de Edward los Ciervos eran nada más que de fantasía de los cuentos de hilado para asustar a la gente de la ciudad.
Sus amigos se burlaron y sacudió su cabeza con incredulidad, les advierte de las graves consecuencias que espera a aquellos que se atrevieron a burlarse de la leyenda de el castillo encantado. Pero Steve y Elly era su tierra, sus ojos destellando con inquebrantable determinación. Estaban ansiosos de demostrar su valentía y poner fin a la persistente temor de que había arrojado una sombra sobre su amado pueblo.
– Que se niegan a ser intimidados por la mera historias, declaró Steve, su voz firme.
– Nos aventuraremos al castillo en una noche de luna y frente a este llamado de miedo de los ciervos. Vamos a ver por nosotros mismos si las leyendas titular de ninguna verdad.
Elly, asintió con la cabeza, su espíritu se inmutó por el siniestro de los cuentos que se había apoderado de la ciudad en el miedo.
– Vamos a mostrar a todos que no hay nada que temer sino al miedo mismo”, afirmó, su mirada firme.
Con sus corazones rebosantes de resolver, los dos intrépidos niños que se establecen en su osada búsqueda, sus pasos la luz pero con propósito, en su camino hacia la amenazadora silueta de un antiguo castillo. El plateado de la luna bañaba el paisaje en un brillo sobrenatural, proyectando largas, etéreo sombras que bailaban en el empedrado camino que conduce a la prohibición puertas del castillo.
A medida que se acercaban las oscuras arco que marcaba la entrada a los terrenos del castillo, un silencio cayó sobre la noche, sólo roto por el suave susurro de las hojas en la brisa suave. El aire estaba embarazada con anticipación, y un estremecimiento de emoción recorrió Steve y Elly de las venas, mezclándose con los temblores débiles de aprehensión que tiró de los bordes de su valentía.
Haciendo una pausa en el umbral del castillo, intercambiaron una mirada sin palabras, cada uno encontrar la tranquilidad en la inquebrantable determinación reflejada en los ojos del otro. Con un compartida nod, se salieron con valentía en el patio iluminado por la luna, sus sentidos se agudizan y su corazón golpeando con una embriagadora mezcla de miedo y emoción.
Capítulo 4: El Espeluznante Castillo
En una clara noche de luna llena, Steve y Elly las manos firmemente como se embarcó en un viaje emocionante hacia el castillo abandonado. La luna suave, plata brillo lanzar un encantador hechizo sobre el paisaje, iluminando su camino con un misterioso resplandor.
A medida que se acercaban a los terrenos del castillo, una sensación de emoción teñida con la aprehensión burbujea dentro de ellos. El crujido de puertas de hierro saludó a sus oxidadas bisagras que protestaban contra la intrusión. Los muros del castillo se pusieron en pie y desgastada, revelando los cuentos de veces olvidado. Steve y Elly intercambiaron nervioso miradas armada de valor, pero sí para la aventura que les espera.
Una vez dentro, sus pasos haciendo eco a través de la gran pasillos, la amplificación de la inquietante atmósfera. Sombras parpadeaba y bailó con picardía a carcajadas, burlándose de la imaginación de los valientes exploradores. El viento susurró inquietantes melodías, la realización de secretos del pasado que pidió ser descubierto.
Con cada paso, Steve y Elly se maravilló por el desmoronamiento de la belleza del castillo. El tiempo había desgastado su grandeza, sin embargo, los restos de su antigua gloria se mantuvo. Jirones tapices que adornaban las paredes, que representan escenas de caballeros y princesas, provocando la curiosidad de los niños acerca de la historia del castillo.
En la tenue luz, tropezó con una majestuosa escalera que en espiral hacia arriba, desapareciendo en la oscuridad. Su corazón golpeaba con anticipación, ya que dieron los primeros pasos. El crujido de las escaleras parecían hacer eco con las historias de aquellos que habían pisado sobre ellos hace siglos.
