Juan Moisés De La Serna

Depresión


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normal es observar una disminución en el rendimiento académico o laboral, que en el caso de una mayor severidad de este trastorno puede llevar a la persona a perder su puesto de trabajo, sus amigos e incluso su pareja.

      Actualmente existen diversos métodos de intervención terapéutica desde la psicoterapia, hasta la farmacológica pasando por la terapia electro convulsiva, cuando no responde adecuadamente a la farmacológica.

      Cada una de estas intervenciones requiere de un personal especializado, el desarrollo de una tecnología y un centro donde se administra, lo que va sumando "gastos" para la administración, pero ¿Cuál es el coste de la depresión en el primer mundo?

      Esto es precisamente lo que ha tratado de averiguar desde la Escuela de Medicina de Hannover, junto con la Universidad Goethe de Frankfurt y la Universidad Jena Friedrich-Schiller (Alemania) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista científica Depression Research and Treatment.

      En el estudio intervinieron setenta médicos de la red sanitaria alemana, los cuales realizaron una reevaluación de sus pacientes diagnosticados con depresión, a la vez que les informaban del estudio y recogían su consentimiento para participar, al final fueron seiscientos veintiséis pacientes, siendo el 75,7% mujeres, a los que se les tomó medidas en tres momentos, en el momento de preguntar sobre su participación, a los 6 meses y al año.

      De cada participante se recogieron cinco datos, la medicación que recibían, las visitas al médico general, las visitas al especialista, la psicoterapia que recibían y el número de hospitalizaciones, siendo su coste extraído de unas tablas estandarizadas estimadas por la Oficina de Estadística Federal de Alemania.

      Los resultados muestran que el coste medio por paciente con depresión mayor durante un año es de 3813€, no existiendo diferencias significativas en el coste entre hombres y mujeres.

      Lo que en cifras macroeconómicas supone un gasto anual en Alemania en pacientes con depresión mayor de 15.6 billones de euros.

      Cantidad que a los autores les parece excesiva, a pesar de ser el trastorno psicológico más frecuente entre los pacientes que acuden a consulta. De ahí que los autores del estudio sugieran realizar mayores intervenciones tanto en la detección temprana de la enfermedad como de búsqueda de nuevas y mejores técnicas y terapias con los que reducir el número de consultas, y sobre todo el coste total de la atención recibida por los pacientes con depresión mayor.

      Aunque los resultados son reveladores, no informan sobre si son más o menos costosos que otras enfermedades mentales, e incluso que otras afecciones físicas que se atienden, con lo que no se puede estimar si se trata de un gasto excesivo o no para las administraciones, ni si se tiene que priorizar sobre otras enfermedades debido a su elevado gasto.

      Todo lo anterior muestra cómo no se trata de un problema menor, por sus implicaciones tanto en lo que respecta al paciente, y su salud, como en el aspecto económico.

      Pero para poder establecer un diagnóstico y su posterior tratamiento, lo primero que hay que hacer es distinguirlo de otros fenómenos emocionales en donde existe una tristeza, pero que no llega a desencadenar la Depresión Mayor.

      Se denomina duelo a la reacción de tristeza tras la pérdida de un ser querido y el decaimiento del ánimo, este se entiende como un paso “normal” en las personas que tienen un vínculo afectivo con el fallecido.

      Una de las discusiones más encendidas entre los profesionales de la Salud Mental a la hora de afrontar la reforma del manual de referencia para el diagnóstico y tratamiento (D.S.M.-V) ha sido con respecto a la forma de abordar la temática del duelo.

      El D.S.M.-V va siendo periódicamente revisado por los expertos, realizando inclusiones de nuevas psicopatologías y excluyendo otras.

      En la última versión, la quinta, han sido pocos los cambios realizados pero muy polémicos. Uno de los más destacados fue con respecto a la consideración del duelo, como ente propio o como parte de la depresión.

      El duelo es una etapa, que pasa la persona cuando pierde a un ser querido, con anterioridad en algunos países este se ve reflejado en una vestimenta distinta y en actos como el velatorio.

      El duelo tiene una parte importante de vivencia personal, pero también social, donde se recibe el apoyo y consuelo de los familiares y allegados, así como su pésame.

      Cuando una persona experimenta el duelo, va a sentirse decaída, triste, sin ganas de hacer nada, perdiendo incluso el sentido de lo que hace... algo lógico y normal dentro de la sociedad.

      El problema es que estos también son síntomas de la depresión o, como en psicopatología se denomina, Trastorno de Depresión Mayor.

      Algunos expertos han señalado que, si comparten los mismos síntomas, es porque se trata del mismo problema de salud. Otros, en cambio, lo diferencian debido a que existe una "causa que lo justifica".

      Otra de las polémicas al respecto es sobre cuánto debe durar el duelo. En algunas tradiciones, se establece que el luto sea por un periodo de un año, en otras sociedades es de escasamente siete días; pero una cosa es el duelo y otra el luto.

      El primero hace referencia al estado de ánimo del familiar, mientras que el luto es una muestra social, que varía de país en país, y que puede llegar a durar años. El luto de por sí no va a implicar ningún riesgo a la salud de la persona, por lo que la extensión del mismo no supone ningún problema, siempre que se sigan los convencionalismos sociales.

      Con anterioridad al D.S.M.V, se establecía que, si el duelo excede los dos meses, debe ser atendido clínicamente como Depresión Mayor. Actualmente no se respeta ese periodo mínimo de dos meses, por lo que puede ser diagnosticado y tratado desde el momento en que aparezca la sintomatología recogida para la Depresión Mayor.

      Con este cambio se trata de dar respuesta cuanto antes a un problema de salud mental tan importante y extendido como es la depresión, sin necesidad de esperar los dos meses preceptivos como se hacía antes.

      Por ello, el duelo, ha sido entendido como un “simple tránsito” por el que todos debemos pasar cuando perdemos a un ser querido, pero hay que “vigilarlo” para ver que los síntomas no sean tan importantes que estén escondiendo un verdadero Trastorno de Depresión Mayor.

      Hay que tener en cuenta que, en cualquier caso, para superar el duelo es fundamental contar con el apoyo social de familiares y amigos que entiendan la situación y atiendan a la persona mientras está pasando por ese duelo, para que lo haga de la forma adecuada.

      La mayoría de nosotros hemos tenido en algún momento de nuestras vidas una mala racha, una etapa en la que no tenemos ganas de hacer nada, nos sentimos apáticos y abatidos, cualquier problema nos supera y no “levantamos cabeza”, pero con el tiempo todo se va solucionando y recuperamos nuestro estado anterior. Sin embargo, si sientes que este estado se mantiene durante años, es posible que se esté sufriendo un trastorno denominado distimia.

      La distimia es un tipo de trastorno del estado de ánimo, donde la persona experimenta síntomas depresivos crónicos, de duración superior al año en el caso de niños y adolescentes, y a dos años en los adultos. Se considera que tiene un inicio temprano si se presenta antes de los 21 años y tardío si es posterior.

      Es un trastorno con síntomas leves o moderados y no tiene suficiente intensidad para ser considerado un episodio depresivo, requisito para diagnosticar un Trastorno Depresivo Mayor.

      Según el Estudio ESEMeD-España. realizado conjuntamente por la Unidad de Investigación y Desarrollo; Centro de Salud Mental Sant