Tomás Domingo Moratalla

Bioética y cine


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      Bioética y cine

      De la narración a la deliberación

      Tomás Domingo Moratalla

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      ISBN: 978-84-2856-510-3

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      Para Lydia

      «La gran potencia educadora de nuestro tiempo es, sin duda, el cine».

      (Julián Marías)

      «Entre todas las máquinas de soñar inventadas por el genio humano, el cine no es sólo la más ingeniosa, sino probablemente la más eficaz».

      (G. Lipovetsky-J. Serroy)

      Introducción

      Desde hace ya algún tiempo parece que algunos han descubierto las virtualidades del cine y han visto en él una ayuda, un recurso, para la didáctica de las materias más diversas. Gracias al cine podemos aprender más y enseñar mejor. Eso es así. Pero no se puede hacer de cualquier manera; no se puede hacer por cualquier motivo. Si no hemos pensado bien las razones que nos pueden mover al empleo del cine (una fundamentación) y no nos hemos hecho con una estrategia didáctica (una metodología), entonces el uso del cine es sólo un entretenimiento, una desviación de la actividad docente, y una coartada «moderna» y bienintencionada para nuestra ignorancia o nuestra ingenuidad.

      En estas páginas pretendo mostrar el encuentro entre bioética y cine de cara a la formación bioética en los más diferentes niveles de docencia: desde la docencia universitaria hasta la secundaria, desde cursos, seminarios, másters o programas de formación de comités de ética hasta la formación de cualquier persona interesada en estos temas. Mas no se trata de un libro para profesores, al menos no sólo. También lo es para alumnos, para curiosos, para cualquier persona que guste y disfrute de una película, de los comentarios y debates que se pueden generar tras verla. Se trata, pues, de alguna manera, de recuperar el cine-fórum, pero en torno a los temas de bioética y con un método riguroso, que evite que el análisis de una película se convierta en charla de café –lo que no está mal, pero no es el propósito– o en un mero recurso para descansar un rato o entretener –que tampoco está mal, pero seguro que hay, o puede haber para ello, otros momentos.

      Bioética y cine se dan cita en estas páginas con el trasfondo de un interés formativo, educativo.

      El cine es uno de los grandes «inventos» del siglo XX, productor de sueños y de fascinación. Ha sido considerado el «arte total». Las películas, en su amplia gama y variedad, constituyen una representación del mundo. Son objetos en sí mismos dignos de contemplación, dignos de disfrute, pero también nos informan de la realidad, del mundo, de nosotros mismos. Nos comunican experiencias, nos reflejan vidas y mundos. Son un retrato vivo, complejo y difícil del ser humano.

      No es sólo diversión, entretenimiento. Al ser transmisor de una imagen del mundo, de una visión de la vida y del ser humano puede ser utilizado para conocer el mundo y, por tanto, también, para transformarlo. Es un medio de educación, un camino abierto, y aún no del todo explorado, en la tarea de educar. Cada vez van siendo más numerosas las propuestas pedagógicas, pero todavía son insuficientes, sobre todo en el campo de la ética (bioética). Hay una importante carencia tanto de reflexión sobre el uso del cine en bioética (o en ética) como de propuestas metodológicas articuladas y coherentes. Los trabajos sobre bioética y cine son la mayoría de las veces comentarios y análisis de películas, más o menos interesantes, donde el autor muestra lo mucho –o poco– que se sabe de bioética y lo mucho –o poco– que sabe de cine. Son trabajos (artículos, páginas webs, etc.) de opinión, donde a propósito de una película –de su tema– el autor hilvana una serie de argumentaciones con las que podremos, o no, estar de acuerdo. La película se convierte la mayoría de las veces en una excusa. No es un mal ejercicio. En este caso el uso del cine no deja de ser coyuntural, pues es sólo un medio que suministra información. Otras veces, los trabajos sobre bioética y cine se convierten en ocasión para defender determinadas convicciones que encuentran su justificación en un listado más o menos amplio de películas de cierto éxito.

      Dejando de lado el encuentro de bioética y cine que se convierte en mero pretexto para opinar de temas de bioética, y el uso ideológico que desde la bioética se puede hacer del cine, yo quisiera proponer un encuentro que más que producir unas reflexiones concretas contribuyera al entrecruzamiento entre las cuestiones de bioética y las experiencias que el cine transmite.

      No pretendo hacer una introducción a la bioética, tampoco un análisis fílmico de las películas que se mencionen. Ya hay muchas introducciones y muchos análisis. Pero hay pocas reflexiones que fundamenten el encuentro entre bioética y cine, y que propongan un método para la acción formativa que el cine pueda desarrollar.

      El medio en el que nos moveremos es el de la reflexión ética, filosófica. La fundamentación del encuentro entre bioética y cine y la propuesta metodológica difícilmente se puede hacer sin los recursos de la filosofía. La filosofía que nos sirve de base, y que va a estar presente en estas páginas, es la hermenéutica. No hay ninguna filosofía que se haya definido de una forma tan categórica desde el ámbito de la interpretación y desde la textura narrativa de la vida humana, así como de la cultura y el mundo mismo –el mundo como «gran libro»–. Además se podría decir que la propia bioética le debe mucho a la tradición hermenéutica; hoy en día se está produciendo un importante encuentro entre bioética y hermenéutica. Si podemos hablar de bioética narrativa nada mejor que hacerlo desde los planteamientos hermenéuticos. Este encuentro entre cine y bioética que propongo es un elemento más en la construcción de una bioética narrativa. La hermenéutica, por otra parte, ha tenido siempre una clara vocación práctica, constituyendo uno de los posibles fundamentos de las llamadas éticas aplicadas, donde se podría inscribir también la bioética. No olvidemos que la hermenéutica es, entre otras cosas, la filosofía de la deliberación moral. En esta tradición son nombres claves H.-G. Gadamer y, sobre todo, P. Ricoeur. Nos referiremos a ellos. Tampoco es desdeñable en este encuentro entre bioética y cine, para esta bioética narrativa, la aportación de la filosofía española del siglo XX, próxima muchas veces a los planteamientos hermenéuticos. Así la filosofía de J. Ortega y Gasset se constituyó como una filosofía de la razón vital convertida en razón narrativa. En sus escritos, sobre todo los de su última época, podemos encontrar los fundamentos de esta racionalidad, así como su puesta en práctica –por ejemplo en sus biografías sobre Velázquez, Goya, Goethe o Vives–. Y no nos podemos olvidar de un discípulo de Ortega, Julián Marías, que vio en el cine los recursos para un análisis de la vida humana.

      El cine, cierto cine y con una determinada perspectiva, nos puede ayudar a pensar bioéticamente. ¿Qué significa esto? Ayudándonos también de los planteamientos de Diego Gracia podemos decir que pensar en perspectiva bioética es deliberar. El objeto de la bioética, también de la ética, es la deliberación, la cual contribuye a la toma de decisiones prudentes y responsables de una forma autónoma. El uso del cine, en la perspectiva que propongo, contribuye a la autonomía,