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LINDA SEGER
EL ARTE DE LA ADAPTACIÓN
CÓMO CONVERTIR HECHOS Y FICCIONES EN PELÍCULAS
Cuarta edición
Traducción: Marisa Chacón y Alfonso Méndiz
Edición, prólogo y notas: Alfonso Méndiz
Epílogo: Ramiro Gómez B. de Castro
EDICIONES RIALP
MADRID
Título original: The Art of Adaptation: Turning Fact and Fiction into Film
Publicado por Henry Holt and Company, Inc., New York
© 1992 by LINDA SEGER
© 2021 de la versión española realizada por ALFONSO MÉNDIZ
by EDICIONES RIALP, Manuel Uribe, 13-15, Madrid
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Realización eBook: produccioneditorial.com
ISBN (versión impresa): 978-84-321-6032-5
ISBN (versión digital): 978-84-321-6033-2
Fotografía de cubierta: © Alamy
Índice
Convertir hechos y ficciones en películas
PRIMERA PARTE. ¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?
1. Por qué la literatura se resiste al cine
2. Por qué el teatro se resiste al cine
3. Por qué las historias reales se resisten al cine
4. El remake: de cine a cine
SEGUNDA PARTE. LA CREACIÓN DE UN SEGUNDO ORIGINAL
6. Elección de personajes
7. Explorando el tema
8. Creación del estilo, el clima y el tono
TERCERA PARTE. DOS VECES ESCRITA, DOS VECES PAGADA
9. Cómo realizar una opción de compra
10. La escritura de docudramas
Prólogo
Por qué la Literatura hechiza al Cine
ENTRE UN 30 % Y UN 40 % DE LAS películas que se producen cada año en el mundo están basadas en obras literarias. Si a esa cantidad añadimos las que se basan en sucesos reales o en biografías (este año hemos tenido un auténtico boom de biopics[1]: Chaplin, Hoffa, Malcolm X, etc.), ese porcentaje se eleva hasta casi el 50 % de la producción mundial, lo que revela muy a las claras su importancia en el contexto actual.
Si ahora acudimos a los grandes premios cinematográficos, veremos que la proporción crece todavía más, como si los estudios volcaran su atención especialmente en este tipo de proyectos. Durante la década de los ochenta, la Academia de Hollywood concedió el Oscar a la mejor película casi exclusivamente a filmes basados en un material precedente: cintas que provenían de novelas (Gente corriente, La fuerza del cariño), obras de teatro (Amadeus, Paseando a Miss Daisy), biografías (Gandhi, El último emperador) e historias reales (Carros de fuego, Memorias de África). En los noventa, esa tendencia parece confirmarse: Bailando con lobos y El silencio de los corderos.
Es lógico, por tanto, que nos preguntemos: ¿Por qué la Literatura tiene tanto atractivo para el Cine? ¿Por qué una adaptación parece tener más posibilidades de éxito que una historia original?
LAS ADAPTACIONES CINEMATOGRÁFICAS EN ESPAÑA
Echemos ahora una ojeada a nuestra producción cinematográfica. A simple vista, también en nuestras fronteras parece cristalizar este fenómeno, especialmente en los últimos diez años. Tras dos adaptaciones magistrales de Mario Camus, que fueron altamente valoradas en los certámenes europeos (Oso de Oro en Berlín para La Colmena, 1982; y dos Premios en Cannes para Los santos inocentes, 1984), los productores españoles parecieron descubrir repentinamente las posibilidades cinematográficas de nuestra literatura, y las películas más importantes que vinieron después fueron en su mayoría adaptaciones.
En 1987 se recrearon para el cine con enorme éxito obras literarias «de prestigio»: Divinas palabras, de Valle-Inclán; La casa de Bernarda Alba, de Lorca; y El bosque animado, de Fernández Flórez. Dos años más tarde, el recurso a piezas clásicas (Esquilache, sobre un texto de Buero Vallejo; Sangre y arena, sobre el libro de Blasco Ibáñez; y El regreso de los mosqueteros, sobre la novela de Dianas) se unió en la pantalla con el resurgir de la literatura contemporánea: Si te dicen que caí (J. Marsé), El río que nos lleva (J. L. Sampedro), El mar y el tiempo (F. Fernán Gómez), etc.
En 1990 se recupera de nuevo a Miguel Delibes, cuyas novelas habían propiciado algunas de las mejores películas de la transición: La guerra de papá (1976), a partir de El príncipe destronado, y la ya citada Los santos inocentes (1984). Ahora se acomete la adaptación de El Tesoro y La sombra del ciprés es alargada, aunque no con demasiada fortuna.
Un año después, las fuentes literarias se diversifican y encontramos filmes basados en crónicas periodísticas (La noche más larga, sobre el libro de Pedro J. Ramírez), en cuentos tradicionales (Marcelino, pan y vino, remake de la