Juan Adolfo Brumec

MI HISTORIA


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un inmenso bosque, allí nos íbamos seguido, con mi hermano, a juntar hongos,– “Jurcki” – que había de distintas variedades. Los conocíamos a la perfección, sabíamos cuáles eran venenosos y cuáles no. Cuando había más – después de las lluvias – juntábamos la mayor cantidad posible, los llevábamos a casa y mamá, algunos los secaba y otros los cocinaba en una sartén y los comíamos una de nuestra comidas preferidas… era un manjar. En el bosque también comíamos y juntábamos frutillas, frambuesas, arándanos etc. Por otra parte, en la post guerra, la carne vacuna casi no se conocía no se comía… tampoco se conseguía. Es decir, para la comida diaria debíamos arreglarnos con los productos que nos brindaba la huerta que cultivaba mi madre.

      Como ya lo adelanté, a raíz de que mi padre debió abandonar y salir del país por diferencias ideológicas y políticas, y estar ausente durante más de 9 (Nueve) años, en la casa ya referida estábamos solos: mi madre, mi abuela, mi hermano y yo. – Desde fines 1948 hasta marzo 1958 – La situación era muy difícil toda la responsabilidad recaía sobre mi madre y la abuela en criar y educar a los 2 hijos, mantenerlos, darle la vestimenta, los estudios y proveerse de toda la alimentación necesaria, con los cultivos que realizaban en la pequeña huerta existente en los fondos de la casa. Todo era un constante sacrificio… se vivía al día Nada era fácil. Además de la actividad propia en una casa y con dos hijos menores, (cocinar, lavar, limpiar, cocer las ropa), mi madre se encargaba de cultivar y plantar en el huerto las hortalizas, legumbres, papas, frutas, etc… y todo lo indispensable para nuestra alimentación y de la familia. Fuera del horario escolar, y cuando ya éramos un poco mas grandes, con mi hermano acompañábamos a nuestra madre en muchos quehaceres de la casa, en el mantenimiento y plantación de los distintos cultivos. Es así que,” casi jugando, le ayudábamos y aprendíamos” a preparar la huerta, a plantar, sembrar hortalizas, legumbres, etc., también arar la tierra y recoger los frutos, la papa, los tomates, la chaucha, lechuga, pepinos, los choclos, etc. – Aprendimos también, a combatir las distintas plagas que atacaban los cultivos. Por ello, hasta la edad de 9 y 11 años, – cuando partimos hacia la Argentina –, de alguna manera ayudamos a nuestra madre y también aprendimos mucho y desde muy chicos, lo que es el sacrificio de luchar por el propio sustento y de toda una familia, por eso, me quedó grabado el enorme sacrificio que mi madre y la abuela hacían por nosotros y por su propia existencia.

      Después de la Segunda Guerra Mundial, en Eslovenia continuaron las luchas internas, entre los “Domobranci” (Opositores) y los “Partizanos” que respondían al régimen Socialista del Dictador Mariscal Josif Broz Tito, aliado de Rusia, y que entonces presidia Yugoeslavia. Esas luchas internas también se daban en otras Naciones Federadas. Durante esos años, según nos comentaba nuestra madre, no se conseguía pan, harina, azúcar, leche, sal, etc. Para la gente común todo se racionaba – con tarjetas – detallando en las mismas, los consumos máximos por mes y por cada uno. – La mayoría de los productos y/o alimentos los entregaban ó repartían con los partidarios y/o los simpatizantes del régimen. En varias oportunidades mi padre envió alguna encomienda desde la Argentina, con harina, azúcar, arroz, y también alguna ropa para mi hermano y para mi. En más de una oportunidad, en la Aduana abrían las encomiendas/paquetes … se repartían y se quedaban con la comida. La vaca que hubo alguna vez, (que hice referencia más arriba) no daba leche suficiente para alimentar mínimamente, a mi hermano y para mí, …pero a pesar de ello, mi madre debía pagarle al Gobierno una Tasa/Impuesto, por el simple hecho de tener la vaca y muchas veces debía recurrir a los vecinos para que le ayuden con esos impuestos y/o tasas a pagar, y siempre a cambio de otros productos que ella cultivaba en su pequeña huerta/granja.

