clases. Incluso los asientos de los transportes públicos eran objeto de apropiación simbólica para perpetuar el recuerdo de la Gloriosa Cruzada: un cartel que indicaba Reservado para caballeros mutilados.
La ausencia de legitimidad democrática del régimen de Franco impulsó la búsqueda de legitimidades alternativas de corte carismático, en consonancia con el fascismo italiano o el nazismo alemán, sus aliados al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La ausencia de crítica interna (prohibida la oposición y hábilmente gestionados por el Generalísimo los contrapesos entre las distintas familias del régimen), produjo desde muy temprano un verdadero culto a la personalidad del Caudillo.
La parafernalia simbólica del franquismo se originó durante la Guerra Civil (1936-1939), tras su exaltación a la jefatura del Estado, adoptando en buena medida la desarrollada en los años anteriores por Falange Española de las JONS, a la que se sumó la de los tradicionalistas o carlistas, y la propia del Ejército (sobre todo de algunos cuerpos particularmente vinculados a Franco, como la Legión Española). De hecho, el partido único creado por la fusión de falangistas y tradicionalistas (la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, más conocida como Movimiento Nacional) fue dotado con un uniforme que sumaba a la camisa azul falangista la boina roja carlista y los correajes militares (que ya se utilizaban con anterioridad marcando el carácter paramilitar de la Falange); también incluía una corbata negra como luto por José Antonio. Continuó utilizándose durante todo el periodo de la dictadura de Franco.
A pesar de la retirada de algunos de estos símbolos en los primeros años de la Transición —destacadamente los grandes emblemas de yugo y flechas de la emblemática Casa Sindical (torre de ladrillos construida en estilo racionalista frente al Museo del Prado) y de la sede central del Movimiento en la calle Alcalá de Madrid o la recuperación del nombre de calles (por ejemplo, en Madrid, la Gran Vía, hasta entonces Avenida de José Antonio, o el Paseo de la Castellana, hasta entonces Avenida del Generalísimo)— muchos de ellos permanecieron, y en parte la simbología franquista sigue presente hoy en día, más de treinta años después de la muerte de Franco. La ley denominada Ley de Memoria Histórica (aprobada por el Congreso de los Diputados el 31 de octubre de 2007) establece la retirada de estos símbolos, obligando a las instituciones públicas a ello, y privando de ayudas a las instituciones privadas que no las retiren. Fue objeto de particular redacción lo referente a los símbolos que puedan afectar a la Iglesia Católica, introduciéndose una salvaguarda por razones religiosas, junto a la que exceptúa a los monumentos con valor artístico.
Banderas y emblemas: el "escudo del águila"
En las jornadas del Pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936, las fuerzas militares sublevadas usaron la bandera nacional con el escudo de armas vigente, es decir, la vigente "tricolor" con el escudo de 1869, que eran los aprobados por la Constitución española de 1931. Sin embargo, los sublevados pronto advirtieron en el terreno operacional la confusión que se creaba a la hora de distinguir sus unidades de las del bando gubernamental, especialmente en los combates aéreos y navales. Por otra parte, dentro de la heterogeneidad de familias políticas del bando sublevado, los tradicionalistas y requetés en Navarra demandaron ir a los frentes con banderas "rojas y gualdas" o bien, con blancas en las que bordaban aspas rojas, llamadas de borgoña o de San Andrés, incluyendo una diversidad de emblemas entre los que había una mezcla de simbología monarquista y religiosa, esta última particularmente dirigida hacia el culto del "Sagrado Corazón". El gobierno de la Junta de Defensa Nacional resolvió esta situación en cuanto al capítulo de banderas, mediante el Decreto de 29 de agosto de 1936, firmado por el general Miguel Cabanellas Ferrer, que restablecía la bandera roja y gualda. Curiosamente, no se hizo referencia ni a las dimensiones ni al escudo, de manera que las fuerzas sublevadas emplearon multitud de escudos distintos. Para resolver esta situación, la Junta completó el Decreto con la Orden de 13 de septiembre de 1936 firmada por el coronel Federico Montaner, por la que se establecía que las formas y dimensiones de las banderas de las unidades del Ejército fueran las mismas de antes de la proclamación de la República y que el escudo fuera el republicano. Finalmente, y tras considerar las pretensiones de la entonces influyente Falange, un nuevo diseño para el escudo fue formalmente descrito y regulado por el Decreto nº 470 de 2 de febrero de 1938 firmado por el general Franco.
