Francisco Durand

La captura del Estado en América Latina


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y culturales. Por otro lado, coordinan constantemente en foros selectos, generando influencias que antes no se daban de manera tan profesional, sistemática, global.

      La escala y ámbito de operaciones de estos actores les obliga a innovar su modelo de negocios, que es visible, y desarrollar al mismo tiempo su modelo de influencias, que no es fácilmente detectable, para manejar al mismo tiempo contextos locales, nacionales y globales. Uno de los propósitos de este libro es evidenciar este modo de operar y entender la mutua relación que existe entre el modelo de negocios y el modelo de influencias corporativo.

      Permítaseme tomar un poco más espacio del acostumbrado en un prefacio para dar cuenta de cómo y cuándo, a mi parecer y en mi tiempo, estas dos teorías, que pueden verse como complementarias, cobran relevancia. La cuestión de la creciente influencia corporativa asume inusitada importancia a fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI por tres factores principales que están interrelacionados. Uno, el aumento exponencial de su escala y ámbito de operaciones en el mundo a medida que «triunfa» el capitalismo democrático al decaer sus rivales: el socialismo soviético y el nacionalismo-populismo tercermundista a fines del siglo XX. Dos, la aceleración de la globalización económica, que integra mercados y genera conectividad a mayor velocidad en todo el planeta. Tres, el aumento de la influencia ideológica de las fuerzas del mercado en los países de capitalismo originario, cuyo modelo de acumulación global, y la política económica que lo sustenta, el neoliberalismo, es trasplantado luego a gran parte de los países del mundo.

      Sin embargo, en medio de esa transición siempre me llamó la atención el exacerbado optimismo por el crecimiento que generaba la nueva economía, al mismo tiempo que se olvidaba la idea del desarrollo y la justicia social, volviendo a esa convicción linear del progreso económico y político basado en la libertad y generando una fe ciega en el mercado, olvidando al mismo tiempo lo importante que era el Estado para grupos vulnerables.

      Precisamente, la discusión sobre captura económica empieza en países del ex bloque soviético europeo que adoptaron el modelo de libre mercado auspiciado por la triada Europa Occidental-Japón-Norteamérica. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) comenzaron a estudiar casos de «compra de leyes» por parte de empresas coludidas con políticos elegidos en los países que dejaron el comunismo. Destacó el caso de Rusia bajo Boris Yeltsin (1991-1999), y la influencia de «los oligarcas», que surgieron luego de que se privatizaron los ingentes recursos de la ex Unión Soviética, problemática que se detectó también en los países de Europa Central y Asia Central que estuvieron dentro de su órbita. Esta concentración económica, facilitada por la privatización y un eventual abuso de poder, también se manifestó en América Latina luego de que la región hiciera una doble transición en la década de 1990: del autoritarismo a la democracia, y de la economía protegida al libre mercado.

      Como respuesta a este enfoque de captura, limitado al soborno, algunos estudiosos ampliaron la mirada para discutir la influencia de las corporaciones y el uso de distintos mecanismos de influencia, legales o no. En paralelo, surgieron discusiones sobre la globalización económica y el rol de su principal beneficiario y actor: las corporaciones. Otros analistas, siguiendo esta línea realista, comenzaron a profundizar el tema de la corrupción y lo ilegal, aplicando la noción de captura al crimen organizado.

      Luego de la crisis financiera global 2008-2009 —que viví personalmente cuando trabajaba en los Estados Unidos (EUA)—, que contaminó a los mercados del mundo, y del rescate de los principales bancos internacionales con recursos públicos, el concepto de captura ha sido utilizado mayormente como metáfora para discutir la influencia corporativa en los EUA y Europa. A partir de esta crisis se hace evidente el aumento de la desigualdad y se quiebra la tesis del bienestar creciente y el continuo crecimiento de la clase media, símbolo de los logros del capitalismo avanzado que funciona en democracias.

