Julieta Martínez Cuero

¿Campesinos, indígenas y migrantes?


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de producción está determinado por la posesión de las fuerzas productivas a través de un entramado de relaciones sociales, en el que la dualidad patrón-obrero no necesariamente corresponde con la del obrero industrial y el capitalista burgués. De acuerdo con Valenzuela (2009), quien tiene el control sobre los medios de producción en México es una incipiente burguesía industrial que ha sido desplazada por el gran capital financiero nacional y extranjero. La presencia de monopolios y grandes grupos empresariales denotan que el número de personas que controlan a los medios de producción en el país es reducido.2 Esto significa que el acceso y control a los medios de producción está determinado por la estructura social: a) grandes, medianos y pequeños propietarios; b) intermediarios comerciales y financieros; c) clase media y d) el grueso de proletarios.

      Según Castaingts (1979), las clases sociales en el capitalismo provienen de la apropiación de los medios de producción y de la naturaleza. La clase social que posee y controla los medios de producción es la que determina los mecanismos de explotación y la que se apropia del excedente. Es decir, la estructura social conlleva a la apropiación del excedente y el uso del excedente, a su vez, conduce al desarrollo de las fuerzas productivas. Quien o quienes se apropian del excedente determinan el estadio del desarrollo de las fuerzas productivas, debido a que su uso puede resultar en un avance tecnológico o en un consumo improductivo que haga que se estanque el desarrollo de las fuerzas productivas. De acuerdo con Valenzuela, en México casi 86% del excedente se destina a gastos improductivos, principalmente en consumo suntuario de la clase política (Valenzuela, 2009:6).

      ¿Cómo se produce el excedente? Es otro de los elementos que surgen del análisis de las funciones sociales de producción. Las fuerzas productivas producen un excedente. La producción de este excedente supone la acción sobre la naturaleza, la organización de la producción y la distribución de sus frutos. El monto del excedente lo determina el grado de desarrollo de las fuerzas productivas (Castaingts, 1979:94). En la fase actual del capitalismo, la producción del excedente reside principalmente en la caída de los salarios reales de todos los trabajadores.

      iii. La determinación de la repartición social de los frutos del trabajo está relacionada con la estructura social y los mecanismos de explotación, además por las relaciones que mantiene el sistema capitalista con otros modos de producción. En concreto, para el caso de México, Valenzuela (2009) advierte un empeoramiento de la distribución del ingreso reflejado en un alto índice de desigualdad social. La repartición de los frutos del trabajo en favor de los grandes y medianos propietarios de los medios de producción está determinada por la desregulación estatal y el favoritismo hacia las empresas privadas del país. De acuerdo con Castaingts (2012), el Estado mexicano juega un papel fundamental en la determinación de la tasa salarial y no sólo del salario mínimo sino también de diversas prestaciones y tipos de contratos que se consideran como legales.

      4) Representaciones sociales del ecosistema y de las fuerzas productivas. En esta categoría se incluye a los medios lingüísticos necesarios para reproducir el sistema. Según Castaingts (2012), en el modo de producción capitalista existe una serie de conocimientos simbólicos sobre tecnología y procesos organizativos que se conjugan en las representaciones colectivas sobre el poder.

      Finalmente, y siguiendo a Castaingts (1979), conocer las clases sociales en un país determinado en un momento dado implica conocer los sistemas de explotación y apropiación del excedente y de la plusvalía social producida. En el capitalismo, la clase social que posee y controla a los medios de producción es la que determina los mecanismos de explotación y la que se apropia del excedente. Es decir, el sistema de explotación es consecuencia de las relaciones de producción ya que son éstas las que lo sustentan y permiten su existencia. En un solo modo de producción existen varias clases explotadas y distintos mecanismos de explotación, pero el sistema de explotación capitalista es la base de determinación de todos los demás modos de producción.

