Rosalba Frías-Navarro

Siembra y cosecha de conocimiento


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Cinep3, SJR4, Programa por la Paz5)—, en colaboración con la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, tiene el propósito de contribuir eficazmente con la construcción de alternativas económicas locales y regionales para construir y alcanzar la vida querida de las comunidades.

      El trabajo investigativo acá expuesto se enfoca en la producción de conocimiento que contribuya a las reflexiones sobre la construcción de un mundo más equitativo, alineándose con el siguiente pensamiento de Manfred Max-Neef:

      Reflexionar sobre el comunitarismo, la solidaridad y el desarrollo a escala humana se basa en que estamos en un mundo que nos gustaría cambiar y donde la mayoría de las personas no se sienten satisfechas. Y es así como, a pesar de todas las promesas que el modelo económico dominante ya ha hecho, el desconcierto y la angustia en las personas crece por doquier. (Max-Neef, 2007, p. 33)

      Igualmente, este libro es el resultado del reconocimiento a la gran labor de Suyusama, que desde el año 2004 se viene desempeñando como un actor dinámico en los procesos encaminados hacia la sostenibilidad del territorio, que inician con un trabajo participativo, originado a partir de la formulación de planes de vida, en donde se define una visión local y concertada dentro de una mirada prospectiva a futuro. A partir de allí y mediante un análisis de los recursos disponibles, surgen las potencialidades del territorio y de las organizaciones comunitarias, que luego se traducen en planes de desarrollo y en la formulación y gestión de proyectos estratégicos.

      Lo anterior implica el uso del conocimiento autóctono y el diálogo de saberes en cooperación con el conocimiento de los actores externos. Se encuentra entonces cómo Suyusama, en tanto organización mentora, acompaña y guía a las comunidades en los procesos de creación de conocimiento, en los que es importante resaltar que los miembros de la comunidad son sujetos autónomos que construyen sus propuestas de desarrollo local dentro de un marco de sostenibilidad regional, es decir, considerando las dimensiones de la seguridad alimentaria, ambiental, cultural, social, económica y política; esto se ajusta al paradigma de alcanzar su vida querida mientras preservan la memoria y el conocimiento propio.

      Para comprender el proceso de creación de conocimiento que acontece en este territorio a través de las interacciones que se dan en las redes conformadas por las comunidades y los diferentes tipos de organizaciones (privadas, públicas, ONG, fundaciones sin fines de lucro y universidades, entre otras), se siguió un enfoque humano, en el que el proceso se interpretó como una práctica social y se analizaron permanentemente las formas de crear el contexto o lugar, que se denominará en adelante como Ba (término acopiado del modelo japonés de creación de conocimiento organizacional). La importancia del contexto (Ba) radica en que este facilita y propicia las conexiones de creación, transferencia y uso de conocimiento, centrándose específicamente en la interacción entre el conocimiento tácito y el explícito de los actores que participan en el proceso. En este marco de referencia, no existen figuras de poder claramente identificadas, lo que hace que la dinámica de creación de conocimiento sea compleja en comparación con estos mismos procesos en el interior de una única organización. Entonces, la metodología seguida se centró en las observaciones y entrevistas de profundidad directamente en el campo y en la consulta de documentos institucionales y artículos académicos; posteriormente, se utilizó el método denominado teoría fundamentada, con el fin de construir teoría a partir del análisis sistemático de los datos.

      Estudiar un proceso de creación de conocimiento requiere que el investigador entre en una constante lucha con los fantasmas de la certidumbre y de la superficialidad, además de afinar la observación y la conversación como dos habilidades necesarias para la reflexión. El biólogo chileno Humberto Maturana (1995), en la entrevista de Cristian Warren en La belleza de pensar, afirma que los seres humanos tienen la tendencia a vivir en un mundo de certidumbre y de solidez conceptual; piensan que lo que les parece cierto o verdadero no tiene otra alternativa, lo que hace que cierren los ojos a experiencias o aprendizajes diferentes. Por otra parte, la certidumbre niega la reflexión e impide preguntarse por los fundamentos del saber que se cree cierto, lo que conlleva el apego a proposiciones teóricas sin tener en cuenta la reflexión sobre el propio hacer, proceso este que es liberador de los apegos a lo que se cree saber.