El escudo entonces representativo del bando sublevado y de su ideología, popularizado como el "escudo del águila", sería impuesto al término del conflicto como escudo nacional de España vigente, incluso tras algunos ligeros retoques técnicos aprobados en 1945, no solamente durante el periodo del régimen franquista propiamente, sino también durante el periodo de la Transición democrática hasta 1981, si bien que con ciertas modificaciones de valor simbólico aprobadas en 1977.
Por expresa voluntad del gobierno franquista, el diseño del escudo supuso una novedad con respecto a la tradicional configuración para el escudo nacional desde 1868, momento a partir del cual, las armas de España como Estado dejaron estar asociadas a las de la dinastía reinante, sin perjuicio de emplear los elementos básicos de ésta como era el cuartelado con los blasones de Castilla, León, Aragón y Navarra y «entado» en punta con el de Granada, con la inclusión de otros elementos heráldicos históricos a los que se confirió una distinta simbología:
«El haz y el yugo de los Reyes Católicos, cuya adopción como distintivo constituye uno de los grandes aciertos de nuestra Falange, debe figurar en las armas oficiales para indicar cual ha de ser la tónica del Nuevo Estado».
El Águila presente en el escudo de Franco no es un símbolo original del régimen, sino que era ya utilizado en las armas de los Reyes Católicos. Éste era el Águila de San Juan que Isabel la Católica incorporó como soporte al escudo por la devoción al evangelista con la que la soberana añadió el lema «sub umbra alarum tuarum protege nos» (protégenos bajo la sombra de tus alas). Incluso se hizo coronar reina de Castilla el día de su festividad. Se utilizó una heráldica semejante a la empleada por los Reyes Católicos, sustituyendo las armas de Aragón-Sicilia por las de Navarra, se añadieron las Columnas de Hércules y la divisa Una, Grande y Libre.
El Yugo, el Haz y el nudo gordiano
Origen
En la tradición heráldica española, el yugo, el haz de flechas y el nudo gordiano fueron elementos que, junto con el ramo de granadas y el lema Tanto Monta conformaban la divisa personal propia más difundida de los Reyes Católicos, tal y como fue plasmada en el cancionero de Pedro Marcuello. Esta divisa fue incorporada a la combinación de las armas familiares de ambos esposos a partir de 1475, según se pactó en las capitulaciones de la llamada Concordia de Segovia y de la cual una representación gráfica del escudo que identificaría la reunión de los dos reinos más importantes de la península, es la imagen del escudo más antigua conservada. Según Faustino Menéndez Pidal de Navascués la significación de la divisa era por entonces de carácter galante, formando un juego mutuo simbólico fundado en las iniciales de los nombres de ambos esposos, siguiendo una costumbre de la época por la que cada cónyuge empleaba las iniciales de su correspondiente en la firma de documentos, tal y como lo declararon los mismos reyes en 1497 mediante la ordenanza que regulaba el grabado de las monedas de plata, con un significado genuino de igualdad de ambos soberanos.
Atribuidos en su conjunto erróneamente a Antonio de Nebrija, a quien según Menéndez Pidal solo le correspondería la creación del lema Tanto Monta, su interpretación ha sido objeto de diversas conjeturas por distintos autores muchos de los cuales se refieren a explicaciones fantásticas o leyendas infundadas. Propia del Rey era la divisa del nudo gordiano, de arraigo en la corona de Aragón, y que se disponía perpendicularmente al yugo, como así aparece en el cancionero de Marcuello o en los entramados del Palacio de la Aljafería de Zaragoza, pero que en Castilla causó confusión y fue asociado a las coyundas del yugo. Las flechas por su parte fueron representadas en un número variable, pero siempre apuntando hacia abajo. Con el tiempo esta divisa propia de los Reyes Católicos como esposos se difundió a otras composiciones heráldicas, siendo adoptadsa en alguna de sus variantes como parte de los emblemas no solamente de villas y ciudades, como por ejemplo Ronda, Marbella o Málaga, sino también de Estados como Puerto Rico o los Países Bajos.
Emblema de la Falange
La