L.G. Castillo

Juramento Vaquero: Parte Dos


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en mi cara. —Realmente te gusta, ¿verdad? Bueno, no tienes nada por lo que preocuparte. A ella le gustas.

      —No soy yo. Es Seth.

      Su cara se volvió seria. —¿Ese Seth está detrás de ella?

      —Sí. La invitó a salir, pero ella lo rechazó.

      —Chica lista —sonrió —Así que, ¿qué te detiene de invitarla a salir? Ustedes siguen siendo amigos ¿o no?

      —Sí, lo somos. Pero si la invito a salir, sé que hará que Seth vaya detrás de ella con más determinación. Tú sabes cómo es él.

      —si, lo sé. Como su padre —Tomo una respiración profunda, inclinándose hacia atrás sobre la silla. —Mira, Cody. Tú debes vivir tu propia vida. Sé que te mantienes alejado de gente como Seth, para poder mantener la promesa que le hiciste a tu papá. J.D. hubiese estado orgulloso. Pero hijo, no puede esconderte el resto de tu vida. Vale la pena pelear por algunas cosas.

      —¿Dices que debería pelear por Cassie si Seth decide ir detrás de ella?

      —Lo que estoy diciendo, es que no pelees contra ti mismo. Lamentarás dejar pasar la chance de amar. Tu papá tuvo su parte de arrepentimientos en su vida, pero amar a tu mamá nunca fue uno de ellos.

      Se levantó, bostezando. —Se está haciendo tarde y tengo que conducir hasta el rancho Watson en la mañana. Piensa sobre lo que dije.

      En mi cama, pensé en mi papá, deseando que estuviese aquí para decirme qué debía hacer. Todo lo que podía pensar fue en su último deseo de que yo no siguiese sus pasos. Y todo lo que siempre había querido, era ser como él. Ser el hombre que mi madre y yo conocimos; bueno, leal, gracioso y paciente.

      Cerré mis ojos, escuchando los sonidos de los grillos chirriando. Luego, pensé en Cassie. Ella se merecía a alguien que no estuviese tan jodido como yo. En un par de meses, nos graduaríamos y ella se iría de Koppe. Probablemente iría con Mandi a la universidad. Y yo probablemente trabajaría con Mike en las plataformas.

      Suspiré. No tenía sentido preocuparse por eso. En el fondo, sabía que aunque saliese con ella, solo sería hasta que ella se fuese. Ella tenía un futuro más allá de Koppe, y yo no podía estar en él.

      Me di vuelta, alejando los pensamientos de Cassie y el sueño que nunca podría ser.

      Capítulo 3

      Cassie

      Cody Wilde realmente apesta.

      Habían pasado seis meses de esa noche en el puente de Koppe y Cody no me había dicho una sola palabra. Ni una.

      Mordí furiosamente mi sándwich de pavo. Mire alrededor de la escuela llena de gente, esperando que aparecieran Mandi y Nic. No sé por qué tenía tanto mal humor. Tal vez era porque pensaba que Lynette era la razón por la cual Cody no me hablaba. Corría un rumor de que ella estaba saliendo con un chico de la Universidad de Texas.

      Claramente ella estaba fuera del mapa. Y así y todo no había noticias de Cody, excepto el saludo ocasional cuando se dirigía a la salida a la hora del almuerzo. La primavera había llegado y ya estaba lo suficientemente cálido para sentarse en el patio otra vez, pero eso significaba tener que ver a Cody apoyado sobre la pared hablando con Barry e ignorándome…como siempre.

      O peor, encontrarme con Seth.

      Hasta ahora, Seth se había mantenido alejado. Aunque me miraba cada vez que nos cruzábamos. Pensarías que él ya habría superado la bofetada para ahora. De verdad, apenas debe haberla sentido.

      —Rápido, Cassie. Dime qué le gustaría a Mandi para nuestro aniversario —Nic puso su bandeja en la mesa.

