Actualizaba su teléfono una y otra vez. Después de unos minutos, incluso lo enchufó y lo volvió a encender, en caso de que estuviera al tope. Luego miró el reloj marcar el tiempo. Pasaron dos minutos.
Luego, cinco.
Luego, diez.
Puso el teléfono sobre la mesa, y sintió cómo los ojos de nuevo se le llenaban de lágrimas. Era claro que él no iba a responder. ¿Cómo podía culparlo? Probablemente, ella tampoco habría respondido.
Eso había sido todo. Se había acabado.
Entonces, de repente, su teléfono vibró.
Ella lo arrebató de la mesa.
Pero su corazón se decepcionó al ver que no era Blake. Era Maria.
No puedo creer que no hayas entrado a la clase así. Entonces… ¿cómo estuvo tu cita con Blake?
Scarlet suspiró. No tenía idea cómo responder.
No te preocupes. No voy a hacerlo de nuevo. Ya todo terminó entre nosotros.
¿En serio? DIOS MIO. ¿Por qué? ¿Fue Vivian?
No. No fue ella. Es sólo que …
Scarlet se detuvo, no sabía qué decir.
… No funcionó.
Dime.
Scarlet suspiró. En verdad, quería cambiar de tema.
No hay nada que decir. ¿Y tú cómo estás?
Dios mío, no puedo sacarme de la cabeza ese chico nuevo. Sage. Escuché más sobre él hoy.
Scarlet se sentía agotada y realmente no quería continuar con esta conversación de mensajes de texto. No quería escuchar más chismes e insinuaciones sobre el nuevo chico -ni de nadie más. Sólo quería desaparecer del mundo.
Pero María era su mejor amiga, así que tuvo que seguirle la corriente:
¿Como qué?
Tiene una hermana y un primo. Ellos no van a la escuela sin embargo. Él está en el último año. Viene de una escuela privada. He oído que es rico. Como súper-ricos
A Scarlet no le importaba. Sólo quería terminar esa conversación.
Por suerte, antes de que pudiera escribir, recibió otro texto, era de Jasmin.
Dios mío, ¿qué está pasando en tu muro de Facebook?
Scarlet leyó sorprendida.
¿A qué te refieres?
Antes de que pudiera responder, abrió su computadora portátil, y abrió su muro.
Su corazón se desplomó. Vivian había publicado algo sobre ella:
Buen intento de robarme a Blake. No funcionó. Después de que él te dejó, volvió con nosotros. Sabía que te iba a dejar. Sólo me sorprendió que sucediera tan pronto.
Scarlet respiró bruscamente, estaba completamente desconcertada. Vio a varios de sus amigos comentar el post, y vio que se había extendido a los muros de muchas personas. También vio que Vivian había publicado en Twitter, y el mensaje había sido reenviado por todos los amigos de Vivian.
Scarlet estaba horrorizada. Nunca se había sentido más avergonzada. Eliminó el comentario de su muro, bloqueó a Vivian, luego fue a su configuración y la cambió para que sólo sus amigos pudieran publicar. Pero fue apenas una gota en el mar, el daño ya estaba hecho. Ahora toda la escuela iba a creer que ella robaba los novios de otras personas. Y que la habían cortado.
Se puso roja. Estaba tan enojada que quería estrangular a Vivian. No sabía qué hacer.
Cerró su computadora portátil, y salió de su habitación. Bajó por las escaleras, sin saber a dónde ir o qué hacer. Todo lo que sabía era que necesitaba aire.
"Vamos Ruth", dijo.
Agarró su correa y Ruth saltó con entusiasmo, siguiéndola hacia la puerta y bajando las escaleras del porche.
Scarlet bajó por las escaleras mirando hacia abajo, y no fue hasta que estuvo en la acera que levantó la vista y lo vio.
Ella se detuvo en seco.
Él estaba allí, mirándola fijamente, como si la hubiera estado esperando.
Era el chico nuevo.
Sage.
CAPÍTULO TRES
Scarlet se quedó parada al final del sendero de su jardín mientras lo miraba. No lo podía creer. Allí, en la acera, a unos pocos metros, mirándola con sus intensos ojos grises, estaba el chico nuevo. Sage.
¿Qué estaba haciendo frente a su casa? ¿Cuánto tiempo había estado allí? ¿Había estado observando su casa? ¿Iba a acercarse por el camino? ¿O simplemente pasaba?
Pero ¿pasando hacia dónde? Ella vivía en una tranquila calle suburbana, y casi nadie pasaba por allí. Por otra parte, vivía a tan sólo dos cuadras del centro y, posiblemente, él iba a alguna parte. Pero era poco probable.
Pensar que estaba había estado parado allí, mirando a su casa, o a punto de acercarse, la asustó. Por otro lado, no podía negar que estaba emocionada de verlo. Emocionada no era la palabra correcta. Era más como … paralizada. No podía apartar los ojos de él. Con su piel suave, su mandíbula pronunciada, sus pómulos salidos y la nariz, los ojos grises, las pestañas largas, nunca había conocido a nadie remotamente parecido a él. De porte tan noble, tan imponente. Parecía estar fuera de lugar, como si hubiera caído de un palacio del siglo XVI.
También notó que sentía mariposas en el estómago cuando lo miró. Y era una sensación que no deseaba tener. Después de todo, María, su mejor amiga, le había dejado en claro que estaba obsesionada con él. ¿Estaría muy mal que Scarlet se lo arrebatara? María nunca se lo perdonaría. Y ella nunca se lo perdonaría a sí misma. Además, tenía a Blake. ¿O no?
Volvió a pensar en el post de Vivian, sobre Blake que la había cortado. ¿Blake le había dicho realmente eso? ¿O Vivian se lo había inventado? De cualquier manera, estaba casi segura de que Blake se había ido de su vida para siempre.
"Um … hola," ella dijo, sin saber qué más decir. Después de todo, ni siquiera se habían presentado.
"No era mi intención asustarte", él respondió.
Le encantaba su voz. Era suave, amable y potente al mismo tiempo. Hablaba suavemente, sin embargo había algo autoritario en su tono. Podría escuchar esa voz siempre.
"Soy Sage", dijo, extendiendo una mano.
"Lo sé," dijo ella, mientras se acercaba y se la tomaba.
Tocar su piel fue electrizante. Le envió un escalofrío por su brazo, mientras sostenía su mano congelada en la cálida de él.
"Pequeña ciudad", ella añadió, a modo de explicación, pero luego se sintió avergonzada. Fue una estupidez; no debió admitir que sabía su nombre. La hacía verse desesperada.
Pero, un momento, pensó. ¿Por qué estaba pensando de esta manera? Después de todo, él era el hombre de María. ¿O no lo era?
"Tu mano está tan fría," él dijo, mientras miraba su palma.
Scarlet la retiró, sintiéndose cohibida.
"Lo siento," ella dijo, encogiéndose de hombros.
"No me has dicho tu nombre", él dijo.
"Oh, lo siento, creí que lo sabías", ella dijo, y añadió, "no es que sea famosa o popular. Es sólo que … bueno, es una pequeña ciudad, ¿sabes?"
Ella se atarantó, haciendo las cosas peor con cada frase. Le pasaba siempre que se ponía nerviosa frente a los chicos.
“Pues, mi nombre es Scarlet. Scarlet Paine.”
Él sonrió.
"Scarlet", se hizo eco.
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