      Como hecho anecdótico, recuerdo que un Pan Blanco (un miñón), mi hermano y yo lo veíamos y comíamos dos veces al año – uno en Navidad y otro para las Pascuas. Siiii y para ello mi madre debía juntar una determinada cantidad de litros de leche (en mas de una oportunidad lo pedía prestada a algún vecino) para así poder cambiarla por los dos panes Blancos (Miñones), uno para mi hermano y otro para mí. Ello ocurría únicamente para las fiestas de Navidad y Pascuas. Pues bien, tener ese pan Blanco para mi era un sueño, algo muy especial, que anhelaba y deseaba mucho, y me daba lastima comerlo siii me lo guardaba en el bolsillo y cuando iba al colegio se lo mostraba a mis compañeros no lo comía Ese pan, día tras día, se iba secando y desintegrando y se juntaban las migas ante ello, me metía los dedos de la mano a la boca la ensalivaba luego la introducía al bolsillo así se adherían las migas de esta manera, muy despacio me comía las migas adheridas a la mano, hasta que después de varios días terminaba de consumirlo totalmente.

      Pero este aquí que, en marzo de 1958 al llegar a la Argentina, observo que en los tachos de basura (Recipientes de metal cuadrados ó redondos, no existían bolsas de polietileno) existentes en la calle frente a nuestra casa, se encontraban “tirados” kilos de pan blanco, y hasta desbordaban de los mismos, quedando tirados en piso de la vereda. Para mí esa imagen era un SACRILEGIOUN DELITO. ello me quedó grabado por el resto de mi vida. Entonces comprendí y me dí cuenta lo que es NO TENER HAMBRE y que en Argentina evidentemente …NOHABIA HAMBRE.... y también que HAY GENTE que NO SABE lo que ES TENER HAMBRE.

      En ese lugar, en la casa que nací y describí, en esa época no había ni se conocía lo que era una HELADERA… Como se hacía para conservar alimentos durante un invierno muy duro…?. Simplemente, …y previo a la época invernal, en la cercanía de la casa, se cavaba un pozo, en la tierra, bastante profundo aprox. un metro de profundidad y entre 1 y 1. 50 mts de diámetro, (Las medidas y tamaños eran muy variables, según las necesidades de una casa y otra). Allí se comenzaba a depositar las verduras, hortalizas, zapallos, choclos, papas, frutas, etc. … Ello se hacía en forma de una torre… ó pirámide, muchas veces la punta de la torre/ pirámide llegaba a medir hasta 2 mts. de altura desde el nivel del suelo… Bien, …una vez completada la pirámide, se preparaba una mezcla/pasta, con pasto seco y tierra del lugar, semi arcillosa, y con la misma se comenzaba a cubrir y sellar debidamente todos los alimentos allí depositados. Se hacía una capa bastante gruesa para así soportar y mantener en perfectas condiciones la estructura y la conservación de la temperatura interna de esa torre, en pleno invierno y hasta la primavera– …Durante el invierno dicha torre quedaba cubierta totalmente por la nieve. Recién con la llegada de la primavera y el retiro de la Nieve se comienza abrir y retirar, en forma periódica y parcial, la cobertura de la torre y se observa que todos los productos allí depositados y almacenados se encontraban en perfecto estado y condiciones… Con la retirada del invierno, se comenzaba a retirarlos parcialmente, según las necesidades, ya que estaban lisos para poder ser consumidos…(No tenían ningún problema por posibles cortes de energía eléctrica). NO HAY FREEZER que lo pueda superar.

      En otro orden de cosas, recuerdo que con mi hermano, íbamos a un colegio en Laporje, un pequeño pueblito con no más de 6 ó 7 casas, que quedaba cerca de Polcane, ya un pueblo más importante y con Municipio propio. Llegar a dicho colegio nos llevaba casi una hora de caminar a través del bosque, montañas y cruzar algún rio. Cuando el tiempo estaba normal, (Primavera, verano y otoño) la caminata se hacía muy amena y hasta divertida, dado que nos juntábamos con otros chicos que íbamos al mismo lugar ó escuela. El problema era el Invierno, caminábamos por la nieve, aprovechábamos a jugar con la nieve durante el trayecto al colegio (nos tirábamos con bolas de nieve), y/o patinábamos sobre el hielo de algún arroyo congelado, en mas de una oportunidad se quebraba el hielo del arroyo, nos caíamos al mismo y nos mojábamos todo, pero igual concurríamos al colegio… allí nos calentábamos y secábamos la ropa mojada delante de un amplio hogar a leña existente en el aula. Para mi el Colegio era mi segunda casa; era un edificio muy amplio, muy cuidado en perfectas condiciones y que después de 40 años de haberlo visitado nuevamente, el edificio y el lugar, estaba igual conservado y aún en mejores condiciones. Las aulas eran inmensas, con doble fila de bancos con pupitre donde en cada banco se sentaban hasta 6 alumnos, y había en cada aula entre 10 y 12 bancos. Los pisos eran y son de parquet lustrado, las paredes con decoraciones y pintura impecable. Allí estudié hasta mediados de tercer grado dado que interrumpí los estudios al partir hacia la Argentina. El colegio Primario era Obligatorio, Público