      Luego siguieron episodios que sacudieron a los poderosos globales, cuando se conocieron mecanismos de colusión delatados de manera anónima por hackers o por filtraciones de investigaciones oficiales. Destacan las grandes revelaciones sobre los paraísos tributarios que permiten a los ricos y las corporaciones, así como al crimen organizado, eludir y evadir impuestos; y el escándalo de corrupción corporativa Lava Jato en Brasil, que empieza en 2014 y que sacude a América Latina y parte del África, por tratarse de empresas constructoras globalizadas. En este contexto, la teoría de captura del Estado y el poder corporativo se incorpora como problemática de investigación en numerosas organizaciones no gubernamentales (ONG) globales y organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas y una de sus unidades de investigación, la UNRISD, con sede en Ginebra, y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), lo que permitió la aparición de estudios en distintos continentes.

      Estas tendencias, que he observado como testigo que soy de los cambios del poder empresarial que ocurren en mi tiempo, me empujan a escribir este libro. Dada mi especialidad, el interés principal es estudiar la captura económica o corporativa en América Latina, enfatizando qué tiene en común en los distintos países y cuáles los rasgos generales que se manifiestan en la mayoría de aquellos con democracias de mercado donde predominan las corporaciones, para ver cómo se manifestaron en el pasado inmediato y cómo se desarrollan hoy.

      Concluyo este prefacio, ya de por sí un tanto largo, reconociendo el aporte de diversas personas e instituciones. En la Pontificia Universidad Católica (PUCP), mi agradecimiento a Alejandro Diez, jefe del Departamento de Ciencias Sociales; a Narda Henríquez, fundadora del grupo de investigaciones GICO; y a Patricia Arévalo, directora del Fondo Editorial, donde he publicado varios libros. No puedo dejar de mencionar a mis colegas Santiago Pedraglio, Edmundo Beteta, y Camila Gianella, con quienes colaboramos en este centro universitario en una investigación sobre captura en el sector salud, con el apoyo de Oxfam.

      Agradezco asimismo al programa trAndeS de la Freie Universität de Berlín y la PUCP, que me permitió dictar clases en su programa de Maestría y pasar un semestre de investigación en Berlín. La primera versión de este trabajo apareció como un Working Paper de trAndeS. También a la profesora Benedicte Bull, de la Universidad de Oslo, quien me dio la oportunidad de presentar los resultados de investigación sobre captura en el caso Odebrecht en Oslo. A John Crabtree de la Universidad de Oxford, coautor de un libro publicado en Londres y Lima, con quien participamos en varios eventos para discutir el problema de captura en la Universidad de Oxford, Oxford Brookes University y en un panel de Latin American Studies Association en Barcelona, va mi reconocimiento. También a otro colega y amigo, Maxwell Cameron, de la Universidad de British Columbia, quien trabaja ahora temas relacionados con la vuelta de la oligarquía y su impacto en la precaria democracia latinoamericana. A la Fundación Friedrich Ebert, oficinas de Berlín, Sāo Paulo, Buenos Aires y Lima, que apoyaron y organizaron varias conferencias en las cuales participé.

      Un merecido reconocimiento a las diversas oficinas de la confederación Oxfam que apoyaron mis estudios, destacando Nick Galasso de Oxfam América en Washington D.C., Hernán Cortés y Susana Ruiz de Oxfam Intermón en España, Rosa María Cañete de la Plataforma Latinoamericana de Oxfam, Isabel Crabtree- Cóndor de Oxfam Novib en Holanda; y, muy particularmente, a la oficina de Oxfam en Perú, donde debo un especial reconocimiento a su director Frank Boeren, al investigador Armando Mendoza y, más especialmente todavía, a Alejandra Alayza, Gerente de Políticas y Campañas , quien impulsó una serie de estudios, publicaciones y eventos sobre captura.

      Varios politólogos peruanos, Nicolás Lynch, Alberto Adrianzén y Rolando Ames,