      Suspiré mientras miraba su cara ansiosa. Vivía vicariamente a través de Mandi ahora. Nic y ella eran inseparables desde el incidente en el puente de Koppe. Él era el novio perfecto para ella. Era tan paciente. Y al mismo tiempo, él sabía cuándo no soportar su mierda.

      Mandi estaba nerviosa por las cosas más pequeñas en estos días, como por ejemplo si puso o no la estampilla correcta en las aplicaciones a las universidades que envió o deseando poder re-escribir los ensayos de las universidades. Agitaba sus manos en el aire salvajemente mientras caminaba mientras Nic se sentaba dejándola despotricar, luego le aseguraba que todo iba a estar bien. Él era espectacular.

      Yo comprendía por qué estaba tan ansiosa. Sus padres no se podían permitir pagar la universidad y la única manera en que podía ir, era si conseguía una beca completa. Le dije que no tendría problemas consiguiendo una. Si no fuese por los gemelos Watson, ella hubiese sido la primera o la segunda de nuestra clase.

      —Lo que sea que le des estará bien —dije, alcanzando mi gaseosa. Levanté la chapa, abriéndola. Siseó, enviando un chorro de gotas de gaseosa al aire.

      —Quiero que sea especial. Es nuestro aniversario de seis meses.

      —Shh. Está viniendo —Tome un sorbo de mi gaseosa mientras veía a Mandi rebotar por la cafetería, trayendo una bandeja llena de comida. Ella estaba cantando. Era una buena señal de que ella estaba de mejor humor hoy. Los pendientes de aro dorado se balanceaban mientras rebotaba hacia nosotros cantando "Adicto al amor" de Robert Palmer. Ella llego al estribillo sobre la chica admitiendo que era adicta a estar enamorada.

      —Adelante, acéptalo. Eres un idiota en un guante —Gotas de gaseosa cayeron en la mesa y en mi nariz. Me atraganté con la risa.

      —¿Cuál es tu problema? —Mandi me miró como si estuviese loca.

      Jadeé por aire. —Creo…la letra…no importa.

      Me incliné, susurrando a Nic, —Puedes comprarle una de esas revistas con canciones. Hay algunas en el revistero del Piggly Wiggly.

      Se rió. —Prefiero sus letras, pero eso me da una idea. ¿Conoces a alguien que toque la guitarra?

      —¿De qué están hablando? —Mandi puso su bandeja con tres porciones grandes de pizza y cuatro brownies en la mesa. Creo que aumente 10 kilogramos solo de mirar eso.

      —Solo me preguntaba si ella conocía a alguien que toque la guitarra.

      —Oh —dijo ella, alcanzando uno de los brownies—. Cody sabe tocar, ¿brownie?

      Sacudí mi cabeza. —No sabía que tocaba.

      —Sí. Solía tocar en el patio durante el almuerzo el año pasado.

      —¿Por qué ya no lo hace?

      —No lo sé. Pregúntale. Él está por ahí.

      Me di vuelta y lo vi caminar por la cafetería. Él miro hacia donde estábamos sentados, dándome una media sonrisa y luego continuó caminando hacia la puerta.

      « Maldita sea, Cody Wilde! »

      Resoplé, volviendo mi atención a la pila de chocolate. Agarré uno, mordiéndolo. —No importa. No quiero saber.

      —Por qué has estado tan malhumorada últimamente? —Preguntó Mandi.

      —No estoy malhumorada. Tú lo estás.

      —No, oh. Yo estoy adorablemente ansiosa —Levantó su pizza, señalándome— Tu estas malhumorada. Ve a hablarle a Cody de una vez. Sabes que quieres.

      —No. No quiero.

      —Si, quieres.

      —No quiero.

      —Si, quieres.

      —No.

      —Sí.

      —Muy bien! Tiempo fuera, por favor —Interrumpió Nic, riéndose— Creo que voy a experimentar mi primera migraña.

      —Lloron —Ella le dio un codazo juguetón y luego se volvió hacia mí—. Cassie, deja de ser una gallina. Invita a salir a Cody.

      Deje