dejado a Kyoko y los demás.
En tan sólo unos pocos segundos fugaces, Kyou miró frÃamente al grupo desde una altura en la que no serÃa detectado. La mujer-niña estaba de rodillas llorando mientras el asesino de demonios estaba poniendo una mano en su hombro, tratando de consolarla. Shinbe y Kamui parecÃan tranquilos y sólo permanecieron observándolos desde lejos.
PodÃa sentir el olor de la persistencia de Toya expedido pero no podÃa verlo en ninguna parte. También podÃa oler el deseo de Toya aún colgando en el aire.
Seguramente, su estúpido hermano no habÃa tratado de hacerle daño a la chica. Kyou silenciosamente querÃa que Kyoko lo mirara, enviando el pensamiento a su mente mientras él la miraba en silencio, sin emoción mostrándose en el exterior. Su corazón latÃa más rápido cuando levantó una cara con lágrimas para encontrarse con su mirada.
Kyou miró con frialdad a los que estaban a su alrededor. Todos los ojos se volvieron hacia él mientras su voz descendÃa del aire. "¿Quién se ha atrevido a hacer daño a esta chica?" Su voz tranquila desmintió el peligro en el que estaban... para quien la habÃa herido pagarÃa.
CapÃtulo 4 "Sentimientos Peligrosos"
Kyoko alzó la vista y oyó la voz en su mente diciéndole suavemente que lo hiciera. Sus lágrimas reflejaban la luz como brillantes diamantes mientras veÃa a Kyou flotando por encima de ella y le dirigÃa una sonrisa de adoración.
Suki se puso tensa ante la mortÃfera pregunta de Kyou y lo miró fijamente. Ella negó con la cabeza, "No fue ninguno de los guardianes la que la hirió, fue tu tÃo Hyakuhei, él lanzo un hechizo sobre ella." Suki cuadró sus hombros, enojada con él por acusarlos de herir a Kyoko. Mató al demonio que lanzó el hechizo para que Kyoko esté bien dentro de un par de horasâ.
Se puso frente a Kyoko, tratando de bloquear a su amiga desde la vista de Kyou. Después de que Kyoko le dijo más temprano sobre Kyou besándola... Bueno, ella no querÃa que Kyoko tuviera ideas ahora mismo. Ella le permitirÃa besar a Shinbe primero si llegaba a eso, asà que ella bloqueó su vista y cruzó sus brazos sobre su pecho como si estuviera de guardia.
Kyou sonrió frÃamente a Suki pero sus ojos se estrecharon, lo que envió una advertencia al corazón de Shinbe. Se puso de pie junto a Suki, añadiendo al bloqueo de la visión de Kyoko de su poderoso hermano, pero también para apartar su atención de Suki y acercarse a él.
Kamui se quedó en silencio detrás de todos ellos y comenzó a moverse hacia adelante para unirse a ellos, pero Kaen se paró frente a él de la nada en advertencia. Miró a los espÃas del fuego antes de deslizar esa mirada hacia su hermano mayor.
Kyou estaba secretamente impresionado con el coraje que mostraban delante de él... aunque no les harÃa ningún bien. Una vez más, llamó a la sacerdotisa para que lo mirara.
Kyoko se levantó y caminó alrededor de sus dos posibles guardaespaldas para poder ver a Kyou. Suki la agarró del brazo para intentar detenerla, pero dejó caer su mano cuando Kyou dio un gruñido de advertencia.
Kyoko miró a Kyou con afecto. Para ella, él era como la criatura más angelical que habÃa visto nunca, flotando allà con su camisa de seda blanca revoloteando alrededor de él. Su cabello de platino se arremolinaba, dándole un aire de sensualidad a su inigualable belleza. Y sus ojos de oro... Dios, ella lo amaba.
Y eso era lo que Kyou veÃa y escuchaba dentro de sus pensamientos... el amor... y ella lo estaba concediendo directamente a él. Su respiración siseó mientras él inhalaba, mirándola intensamente, su mirada oscurecida por el deseo.
"Ella quiere venir a mÃ, asà que déjala." Kyou miró a Suki y Shinbe desapasionadamente. El tono de su voz fue suficiente para hacerles saber que estaban pisando hielo fino mientras movÃa su mirada y miraba a la sacerdotisa mirándolo con adoración. Ella le alcanzó con los brazos extendidos, haciéndole señas para que la buscara. En su mente, donde sólo Kyou podÃa oÃrla, susurró su nombre con nostalgia.