      Maturana (1995) propone que, para soltar estas dos tentaciones —con las cuales los científicos conviven permanentemente, a causa del deseo de interpretar o encontrar los fenómenos que representen la realidad—, es necesario

      cambiar la mirada sobre la comprensión de los fenómenos y poner la objetividad entre paréntesis […]. No se puede tener acceso a una realidad independientemente de uno mismo, pues nunca se sabe si posteriormente se va a pensar que uno se equivocó o lo que se tuvo fue una ilusión.

      Conversar sobre lo observado y observar lo conversado son habilidades tácitas en los procesos de creación de conocimiento. Vale la pena aclarar que en este trabajo la investigadora observa este proceso en el territorio y, a la vez, el suyo propio, para lograr comprenderlos. Observar, entonces, se define como el acto de oír, escuchar, auscultar, ver, mirar y hablar con el propósito de proveer una herramienta para precisar la comunicación entre los actores que interactúan en el territorio para crear conocimiento. De esta forma se dio inicio al camino de esta experiencia en investigación aplicada, que además da cuenta de que, cuando se empieza a aprender, nunca se sabe lo que se va a encontrar. Entre los años 2012 y 2016 se realizaron viajes al departamento de Nariño, para conversar con los actores en el territorio y descifrar el proceso de creación de conocimiento a partir de las interacciones de una red de desarrollo local, cuyo objetivo último es alcanzar la vida querida o el buen vivir para las comunidades.

      En un estudio de este tipo de procesos se hace necesario considerar mecanismos para crear nuevo conocimiento; también deben tenerse en cuenta formas de acceder, transferir y conservar el existente para poder capitalizarlo, es decir, como lo indican Renaud et al. (2004), que se pueda acceder al conocimiento profesional experto y se garantice el seguimiento y la reutilización del conocimiento ya adquirido. Así, la mentoría o relación entre un mentor y su discípulo es considerada como uno de los mecanismos para capitalizar el conocimiento, ya que los mentores desempeñan un papel importante en las organizaciones; debido a su saber y experiencia, proporcionan apoyo para la promoción profesional de sus protegidos, y, además, contribuyen con los procesos de sucesión de cargos y de conservación de la memoria.

      La contribución práctica de esta investigación se centra en la divulgación de la importancia de que las organizaciones sigan una ruta metodológica sistemática cuando acompañen comunidades en procesos de desarrollo sostenible en sus territorios. Es así como la forma de aproximación al trabajo con comunidades que emplea Suyusama puede tomarse como guía para otras organizaciones, especialmente cuando los gobiernos de los países latinoamericanos deseen invertir en programas rurales para erradicar la pobreza ayudando a las comunidades vulnerables a ser autosuficientes económicamente.

      En Colombia, Suyusama es un ejemplo de cómo, a través de ejercer un rol de organización mentora en un trabajo continuo y planificado, se puede contribuir a generar cambios en las políticas públicas locales, encontrar maneras de acceder a nuevos mercados para los productos agrícolas, promover el turismo rural y alcanzar la seguridad y la soberanía alimentaria dentro de un marco local de desarrollo sostenible; todo esto, en un contexto de construcción de paz, durante el período histórico denominado el posconflicto o posacuerdos que actualmente vive el país. A su vez, otros programas o instituciones similares pueden utilizar los resultados obtenidos en esta investigación como guía para replicarlos en otras regiones del país e, incluso, en otros países latinoamericanos. Mas, en ese caso, se deberían tener en cuenta los respectivos ajustes, debido a la variedad de culturas y contextos.

      Los lectores de este libro encontrarán que, siendo esta una investigación de un doctorado en ingeniería, se trata al máximo de presentarlo de una manera fácilmente legible y comprensible, sin perder el rigor que se siguió para su elaboración. De esta forma, el documento está dividido en cuatro capítulos que se describen a continuación.

      En el capítulo primero, “El inicio del camino”, se presenta el desarrollo del concepto del conocimiento en la teoría organizacional, partiendo de las necesidades de una búsqueda hacia una mayor productividad