Dumitru Ghereg

Las 100 leyes de una vida feliz


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esta regla puede tener consecuencias desagradables:

      En la historia de Hollywood, Marilyn Monroe era conocida por encontrarse a menudo en situaciones de dependencia de los productores y hombres que la ayudaron a construir su carrera. Por ejemplo, productores como Joseph Schenck y Darryl F. Zanuck le ofrecían papeles y oportunidades, pero a cambio ella debía seguir sus exigencias, tanto en lo profesional como en lo personal. Esto creaba en ella la sensación de dependencia de estos hombres, y al final esto se convirtió en parte de su trágico destino.

      Elvis Presley amaba actuar y soñaba con una gira mundial, pero terminó atrapado en una “jaula dorada”. Tom Parker, su manager, controlaba muchos aspectos de su carrera. Parker utilizó su influencia sobre Elvis para sacar provecho de su éxito, incluso exigiéndole presentaciones y contratos que no siempre eran beneficiosos para Presley. Parker se oponía rotundamente a la gira mundial. Elvis, por su parte, dependía de su manager, a pesar de los métodos manipulativos de este. En los últimos años de su vida, Elvis Presley actuó frecuentemente en Las Vegas, especialmente en el hotel-casino International Hotel, que luego pasó a ser conocido como Las Vegas Hilton y, más tarde, Westgate Las Vegas. Un solo hotel, en lugar de una gira mundial. Fue aquí donde pasó la mayoría de sus residencias finales y dio más de 600 conciertos entre 1969 y 1976.

      Ley 4. Sé egoísta cuando se trata de TI mismo

      Pon tus intereses en primer lugar en ciertas situaciones, especialmente cuando se trata de proteger tu bienestar, salud y alcanzar tus metas. Esto no significa que debas ignorar a los demás o sus necesidades, pero enfocarte en tu propio bienestar en momentos clave de la vida puede ayudarte a largo plazo.

      Mereces ser lo primero en tu vida. Sí, suena audaz. Pero entiende, si no cuidas de ti mismo, si no te pones en el pedestal, ¿quién lo hará? Tu éxito, tu energía, tus sueños son tu responsabilidad. Solo cuando estás bien, puedes ofrecerle al mundo lo mejor de ti. Cuando te pones en primer lugar, te vuelves más fuerte. Te conviertes en un ejemplo para los demás. Creas un mundo a tu alrededor en el que tus sueños se hacen realidad y los demás pueden inspirarse en tu confianza. A veces las personas están dispuestas a sacrificar sus propios deseos por los demás, especialmente cuando se trata de seres queridos. Pero es importante recordar que ignorar tus propios intereses a largo plazo puede llevar a un agotamiento, insatisfacción e incluso resentimiento. El egoísmo en este contexto es la capacidad de encontrar un equilibrio entre las necesidades personales y las de los demás.

      Bruce Lee, un maestro destacado de las artes marciales, actor y filósofo, demostró de manera ejemplar cómo ser egoísta siguiendo sus propias creencias y aspiraciones. Creó su propio sistema de artes marciales, el Jeet Kune Do, rechazando los estilos y métodos tradicionales. Estaba convencido de que cada persona debía adaptar las enseñanzas a sí misma, en lugar de seguir ciegamente las tradiciones establecidas. En eso consistía su egoísmo: ponía su propia verdad y la búsqueda de la perfección en primer lugar, incluso si eso significaba romper las normas establecidas en el mundo de las artes marciales.

      Salvador Dalí, el famoso pintor surrealista, fue una de las personas más excéntricas de su tiempo. Constantemente rompía los límites en el arte y en su vida, negándose a seguir las normas sociales. Él decidía qué pintar, cómo trabajar, cómo expresar sus ideas. Dalí fue egoísta en el sentido de que seguía solo sus deseos e intuiciones, sin importar la crítica. Gracias a esto, se convirtió en una figura icónica en el mundo del arte, cambiando la concepción de la pintura e influyendo en generaciones enteras de artistas.

      Esta ley no fomenta el egoísmo en su sentido completo, que implica desatender los intereses de los demás. El egoísmo aquí más bien aboga por un respeto razonable por tus propias necesidades, lo cual, al final, te ayuda a ser una persona más equilibrada, efectiva y feliz. Así, aunque es importante cuidar de ti mismo, también debes tener en cuenta tu responsabilidad hacia los demás. La cuarta ley enseña que, al poner a ti mismo en el centro de atención en los momentos necesarios, podrás ser más exitoso y ayudar no solo a ti mismo, sino también a los demás en el futuro.