Suki y Shinbe entraron en acción antes de que el señor guardián pudiera hacerlo. Ambos agarraron un brazo y lo bajaron de nuevo a su lado. Kyoko se volvió y miró a los dos... todavÃa con amor en su expresión como el hechizo exigÃa.
Kyou frunció el entrecejo, entrecerrando los ojos. "¿Bajo qué clase de hechizo esta?" -preguntó con voz severa.
Shinbe lo miró fijamente. "Un Tenshi la besó justo antes de que le destruyéramos." SabÃa que esto era todo lo que tenÃa que decir, porque Kyou tenÃa más conocimiento que todos ellos combinados cuando se trataba de demonios y hechizos.
Los labios de Kyou sostenÃan un susurro de una sonrisa en ellos, ahora comprendiendo. "Deja que se vaya", le ordenó con un tono mortal mientras bajaba más cerca de ella Kyoko observó su acercamiento dándole a Kyou una sonrisa amorosa que habrÃa derretido el corazón de los más demonÃacos demonios.
Suki y Shinbe dejaron caer las manos de Kyoko y dieron un paso atrás sabiendo que no podÃan oponerse a él. Era demasiado poderoso. Observaron con horror cuando deslizó su mano detrás de Kyoko y apretó su cuerpo contra el suyo, levantándola en el aire para que flotara allÃ.
Por un instante, registró la fuerza dura del muslo que separaba sus piernas, sintiendo el calor de su piel a través de su ropa de seda. Kyoko envolvió sus brazos alrededor de él, presionando su cuerpo aún más cerca, amando la sensación de su poderosa pierna entre la suya.
Kyou observó cómo sus labios se separaban mientras ella se apretaba contra él. HabÃa otra manera de describir el hechizo de los demonios, como estaba seguro de que Shinbe sabÃa. El hechizo la habÃa enviado al fuego. Ãl la presionó para oÃr su suspiro en respuesta y sintió una sacudida de relámpago hirviendo en su sección media mientras él la miraba sorprendido. Nadie lo habÃa afectado nunca de esta manera... nadie más lo hubiera podido. Nunca lo permitirÃa.
Ãl tocó su rostro enrojecido mientras ella se tensaba contra él buscando más. SabÃa que no sabÃa lo que estaba haciendo, porque él era consciente del hechizo bajo el que estaba y su inocencia. Inocente o no, su pasión serÃa una fuerza propia una vez que fue puesto en libertad.
Kyou sabÃa que recordarÃa todo lo que ocurrió una vez que el hechizo se desgaste asà que él presionó el muslo contra ella, dando la presión que estaba buscando. Ãl le machacó los labios con los suyos en un beso exigente y hambriento. Ãl la pondrÃa en fuego con necesidad... necesidad que llevarÃa más allá del hechizo.
Sintió que su pequeña mano se deslizaba en su pelo y sus dedos lo aferraban. Las sensaciones que estaba causando le hacÃan casi perder el control mientras devoraba su boca y se balanceaba contra ella... haciéndole saber el ritmo que un dÃa le mostrarÃa. Luchando por el control, se recordó a sà mismo que no la tomarÃa asÃ. No cuando el hechizo estaba interfiriendo.
Los otros casi saltaron de su piel cuando Toya se estrelló fuera del bosque y aterrizó justo debajo de Kyou y Kyoko. Sus ojos estaban ahora enrojecidos de ira mientras veÃa a Kyou apasionadamente besar a la chica a la que amaba más que a la vida misma. Y él deseaba vehementemente matarlo.
Kyou, deja que Kyoko se vaya. Toya gruñó sintiendo que su sangre demonÃaca palpitaba peligrosamente cerca de la superficie. "¡Ahora!"
Kyou rompió el beso y su mirada dorada tomó a Toya con poca simpatÃa. "Ustedes son los que dejaron que esto le sucediera a ella... ¿no es asÃ?" Se volvió hacia la chica, sus ojos lo miraban con nostalgia y sus labios se besaban a fondo. No era el momento ni el lugar. PodÃa