocimiento, y no la estudia la lógica formal, que sólo analiza las interrelaciones sintácticas de los juicios objetivos en la estructura del razonamiento, ni la psicología, que solamente elabora hipótesis sobre la formación de los conceptos y juicios de los individuos, pero no sobre su valor objetivo. Kant piensa que la psicología nunca puede garantizar la objetividad de la ciencia; el conocimiento científico10 requiere un fundamento que no puede provenir de la sintaxis lógica ni de las hipótesis psicológicas. El núcleo de estudio de la lógica trascendental es el análisis del fundamento del valor objetivo de la cópula es, en el juicio. En palabras de Kant:
A ello apunta la cópula es de los juicios, a establecer una diferencia entre la unidad objetiva de representaciones dadas y la unidad subjetiva.11
La lógica trascendental estudia la objetividad de los juicios, es decir, cómo los juicios establecen verdades judicativas sobre los objetos, y a la vez, como una condición necesaria, el valor objetivo de los conceptos que configuran el juicio.
Conviene que el lector recuerde los problemas que planteábamos al tratar el naturalismo. Veíamos como esa metodología pretendía reducir la teoría del conocimiento a la suma de psicología y lingüística, es decir, a la suma de ciencia empírica y ciencia formal. Pero ¿cómo es posible conjugar ambos ámbitos? El naturalismo no ha resuelto este problema. La solución trascendental consiste en admitir que entre sintaxis lógica e investigación psicológica hay un espacio de reflexión previo (en el orden epistémico, no en el temporal) a ambas, que las posibilita y fundamenta; éste es el espacio de la lógica trascendental, que pretende analizar las condiciones de posibilidad del conocimiento objetivo, en el siguiente sentido: tanto las condiciones lógicas como las psicológicas son condiciones necesarias, pero no suficientes. La lógica trascendental pretende elucidar condiciones que, además de ser necesarias, sean suficientes para todo conocimiento objetivo. ¿Es posible este intento? Responder a esta cuestión es responder a si es posible la filosofía como saber, o más concretamente, responder a qué tipo de saber es la filosofía. Volveremos sobre este