rel="nofollow" href="#u88c33db6-0ea5-56e1-bc63-d23bed0e627f">En Fundación ADO...
¿Por qué hablar sobre las creencias de las mujeres?
Habilidades técnicas
Habilidades organizacionales
Habilidades emocionales
¿Cómo pararse frente a la vida?
¿Qué genera una actitud positiva o negativa?
¿De dónde surgen estas actitudes?
Actitudes que afectan el emprendimiento
Las posturas frente al futuro
¿Cómo logramos cambiar?
Capítulo 5. «Lo difícil es comenzar» versus lo difícil es sostenerse y cumplir para tener éxito
Construir la confianza
La confianza en mí misma
¿Somos más felices ahora?
¿Qué cualidades nos hacen valiosas?
El equilibrio siempre es importante
Un mundo demasiado pequeño
La percepción del mundo se construye desde la infancia
La tecnología: un mundo de posibilidades
Lo que hacemos por los demás nos da sentido de vida
Saber escuchar a los demás es una habilidad muy importante
Pensar e innovar
¿Qué necesitamos para mantenernos innovando?
¿Cómo ponerle valor a lo que hacemos?
¿Qué considerar en los costos?
Capítulo. «Vender no es lo mío» versus en todo lo que hacemos vendemos posibilidades 12
Saber vender es una gran habilidad
Ser una inspiración y un ejemplo
Enamorar a otros
Ser una jardinera
La comunidad y los valores éticos
Tejer comunidad
Mi propósito
No todas las mujeres nacemos con las mismas oportunidades para enfrentar el mundo cambiante y los retos para crear nuestros sueños, pero todas podemos apoyarnos en otras personas para aprender lo que es necesario.
Para tener éxito en los negocios se requiere de muchas habilidades que no necesariamente se aprenden en la escuela, sino que más bien se heredan cuando crecemos en familias en las que el trabajo, el negocio y las actividades productivas son parte de la vida cotidiana; pero en mi familia no había negocios y nadie me enseñó a vender o a administrar una empresa.
No fui a la universidad cuando correspondía porque quería ser artista, me gustaba pintar y crear con las manos. Estudié una carrera técnica mientras me casaba solo porque mi madre insistió, y cedí al entender que ella no había tenido esa oportunidad y yo sí. Tiempo después, cuando ya tenía a mis tres hijos y regresé al trabajo, pensé que sería bueno estudiar de nuevo y me inscribí a la preparatoria abierta, a mis cuarenta años. Mis hijos estudiaban lo mismo que yo, así que aproveché para que me ayudaran. Siempre sentí que había hecho todo al revés.
Tuve varias oportunidades que cambiaron mi vida, una de ellas fue la de encontrarme con dos grandes maestros que guiaron mi camino; el primero fue el doctor Fernando Flores, con quien me formé profesional y personalmente. Gracias a él inicié mi experiencia como consultora de empresas —que hoy he trasladado a los emprendimientos de mujeres— y estudié cinco años llevando sus enseñanzas y disciplina como la base de todo lo que he construido profesionalmente. Toda mi gratitud por la fortuna de haberlo encontrado en mi vida.
Años después me crucé con Guadalupe