      Ley 5. Respétate a TI mismo, el resto se levantará

      El respeto hacia uno mismo es la base de una vida exitosa y armoniosa. El respeto hacia uno mismo no es solo una buena relación con el cuerpo o la apariencia. Es, ante todo, la comprensión interna de nuestro propio valor, la aceptación de nuestras virtudes y defectos, y el reconocimiento de que merecemos lo bueno en la vida.

      En cuanto comienzas a respetarte a ti mismo, automáticamente atraes a personas positivas, oportunidades y recursos. Te conviertes en la persona que no permitirá andar en círculos de fracasos y errores. Tu tranquilidad interior, confianza y sentido de dignidad se convierten en un imán que atrae el éxito y la felicidad.

      Es importante entender que el autorrespeto no se reduce a la arrogancia o la autosatisfacción. Es la conciencia de tu propio valor y tu derecho a la felicidad, a ser respetado por los demás. El respeto hacia uno mismo es una disciplina diaria que permite amarte tal como eres. Es la base para el desarrollo del autorrespeto y el amor propio.

      Es difícil vivir una vida plena, significativa y feliz si no te respetas a ti mismo en primer lugar. Aprende a perdonarte y aceptar tus defectos, hábitos dañinos y todo aquello de ti que no te gusta. Lucha contra los pensamientos negativos: presta atención a cómo tus patrones de pensamiento afectan tus acciones. Identifica lo que provoca esos pensamientos negativos y racionalízalos.

      Por ejemplo, si una experiencia negativa o la falta de ciertas habilidades te hace automáticamente pensar que no mereces algo, puede ser útil reconocer ese proceso mental y desafiarlo: “Aunque no cante muy bien, aún merezco amor y respeto”. No te dejes llevar por las dudas sobre ti mismo. Nadie puede hacerte sentir indigno de respeto si tú mismo no lo permites. Encuentra un lenguaje común contigo mismo y comprende tus fortalezas y valores.

      Ley 6. No alimentes a los que muerden

      En la vida, a menudo nos encontramos con personas que, al recibir nuestra ayuda y apoyo, no solo no valoran eso, sino que también giran nuestros esfuerzos en nuestra contra. Es como alimentar a un lobo que en cualquier momento puede morderte. Esta ley es un recordatorio de que no solo es importante ser amable y generoso, sino también saber defenderte de aquellos que ven nuestra bondad como debilidad.

      No se debe permitir que las personas o las circunstancias utilicen nuestra bondad en nuestra contra. Esta ley puede interpretarse como la protección de los límites personales y un rechazo razonable de ayuda a quienes no valoran tu participación. Es importante no gastar tu energía y recursos en aquellos que no valoran tu apoyo. Esto no significa ser cruel o indiferente, sino ser consciente de que tu energía y atención merecen ser dirigidas hacia personas y causas que te traigan alegría y armonía.

      Desatender esta ley puede traer consecuencias desagradables:

      Napoleón Bonaparte, durante su carrera, utilizó a sus mariscales como elementos estratégicos de su poder, pero uno de ellos, Joaquín Murat, que era su amigo cercano y pariente, traicionó a Napoleón en un momento clave. Murat, tratando de preservar su posición, se pasó al bando de los enemigos de Napoleón e incluso se convirtió en rey de Nápoles, lo que fue un momento decisivo en la caída de Napoleón. Napoleón alimentaba a Murat con poder y una posición elevada, pero él utilizó eso para sus propios intereses, traicionando a su antiguo amigo y protector.

      Grigori Rasputín, a pesar de su dudosa reputación y escándalos, era una persona cercana a la familia imperial rusa e incluso tenía influencia sobre la emperatriz Alejandra Fiódorovna. Recibió una gran confianza y apoyo de la familia imperial, pero al final, esa confianza fue utilizada en su contra. Rasputín, manipulando a la familia imperial y llevando una política inapropiada, se convirtió en causa del descontento público, lo que a su vez intensificó la crisis en el país y contribuyó a la revolución.

      Estos ejemplos muestran lo que sucede cuando la bondad no se dirige hacia las personas adecuadas, cómo una posición importante y la confianza pueden ser utilizadas para intereses personales, lo que finalmente destruye