       MODO DE PRODUCCIÓN NO CAPITALISTA

      A diferencia de lo que ocurre en el capitalismo, el estudio del modo de producción no capitalista se encuentra alejado del análisis de la mercancía, debido a que en este modo de producción no domina la lógica del intercambio y de la obtención de la ganancia. Como menciona Castaingts (1979), los valores de uso producidos en los modos de producción no capitalistas sólo se transforman en mercancías por presiones del modo dominante y no como consecuencia de una relación interna. Es decir, en las sociedades no capitalistas el objetivo de la producción es la satisfacción de las necesidades internas, mientras que el intercambio en el mercado es solamente el mecanismo que les permite mantenerse y reproducirse.

      En cuanto a la estructura social, en el modo de producción no capitalista es difícil establecer distintas clases sociales debido a que las funciones de las relaciones sociales se conjugan de manera distinta que en el capitalismo. Esto no quiere decir que se trate de sociedades homogéneas, sino más bien que su estructura social no responde a la posesión de los medios de producción. Según Castaingts, en el modo de producción no capitalista la estructura de clases no implica una diferenciación de éstas, debido a que la jerarquía que existe al interior de este modo de producción se encuentra ligada a la validación del prestigio y cumple funciones políticas, religiosas y económicas (Castaingts,1979:61-70).

      En las sociedades en las que el modo de producción dominante no es el capitalismo, el acceso a los medios de producción no está determinado por la relación social patrón-obrero, ya que existen mecanismos propios de su lógica interna que aseguran la reproducción social y económica del grupo. En comunidades indígenas no capitalistas el acceso a la tierra y a los bienes comunitarios está regulado por la pertenencia al grupo y por las relaciones de parentesco. Los medios de producción se heredan y el uso de los bienes comunes está reglamentado por el trabajo colectivo. Por lo mismo, la organización del trabajo pasa por la mediación de la política, la religión y el sistema de creencias de la comunidad. Lo mismo ocurre con la repartición social de los frutos del trabajo que implica mecanismos de cooperación, reciprocidad y cohesión social. De ese modo, las estructuras religiosas, políticas y de parentesco funcionan a la vez como infraestructura y como superestructura.

      La plurifuncionalidad y jerarquía de las estructuras política, religiosa y social tienen un papel determinante en la configuración de las funciones sociales de producción. Por ejemplo, la estructura de parentesco establece el acceso a los medios de producción al mismo tiempo que determina al sistema social de intercambio (Castaingts, 1979:22). De igual manera, el sistema político es un instrumento de organización del trabajo y de distribución de sus frutos. En el modo de producción no capitalista la posesión y distribución de los frutos del trabajo son un mecanismo para comunicar la presencia de un estatus social, político o intelectual que proporciona prestigio al interior del sistema. La obtención del prestigio en sociedades no capitalistas se materializa a través de la celebración de fiestas y rituales.

      La organización del trabajo en el modo de producción no capitalista se encuentra ligada a la división de sexo y edad, siendo la familia la principal unidad de producción. La reciprocidad de los miembros de la comunidad es otro elemento clave en la organización del proceso productivo a través del contrato diádico y el sistema de cargos. El sistema de organización colectiva; es decir, el sistema de cargos, da evidencia de la plurifuncionalidad de las estructuras religiosa, económica y política del modo de producción operante en las economías indígenas no capitalistas. Mediante la asignación de cargos entre los miembros de la comunidad se determinan las funciones de las relaciones sociales que emergen del proceso productivo. La organización social basada en el sistema de cargos implica un sistema de valorización del trabajo colectivo.

      Hasta aquí se han sentado las bases para diferenciar al modo de producción capitalista del modo de producción no capitalista. Al respecto, se subraya la idea de que la presencia de diferentes infraestructuras conduce a la existencia de diferentes modos de producción. La articulación del modo de producción no capitalista con otros modos de producción parte del principio de que no existe ninguna unidad productiva que sea autárquica. En el caso concreto de México, la gran mayoría de comunidades indígenas acuden al mercado capitalista a comprar y vender productos, además de la venta de su fuerza de trabajo.