las regiones. En este sentido, investigaciones como esta, que complementan la información secundaria disponible con la primaria, arrojan conocimiento directo de los territorios a nivel municipal en tanto que la comunidad participa expresando sus experiencias y sentires.
Como se desprende del trabajo de Cuervo (2017), en sí mismo no interesa el enfoque con el cual se analice la estructura de los territorios en términos de divergencias o convergencias, ya que se trata de entender que es un sistema con características particulares no necesariamente indivisibles (son partes del todo y funcionan con relaciones en doble vía: del todo a la parte y de la parte al todo) y que la interrelación de externalidades que se producen en esa interacción y en términos del desarrollo, deben generar un resultado de balance positivo para el todo y sus partes (como un deber ser), que se conjugan a través del tiempo (Figuras 4 y 5).
Figura 4. Desarrollo local y competitividad sistémica territorial
Fuente: tomado de Duque, H. (2015). Seminario conceptos y herramientas del análisis espacial de datos socio-económicos.
Figura 5. Competitividad sistémica territorial
Fuente: elaboración GIED.
A partir del planteamiento anterior, se comprende que los municipios deben asumir un rol que les permita potenciar su desarrollo, movilizando e invirtiendo en sus propios recursos y con la experticia de su propio esfuerzo (Boisier, 2005; Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos [OECD], 2009).
De este modo, teniendo en cuenta las particularidades de los municipios en cada una de las características de la competitividad territorial y considerando la disponibilidad y nivel de uso de los ejes de conectividad (información, comunicación, telecomunicación, transporte, canales de participación y comercialización, capacitación y educación) puede establecerse el nivel y la fuerza de arrastre que potenciaría a una región como un espacio territorial único y diverso, donde se asimile que no existe primacía de las capitales dentro de sus departamentos, sino que puede establecerse una red (tangible o intangible) de municipios compuesta por diferentes tamaños y particularidades que se irrigan al resto del territorio, a manera de una integración, a través de la cual se consolida una unidad en medio de la diversidad; reduciendo, y no ampliando, brechas en materia de desarrollo sostenible (Cuervo, 2017). Por tanto, en la competitividad territorial de una región, todos (municipios, población e instituciones) tienen algo que aportar (Leal, 2015).
Bajo este contexto, se entiende que cada municipio está en capacidad de generar externalidades positivas para irrigar al resto, toda vez que se establece un aporte a la creación y difusión de marcos cognitivos nuevos que inciden en la transformación del espacio y sus entornos, bajo un esquema de relaciones que tiene por activo fundamental el trabajo colectivo (Heijs, 2001; Boisier, 2005; Jardon y Gierhake, 2017).
En este orden de ideas, la competitividad sistémica territorial apunta a la innovación social, donde el capital humano (disponibilidad, nivel educativo, experiencia y experticia), el capital estructural (dotaciones naturales y existencia de infraestructura física, institucional y financiera), y el capital relacional (interrelación de los capitales humano y estructural con el entorno mediato o vecino, hasta trascender estos límites físicos y/o imaginarios) cobran relevancia (Jardon y Gierhake, 2017).
El conocimiento local es la base para determinar las características de innovación social que poseen los municipios, con el propósito de visualizar complementos entre ellos y, en torno al nivel de acumulación de capital (humano, estructural y relacional), que posee una región en su conjunto, para responder a derroteros futuros mediatos de carácter de desarrollo sostenible, tejiendo un determinado potencial de competitividad territorial. Esto sucede porque la innovación social es transformadora de espacios territoriales abiertos de forma endógena y expansiva (puede reproducirse en otro sitio y/o a mayor escala), creando o mejorando oportunidades de todo tipo que beneficien a toda la población (Jardon y Gierhake, 2017).
Al respecto Echeverría (2008), citado por Jardon y Gierhake (2017, p. 610), señala que la innovación social hace referencia a valores sociales que se reflejan en la inclusión social, la eficiencia de los bienes públicos, el nivel educativo, la sostenibilidad ambiental y la participación ciudadana.
El análisis de las características de la población en cuanto a tamaño, disposición dentro del espacio geográfico y resultados económicos de producto total, son pertinentes para entender la importancia relativa de los territorios en cuanto a potenciales que puedan generar sinergias para las regiones (Jacobs, 1964; Jacobs, 1984; Hoover, 1951; Fujita, Krugman y Venables, 1999; Henderson, 2003; Reilly 1929; Christaller, 1935; Lösch 1940; Zipf, 1949; e Isard, 1971).
De este modo, en el desarrollo del objetivo propuesto, se tiene en cuenta que un mayor conocimiento acerca de las potencialidades locales de la región Pacífico de Colombia a través del diagnóstico de algunos de sus municipios. Lo anterior contribuirá para que hacia el futuro se construyan sinergias económicas, sociales, ambientales, culturales e institucionales sostenibles, que redunden en el mejoramiento de la calidad de vida de la población total.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.