Más y más alto subieron, su excitación creciente con cada giro. En el pasado, han llegado a un aterrizaje que reveló la existencia de una gigantesca puerta de madera, cubierto de hiedra y misterio. Steve dudó por un momento, su mano temblando ante la empujó para que se abra.
La puerta gimió en señal de protesta, como despertando de un profundo sueño. La habitación que estaba más allá estaba bañado en la luz de la luna, que se emita un brillo etéreo en el olvido de los artefactos dispersos por todo el piso. Los ojos de los niños ampliado de maravilla, ya que explora cada tesoro, sus dedos rozando los restos de un olvido de la edad.
Pero a medida que se deleitaba en sus descubrimientos, en un susurro suave llegado a sus oídos. Se congeló, sus miradas de bloqueo en silencio comprensión. El castillo estaba vivo con secretos invisibles, y que no estaban solos.
Con la respiración contenida, Steve y Elly seguido el sonido de una escalera oculta que se oculta detrás de una cortina. Su corazón corría a medida que descendían, paso cauteloso paso hacia lo desconocido profundidades.
En la penumbra de la cámara subterránea, descubrieron un antiguo libro que estaba abierto sobre un pedestal de piedra. Sus páginas susurró olvidado los cuentos, invitar a los niños a desentrañar sus misterios. Como se trazó el desvaneció palabras con sus dedos, sintió una oleada de conexión con el pasado, como si fueran parte de algo mayor que ellos mismos.
Su aventura había tomado un giro inesperado, pero Steve y Elly se sentía una abrumadora sensación de gratitud por haber tropezado con este reino oculto. Con renovada determinación, que se comprometió a descubrir los secretos que yacen latentes dentro de los muros del castillo.
Capítulo 5: la Reunión de los niños con Edward
En las profundidades de la oscuridad, como Steve y Elly quedamos paralizados de asombro, un par de brillantes ojos perforados a través de las sombras. La extraña luminiscencia se acercaba, revelando la majestuosa figura de Edward, el formidable ciervo de los abandonados, de terrenos del castillo. Su poderosa presencia mandó el respeto, y su mirada se celebró la sabiduría antigua que parecía penetrar en el alma de los jóvenes exploradores.
Steve y Elly del corazón corrió como la que vi a Edward en toda su gloria. Su pelaje, un brillante escudo de plata bajo el encanto de la luz de la luna, emanaba un brillo sobrenatural, que iluminaba la noche alrededor de ellos. Su cornamenta, como intrincado coronas de la naturaleza, se elevaba por encima de él con una majestuosa gracia que dejó a los niños en el temor.
Edward se movió más cerca, su forma fantasmal parecía flotar sin esfuerzo, como si fuera un espíritu guardián del castillo, mirando por encima de sus secretos con un solemne deber. El aire alrededor de él crujió con una energía que envió escalofríos a Steve y Elly las espinas, una mezcla de temor y reverencia de este majestuoso animal.
A pesar de su inicial reticencia, una sensación de calma se apoderó de los niños como cerraron los ojos con Edward. Hubo un entendimiento de la conexión entre ellos, un silencio comprensión que trasciende las palabras. Era como si Edward había estado esperando su llegada, los guía en un camino de descubrimiento dentro de las antiguas murallas del castillo.
Con un suave movimiento de su cabeza, Edward hizo una seña a Steve y Elly a seguirlo más profundo en el corazón del castillo. Sus movimientos eran gráciles, llevándolos a través de sinuosos pasillos y cámaras ocultas llenas de los restos de una época pasada. Los niños siguieron en silencio pregunto, fascinado por la presencia etérea de su nuevo compañero.
Como se aventuró más en el laberinto de las profundidades del castillo, Edward se detuvo ante una enorme puerta de roble cubierto en tallas intrincadas. Con un gesto con la mirada, él le dio un codazo a la puerta abierta, revelando una cámara bañado en una suave luz dorada. Los antiguos tapices que adornaban las paredes, que representan escenas de olvido leyendas y hazañas heroicas.
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